El silo de maíz es la base de la ración de alimentación del ganado en la mayoría de granjas lecheras gallegas, pero la viabilidad del cultivo y el rendimiento final logrado se ve muchas veces condicionado tanto por la climatología como por la calidad del suelo en el que se siembra.
Zonas como el sur de la provincia de Lugo o la comarca del Deza en Pontevedra ven castigada la cosecha final en años de calor estival y escasez de precipitaciones, sobre todo en fincas secas y suelos arenosos que guardan poco la humedad.
Pero a pesar de estas limitaciones, en Galicia existen experiencias limitadas en cultivos forrajeros de verano alternativos al maíz, como pueden ser el sorgo, el pasto de Sudán o el girasol, empleado en algunos casos para sembrar en los perímetros de las fincas para minimizar los ataques del jabalí, pero en pocas ocasiones como cultivo principal único en la parcela.
Granxa Xustás sembró el año pasado 17 hectáreas y este llegará a las 22. El rendimiento obtenido fue de 40.000 kilos por hectárea
Conocemos la experiencia de Granxa Xustás SL, una explotación lechera del ayuntamiento lucense de Cospeito que lleva 5 años apostando por el cultivo de girasol para ensilar después mezclado con el maíz. Este año labrarán 22 hectáreas, 5 más que en 2023.
“Hacemos un cultivo de girasol de ciclo corto, con siembras entorno al 15 de junio, para que nos venga a maduro acompasado con el maíz, a finales de septiembre y principios de octubre. Empleamos variedades compatibles con un determinado tipo de herbicida que controla tanto hoja estrecha como hoja ancha y la producción el año pasado en nuestras fincas de girasol fue de unos 40.000 kilos por hectárea”, resume Jesús Blanco, que cogió la granja de su suegra cuando el resto de los socios de la explotación, otras dos familias vecinas, se fueron jubilando.
Yo creo que es un cultivo interesante en Galicia, sobre todo en aquellas zonas donde el maíz va un poco al límite, porque en las fincas malas el girasol supera con creces al maíz
Jesús es ingeniero agrícola, una formación que le ha ayudado a ir adaptando las condiciones de este nuevo cultivo, y también pide a las empresas de semillas mayor implicación. “Las casas comerciales tenían que ponerse las pilas para desarrollar variedades que vayan bien en nuestras condiciones y para nuestros usos, que sirvan para utilizar como forraje ensilado para alimentación del ganado”, reclama.
“Yo creo que es un cultivo interesante en Galicia, sobre todo en aquellas zonas donde el maíz va un poco al límite. Esa gente debería probarlo, porque se tienes fincas buenas con el maíz es imposible competir, pero en las fincas malas el girasol supera con creces al maíz”, afirma.
Venta de los excedentes forrajeros
Granxa Xustás cuenta en este momento con 170 vacas en producción, que ordeñan en tres robots. A nivel agrícola, manejan un total de 105 hectáreas, tras haber ido incrementando en los últimos años su base territorial. Además de cubrir las necesidades de la explotación, venden los excedentes forrajeros, sobre todo maíz para ensilar, a otras ganaderías de la zona y con esos ingresos costean parte de los gastos que les supone tener la recría externalizada.
Hacer la recría en la explotación consume muchos recursos, tanto forrajeros como a nivel de mano de obra o instalaciones
“Hacer la recría en la explotación consume muchos recursos de la granja, tanto forrajeros como a nivel de mano de obra o instalaciones”, defiende Jesús. “Nosotros vimos que en nuestro entorno había muchas ganaderías de leche que estaban creciendo en número de animales pero que no lo estaban haciendo en la misma medida en tierras, por lo que se estaban volviendo deficitarias en alimentación y vimos ahí una oportunidad para incrementar nuestros ingresos”, argumenta.
Incremento de la superficie dedicada a cultivo de girasol
“Nosotros en esta zona tenemos buenas fincas para la producción de forraje, sobre todo de maíz. Por eso decidimos ampliar la superficie y vender los excedentes a otras granjas para pagar con eso parte de los costes que supone tener la recría fuera. A medida que íbamos vendiendo maíz, cuanto más forraje producíamos más demanda teníamos de otras granjas para comprarnos maíz, pero no todas las fincas que teníamos eran buenas para producir maíz, así que necesitábamos un cultivo que se pudiese producir en esas fincas y que fuera compatible con el maíz”, relata Jesús.
