La expansión a Galicia del frente del nematodo del pino se mantiene en pausa

La zona tampón de Portugal, que incluye una franja de 20 Km. en la frontera con Galicia, continúa sin casos positivos, según los últimos datos publicados por una auditoría europea de seguimiento de la plaga. Galicia, por su parte, va camino de cumplir 4 años sin infecciones detectadas

La expansión a Galicia del frente del nematodo del pino se mantiene en pausa

Trampa para la captura del insecto vector, que transporta la plaga del nematodo. / Archivo.

Una de las mayores amenazas que enfrentan los pinares gallegos de cara al futuro es la plaga del nematodo del pino, que en poco más de dos décadas colonizó todo el Arco atlántico portugués, desde el Algarve, en el sur, hasta Viana do Castelo, en el norte. Entre tanto, en Galicia sólo se han registrado hasta ahora en el sur de Pontevedra lo que los expertos llaman ‘casos satélite’, es decir, saltos de la plaga de Portugal a Galicia por causas desconocidas, al margen de su velocidad de expansión natural. El problema es que la llegada a Galicia del frente de plaga se espera desde hace años como algo inminente.

Último mapa de zonas con presencia del nematodo del pino en Portugal (Abril de 2020).

Último mapa de zonas con presencia del nematodo del pino en Portugal (Abril de 2020).

Desde 2020, los casos notificados por Portugal se sitúan a apenas 20 km. de la frontera gallega en la zona del valle del río Limia (Ponte da Barca), en la zona este del Geres (Montalegre) y en la zona fronteriza con Verín (Chaves). La previsión apuntaba a que la plaga continuaría su ascenso hacia el norte, pero por el momento no se hicieron públicos nuevos casos en la zona tampón, que incluye la frontera de Portugal con Galicia.

Una auditoría europea sobre el control del nematodo del pino en Portugal, publicada a finales de este verano, señala que las autoridades portuguesas detectaron cero positivos en zonas tampón en el periodo 2019 – 31 de marzo del 2021. Durante el mismo periodo, se analizaron además los insectos vectores de la plaga (‘Monochamus galloprovincialis’) que se capturaron en trampas colocadas en las zonas tampón, también con cero positivos de detección del nematodo.

La Comisión Europea, que le había pedido a Portugal garantías adicionales sobre la ausencia de la plaga en la zona tampón, valora en positivo esos datos. Las cifras apuntan a una contención de la expansión de la plaga, que sin embargo hay que precisar que continúa muy activa en las zonas que ya figuraban como infectadas en Portugal, con más de 2.500 positivos en los análisis hechos en el periodo 2019 – 31 de marzo del 2021.

Control de árboles muertos y quemados en monte

La preocupación de la Comisión Europea se centra en Portugal en el debido control de los pinos muertos, en declive o afectados por incendios forestales. Esos pinos son la diana del insecto vector de la plaga, el ‘Monochamus galloprovincialis’, para sus puestas de huevos, por lo que Europa insiste en que esos árboles estén fuera del monte con prontitud durante el periodo de vuelo de los coleópteros vectores (1 de abril – 31 de octubre).

La cuestión es que la superficie del área a controlar es de tal dimensión que la tarea de control se convierte en titánica. A eso hay que sumar la situación de pinares afectados por los incendios, que en ocasiones tardan años en ser abatidos.

La misma situación se registra en la frontera gallega con Portugal, donde durante años pueden verse pinares quemados que continúan en pie en el monte, sin ser retirados, cerca de la frontera en zonas conflictivas, como el valle del Limia, que registra casos positivos al otro lado de la raya.

Pinar quemado en el Xurés, a escasos metros de la frontera con Portugal. / Archivo.

Pinar quemado en el Xurés, a escasos metros de la frontera con Portugal. / Archivo.

Intercepción de madera con la plaga

Otra de las preocupaciones de Europa apunta al correcto tratamiento térmico de la madera retirada en monte en zonas demarcadas por la plaga, a fin de evitar la propagación del nematodo en madera transformada. Desde el 1 de enero del 2019 a 31 de agosto del 2021, Europa interceptó 12 lotes de madera procedentes de Portugal con presencia de la plaga. En Galicia, conviene recordar que también hubo una intercepción de madera gallega infectada en agosto del 2019.

Así las cosas, en Galicia a inicios del 2023 se cumplirían cuatro años sin casos positivos de la plaga en monte. Un estudio calculaba que el frente de la plaga entraría de Portugal a Galicia en el 2022. Hace año y medio no había constancia de la presencia de la plaga en la zona tampón de Portugal con Galicia, lo que podría significar un retraso de ese avance. Pero también hay que tener en cuenta que desde marzo del 2021 pudieron detectarse positivos que aún no se hayan hecho públicos, pues Portugal no actualizó datos en este periodo.

El reto de la mejora genética

Las perspectivas del sector forestal apuntan a que al menos el sur de Galicia tendrá que acostumbrarse a convivir con casos de la plaga. Desde el Centro de Investigación Forestal de Lourizán ya obtuvieron pinos del país que presentan mayor resistencia al nematodo. Ahora se está iniciando su comercialización en los viveros, un proceso que se espera que se acelere en los próximos años. Paralelamente, Lourizán trabaja para obtener pinos con mayores resistencias, a fin de reducir el impacto que el nematodo pueda alcanzar en monte.

Otra opción que tienen sobre la mesa propietarios forestales y comunidades de montes es la de hacer reforestaciones con coníferas que sean resistentes a la plaga, como la sequoia, el ‘Pinus taeda’ o la criptomeria japónica. La cuestión es hasta qué punto estas especies se pueden adaptar con éxito a Galicia, sobre todo a zonas climáticas más mediterráneas, como Ourense, que presentan mayor escasez de precipitaciones.

La experiencia singular de coníferas exóticas resistentes al nematodo en el Parque Nacional Peneda Geres

Bosquete de cipreses de Lawson en la Serra do Geres. / Archivo.

Bosquete de cipreses de Lawson en la Serra do Geres. / Archivo.

Una posible vía de trabajo podrían ser las coníferas exóticas plantadas a mediados del siglo XX por el servicio forestal de Portugal en el hoy en día Parque Nacional Peneda – Geres. Son especies que demostraron una buena adaptación a un clima de media montaña o montaña similar al de muchas zonas de Ourense.

Es el caso, por ejemplo, de los cipreses de Lawson (‘Chamaecyparis lawsoniana’), que conforman bosquetes en algunas zonas de la sierra del Geres y que tienen una baja susceptibilidad al nematodo del pino, según subrayaba ya hace una década un informe de la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria).

Lo mismo sucede con el cedro de Portugal (‘Cupressus lusitanica’), una conífera centroamericana que prospera en algunas zonas del Parque Nacional Peneda Geres y que, según investigaciones lusas, se demostró resistente al nematodo del pino. ¿Podría ser una opción probar reforestaciones con estas dos coníferas en el sur de Ourense?.

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