El pasado mes saltaba a la opinión pública el caso de un ganadero de vacuno de leche de Portomarín (Lugo) al que Unión Fenosa Distribución le exige 54.000 euros para incrementar la potencia eléctrica de su granja ya que el incremento implicaba cambios en el transformador y en la línea eléctrica.
Esta situación es común en muchas zonas del medio rural y frena la realización de inversiones en mejoras tecnológicas en las granjas.
Desde el Gabinete de Comunicación de Unión Fenosa Distribución se defienden asegurando que en ese caso concreto de Portomarín “la mejora de la potencia eléctrica de su granja supone, en realidad, triplicar la potencia que tiene, (…) por lo que para garantizarle la potencia de demanda que requiere sin que repercuta en la calidad del suministro de los clientes de la zona y en la suya propia, hace falta hacer un refuerzo de una nueva línea hacia la granja”. “Y la propuesta económica que le presentamos cumple la legislación vigente”, añaden.
¿Que dice la normativa sobre quien paga el aumento de la potencia eléctrica en una granja?
¿Y que dice precisamente la legislación en España para estos casos? ¿Quién tiene que pagar el refuerzo de la línea y del transformador: el ganadero o la distribuidora eléctrica?
Lo cierto es que el Real Decreto 1048/2013 establece que cuando un consumidor tiene necesidad de incrementar la potencia contratada, la compañía distribuidora tiene el deber de suministro. Para ver quien tiene que sufragar los costes de esta acometida lo primero que hay que determinar es si la solicitud es por crecimiento vegetativo de la demanda -”extensión natural de la red”-, o bien si la solicitud del consumidor es una “nueva extensión de red”.
En el primer caso, el coste de la acometida será abonado por la distribuidora y en el segundo caso el coste de la extensión de red tendrá que abonarlo el solicitante, el ganadero en este caso. Y más concretamente, si la acometida es «nueva extensión de red» el solicitante deberá abonar los derechos de extensión, con un baremo regulado, para los casos de potencia solicitada menor de 100 kW en baja tensión y menor de 250 kW en alta tensión.
Para el resto de los casos, potencias solicitadas mayores a las anteriores, el solicitante deberá abonar el coste total de la infraestructura que sea necesario acometer y por lo tanto no deberá abonar los derechos de extensión.
Sin embargo, para Javier Iglesias, responsable de Ganadería de Unións Agrarias, “esta situación es injusta, pues el ganadero está pagando él sólo de su bolsillo un incremento de potencia y una mejora de la red que repercute positivamente en el conjunto de la zona”. Igualmente, considera “inmoral” que el ganadero tenga que pagar total o parcialmente el coste de una nueva línea eléctrica a su granja, “porque las compañías eléctricas prestan un servicio de carácter público y al que deberían acceder todos los ciudadanos, máxime para crear riqueza en el medio rural”.
Recomendaciones para reducir la factura eléctrica en una granja
La electricidad es un importante capítulo de gasto en una granja de vacuno de leche. “Por ejemplo, una ganadería media con 100 vacas en ordeño viene teniendo una factura eléctrica mensual de unos 700 euros”, explica Miguel A. Rois, de la empresa lucense Arza Ingeniería.
En este sentido, ¿que puede hacer el ganadero para reducir su factura eléctrica? He aquí algunas recomendaciones:
-No contratar “sobre-potencias”: “Se debe ajustar la potencia que se pretende contratar a las necesidades reales de la futura demanda, no contratar sobre-potencias y aplicar sistemas de eficiencia energética y ahorro energético en las instalaciones para reducir la necesidad de potencia contratada”, aseguran desde la Consellería de Industria de la Xunta de Galicia.
-Otras medidas: “Se pueden instalar reguladores de frecuencia, cambiar los alumbrados a led, revisar el contrato eléctrico de potencia contratada o instalar energías renovables como intercambiadores de calor o placas solares”, destacan desde Arza Ingeniería.
-Energías renovables: A través del Inega, las empresas del sector agrícola primario pueden acceder a apoyos para proyectos de energías renovables y de ahorro y eficiencia energética. El plazo de presentación de solicitudes del programa, que cuenta con un presupuesto de 1,72 millones de euros en este 2019, está abierto hasta el 31 de mayo.
Sin embargo, Javier Iglesias, de Unións Agrarias considera esta partida “claramente insuficiente para la demanda que está habiendo, sobre todo cuando la propia Xunta está financiando a las compañías eléctricas con partidas muy importantes para mejoras de la red eléctrica”.
“Con energía fotovoltaica una granja puede cubrir el 40% de su demanda eléctrica”
¿Y cuanto puede ahorrar una ganadería en su factura eléctrica instalando energías renovables? Laura Aldariz, de la empresa Tecgal Energías calcula que “en el caso de una granja de vacuno de leche puede cubrir hasta el 40% del consumo eléctrico de su factura con energía fotovoltaica”.
“La inversión puede oscilar entre los 20.000 y los 30.000 euros y el plazo de amortización es de entre 3 y 4 años, siempre y cuando se reciban las ayudas del INEGA, que cubren sobre del 50% de la inversión. Sin ayudas iría al doble de años de amortización, pero también hay que pensar que pasado ese período tendría electricidad gratis durante muchos años”, añade Laura Aldariz.
La aprobación el pasado viernes del balance neto para las energías renovables -en la factura pagarán por la diferencia entre la electricidad que vierten a la red y la que consumen- acortará más los plazos de amortización.
“Incluso en una ganadería sería posible tener una instalación aislada, independiente de la red y generando toda la energía eléctrica que precisa la granja, pero sería necesario combinar las placas fotovoltaicas, una fuente de energía eólica, baterías para almacenar la electricidad y un grupo electrógeno por seguridad. Es cierto que la inversión de una instalación aislada es mayor pero una vez amortizado tendrá gratis toda la electricidad que consume”, concluye la representante de Tecgal Energías.