No todas las fincas que teníamos eran buenas para producir maíz, por eso empezamos a probar con el girasol y vimos que funcionaba bien
“Empezamos a trabajar con el girasol y vimos que nos funcionaba muy bien a nivel agronómico y mucho mejor a nivel de pesebre. Comenzamos probando con 5 o 6 hectáreas y fuimos aumentando y el hecho de ir incorporando más girasol a nuestra ración nos permitía liberar más maíz para vender a otras explotaciones”, explica.
Ahora llevan ya 5 años cultivando girasol y año a año van incrementando la superficie labrada, que en esta campaña será de 22 hectáreas, frente a las 17 del año pasado, y que se sumarán a las 55 que sembrarán con maíz.
Menos exigente que el maíz
“El girasol intentamos introducirlo en las fincas más secas. Es un cultivo menos exigente hídricamente que el maíz y de este modo podemos liberar las fincas que son buenas para producir maíz, tanto para nosotros como para vender”, indica.
El girasol intentamos introducirlo en las fincas más secas para que nos libere otras para producir maíz para vender
Jesús destaca la versatilidad del girasol. “En parcelas en las que el maíz sufre más, porque cuando viene un verano seco llega el mes de agosto y empieza a decaer, el girasol aguanta mucho mejor. También cuando cogemos alguna finca nueva o cuando renovamos alguna de las praderas permanentes, en ese paso intermedio le metemos girasol, porque es un cultivo que se adapta mejor a todo tipo de fincas”, cuenta.
“En ese tipo de parcelas no tan buenas, en comparación con el maíz, tenemos un producto de más calidad, porque echando maíz en esas fincas en años malos obtienes un forraje con mucha paja pero poco aprovechamiento desde el punto de vista nutricional y de este modo tienes más kilos y de más calidad”, asegura.
Donde el maíz no aguanta, aguanta el girasol. En las fincas buenas con el maíz es imposible competir, pero en las malas el girasol supera con creces al maíz
La media de la cosecha de girasol del año pasado, sembrado en fincas con peores condiciones, fue de 40.000 kilos por hectárea, mientras que la media en las fincas de maíz, sembrado en las mejores tierras, subió a 55.000 kilos por hectárea. “Si hubiésemos sembrado maíz también en las fincas malas la media sería otra más baja”, reconoce Jesús.
Ciclos cortos
La campaña de siembra del maíz la inician pronto en aquellas fincas en las que echan nabos o mezclas de leguminosas para abonado en verde. “Ésas empezamos a sembrarlas en el mes de abril, lo antes que podemos, con ciclos 600 y 700. Este año fue el 17 de abril cuando empezamos, pero el año pasado fuimos un poco antes, sobre una semana, y procuramos esas parcelas llevarlas con ciclos largos que nos lleguen hasta mediados de octubre. En las otras fincas, a las que les cogemos un segundo corte de hierba, labramos más tarde, en función de lo que nos deje hacer la climatología. Este año irán a finales de mayo, pero el año pasado las sembramos entorno al 10 de mayo”, explica.
En el caso de las fincas de girasol, dice, “hemos probado distintas épocas de siembra y vimos que el momento que mejor se nos adaptaba es entre el 10 y el 15 de junio, por lo que procuramos sembrar el girasol al final de todo, después de acabar de echar el maíz”, indica.
Apostamos por ciclos cortos para el girasol, porque henos probado distintas épocas de siembra y cuando mejor nos ha funcionado siempre ha sido labrándolo a partir de junio
“El problema del girasol es que hay mucho desconocimiento en relación a su uso forrajero, por lo que las casas comerciales de semillas no son capaces de ofrecerte un ciclo que venga acompasado con el maíz. Sembrados al mismo tiempo lo que nos pasaba era que el girasol nos venía mucho antes que el maíz y no nos permitía ensilarlos juntos por lo que hemos mantenido las variedades y lo que hemos hecho ha sido ir jugando con la fecha de siembra por lo que a base de ir probando ahora sabemos que esas variedades si las labramos el 10 de junio van a llegar a su momento ideal de cosecha entre el 5 y el 15 de octubre, al mismo tiempo que el maíz”, asegura Jesús.
En la actualidad están trabajando con dos variedades de ciclo corto, una de alto oleico y otra de linoleico. “De momento las ensilamos juntas, pero nuestra idea de cara al futuro es ensilarlas igual, mezcladas con el maíz, pero en pilas separadas, una para la variedad con alto oleico y otra para la variedad con linoleico para seguir haciendo pruebas a nivel de ración y ver cuál es la que mejor nos funciona para quedarnos con una y descartar la otra”, avanza.
Menor dosis de semilla que en el maíz
Todas las tierras de cultivo, tanto las parcelas de girasol como las de maíz, llevan rotación con raigrás o cultivos mejorantes para abonado en verde. Una vez levantado el cultivo de invierno, la preparación del terreno no tiene diferencias. “Aramos, pasamos grada rotativa, aplicamos el mismo purín, el mismo estiércol de pollo y la misma dosis de abono químico. La única diferencia es que para el girasol no metemos insecticida microgranulado en la sembradora”, aclara.
La preparación del terreno es el mismo que para el maíz, no hay ninguna diferencia, pero la dosis de siembra es menor
Una parte del trabajo agrario lo hacen ellos, pero lo que es arar y sembrar lo contratan. Siembran a 60 cm entre filas, la misma separación que para el maíz, pero variando la distancia entre plantas. “En el maíz nos vamos a 88.000 plantas para el de ciclo largo y 90.000-95.000 en los de ciclo más corto, pero la dosis de siembra del girasol la bajamos a entre 65.000 y 70.000 plantas por hectárea”, detalla Jesús.
“También hemos probado a sembrar a mayor distancia, con dosis más pequeñas, pero la cabeza del girasol se hacía muy grande y después la cosechadora al recoger empujaba mucho a la planta y no era capaz de abrazarla bien, por lo que perdíamos bastantes cabezas. Al apretarlo un poco tienes más plantas pero más pequeñas y la máquina es capaz de aprovecharlas mejor”, asegura.
Control de las malas hierbas
Una de las claves fundamentales para el cultivo de girasol es el control de las malas hierbas. En este momento hay dos tecnologías disponibles en el mercado, Clearfield y Express Sun, que suman herbicidas específicos a variedades híbridas de girasol resistentes.
“Nosotros hemos probado las dos y nos decantamos por las variedades Clearfield, que son tolerantes al imazamox, el principio activo del herbicida de post-emergencia específico para estas variedades. Con las variedades Express Sun lo que veíamos es que, aunque después recuperaba, en el momento de aplicar el herbicida si las temperaturas eran bajas le afectaba más y se ponía más amarillo”, compara Jesús.
El herbicida se aplica cuando el cultivo tiene entre 4 y 8 pares de hojas
El herbicida se aplica cuando el cultivo tiene entre 4 y 8 pares de hojas en una única dosis a un litro por hectárea y es capaz de controlar tanto las principales malas hierbas que afectan al cultivo (Amaranthus spp, Poligonum aviculare, Xantium spp, Datura stramonium y Ridolphia segetum), así como el jopo, una planta parásita habitual en la zona de Castilla. En cuanto a otro tipo de plagas o enfermedades, en zonas húmedas como es Galicia el girasol puede verse afectado por el mildiu, aunque hay ya variedades que son resistentes.
“Lo que nosotros hacemos también, cuando el cultivo tiene medio metro de altura y un área foliar ya bastante desarrollada, es aplicar un abono foliar, igual que hacemos también en el maíz, y después ya lo dejamos así hasta la cosecha, sin hacerle nada más”, explica Jesús.
Ensilado junto con el maíz, mezclado por capas
A la hora de recogerlo, el punto idóneo para el ensilado es cuando la planta está aún verde y el envés de la cabeza del girasol comienza a madurar. “A nosotros cuando mejor nos funciona es cuando la parte de atrás se empieza a poner de color amarillo pálido y lo que buscamos es que ese estado nos coincida con el momento óptimo de ensilar el maíz”, indica. “Trabajamos también con el maíz sin llevarlo a muy maduro porque vimos que maíces con unos almidones muy altos o con materias secas muy altas teníamos problemas de digestibilidad, que bajaba mucho”, cuenta.
Ensilan con dos cosechadoras al mismo tiempo y dos equipos de remolques para poder ir mezclando en el silo maíz y girasol
Aunque hacen el cultivo de girasol y de maíz de manera independiente (las mejores fincas llevan maíz y las más secas y menos productivas girasol), después lo ensilan junto. “Lo que teníamos claro desde el principio es que teníamos que mezclar el girasol con el maíz en el silo, porque solo es ingobernable, muy difícil de extender y de pisar”, cuenta.
La empresa de servicios que les ensila trabaja con dos picadoras al mismo tiempo, una en las fincas de maíz y la otra en las de girasol, y con dos equipos de remolques para poder ir mezclando en el silo el maíz y el girasol. “Tenemos varias trincheras abiertas al mismo tiempo y nos van llegando alternativamente viajes de maíz y viajes de girasol”, indica Jesús.
Tanto la picadora, como el cabezal empleado para el girasol es el mismo que para el maíz
A la hora de extender y pisar, “es importante hacer capas muy finas para que compacte bien y no acumular más de dos remolques de girasol en el silo, porque el aceite que suelta hace que patine el tractor y no das hecho para extender y pisar bien. Por eso también a medida que vas subiendo en altura hay que cerrar el silo solo con maíz en la capa superficial, en el último metro de altura del silo”, recomienda.
Siguiendo estas pautas de ensilado, dice, con el silo de girasol mezclado con maíz se consiguen resultados en la ración superiores al silo solo de maíz. “A nivel nutricional nos permite diluir almidón. El girasol mejora mucho la digestibilidad de silos de maíz seco o afectado por problemas foliares”, asegura Jesús. El desensilado debe ser homogéneo para que la mezcla de girasol y maíz en el carro también lo sea.
Una ración más apetecible que hace aumentar la ingesta y mejora la fertilidad del ganado
La ración de las vacas en producción de Granxa Xustás lleva en este momento 41 kilos de silo de mezcla de maíz y girasol, 6 kilos de silo de hierba y 9 kilos de concentrado en el carro, más los 6,5 kilos de media por vaca de punteo del robot.
En base a su experiencia de estos 5 años, dicen, el silo de maíz y girasol tiene ventajas con respecto al silo solo de maíz. “Nosotros lo que notamos por un lado es que se incrementan las ingestas en más de un kilo de materia seca por vaca, porque la ración se hace más apetecible para ellas. Ahora mismo están comiendo cerca de 30 kilos de materia seca”, explica Jesús.
En la mezcla de maíz y girasol ensilado están obteniendo unos porcentajes del 33-34% de almidón y un 10-10,5% de proteína. “Eso se debe al efecto del girasol, que sube la proteína, porque antes estaba en un 7-7,5%”, detalla.
Gracias al girasol hemos logrado subir la proteína del silo del 7% al 10%
En cuanto a las calidad de la leche, “se incrementa un poco la proteína pero la grasa baja”, reconoce Jesús. En este momento producen unos 8.000 litros diarios de leche, con una media de 47,7 kilos por vaca y día y unos porcentajes de sólidos del 3,80% en la grasa y del 3,35% en la proteína.
“Las tasas de preñez de la granja han aumentado bastante”
Otro de los efectos positivos de la presencia del girasol en la ración es la mejora de los datos reproductivos. “Es algo esperado por los efectos de los ácidos grasos. A mí se me encendió la bombilla cuando era la moda del aceite de linaza usado para producir la leche Únicla de Feiraco. Si hablas con veterinarios de reproducción te dicen que nunca vieron a las vacas funcionar tan bien a nivel reproductivo como en ese momento”, asegura.
“Eso se debe al Omega3 y esta es una forma de meterle insaturados a la ración sin tener que comprarlos, produciéndolos tú de manera barata. Es cierto que la linaza es linolénico y el del girasol es linoleico, pero se puede parecer a los efectos de mejora reproductiva”, argumenta.
El girasol alto oleico es un Omega9 y el linoleico un Omega6; es una manera de meterle insaturados a la ración sin tener que comprarlos
“Las tasas de preñez de nuestra granja han aumentado bastante; hoy estamos en un 26%. Usamos una media de 2,8 dosis, pero hay que tener en cuenta que solo son vacas adultas, porque nosotros las novillas las tenemos en centros de recría”, matiza.
“La tasa de reproducción y la fertilidad aumentan y hay muchas menos reabsorciones porque los insaturados lo que hacen es generar más progesterona, por lo que se aumenta la viabilidad de los embriones”, explica Jesús.