Este martes se cumplía medio año de la entrada en vigor del Real Decreto Ley 8/2019, de 8 de marzo, de medidas urgentes de protección social y de lucha contra la precariedad laboral en la jornada de trabajo, que entró en vigor el pasado 12 de marzo. El cambio normativo supuso una modificación en el Estatuto de los Trabajadores, instaurando el deber de registrar la jornada laboral de todos los trabajadores en la totalidad de las empresas independientemente de la modalidad de contrato.
En el caso de las explotaciones lecheras, este deber legal de hacer fichar a los empleados trastocó en muchos casos los horarios establecidos para los trabajadores, ajustados normalmente hasta ese momento a las horas de realización de las tareas de ordeño y con la jornada partida, por lo tanto, como sistema más habitual.
En caso de incumplimiento del registro de la jornada laboral las sanciones van desde los 626 euros a los 6.250
A las dificultades para encontrar personal, recurrentes en la mayoría de las granjas, se añade ahora el hecho de tener que cuadrar los horarios y tener en cuenta cuestiones como los periodos de descanso, que se hacen difíciles de cumplir en momentos como las campañas de ensilado o siembra o incluso por problemas sobrevenidos dentro de la propia jornada laboral común (las vacas no son máquinas que se puedan apagar a una determinada hora e incluso a alguna puede que hasta le dé por ponerse a parir justo cuando teóricamente finalizaría la jornada laboral). En muchos casos, pues, el cumplimiento estricto del Real Decreto de control horario hizo aumentar las necesidades de personal en las explotaciones.
Es el caso de la SAT Os Penedos, ubicada en una de las parroquias más lecheras de Galicia, la de Álvare, en el ayuntamiento de A Pastoriza. Esta explotación familiar, formada por 5 socios trabajadores, contaba hasta ahora con un empleado, que reforzaron con otro a mayores para poder cumplir con las exigencias de la nueva normativa.
«Tuvimos que hacerlo para ajustarnos a la jornada laboral, porque no solo cuentan las horas efectivas de trabajo que se realicen en el día, sino que también hay que tener en cuenta los periodos mínimos que deben pasar entre una jornada y la siguiente», explica Manolo Eiros, uno de los miembros de la SAT. «Tienes que cumplir con los descansos, los empleados tienen que tener un mínimo de 12 horas de descanso entre la hora de salida y la de comienzo y eso a veces es difícil en este sector», añade su cuñado Manuel Penedo, también socio de la explotación. «Esto es igual que los camioneros, vamos a tener que ponerles tacógrafo a los trabajadores en las granjas», bromea.
Jornada continua
SAT Os Penedos quiere hacer las cosas bien y cumplir con las nuevas exigencias legales. «Si te dicen que hay que ir por aquí hay que procurar ir lo más recto posible», defiende Manolo. Con la incorporación del segundo empleado quieren hacer turnos de trabajo, de manera que uno de ellos trabaje por la mañana y el otro por la tarde y organizarlos en función de los horarios de ordeño, que hacen a las 7 de la mañana y a las 6 y cuarto de la tarde.
Aunque la obligación de fichar no afecta a los socios de la SAT, que quedan excluidos expresamente del deber de control horario en el propio Real Decreto, esas mejoras en las condiciones laborales las quieren tanto para el personal contratado como para ellos mismos. «Queremos seguir creciendo hasta que nos permita vivir con unas jornadas laborales como las que hay en otros sectores. Es la única manera de que la gente se anime a seguir. En nuestro caso, aquí en esta explotación hay relevo, pero si las condiciones son peores que las de los otros sectores tarde o temprano estás condenado a cerrar porque la gente se cansa», razona.
«Los empleados, para que te duren, tienes que cuidarlos», dice Manolo.
Los turnos de trabajo y descanso que tienen les sirven para librar como mínimo un día a la semana. «Descansamos un matrimonio el sábado y el otro el domingo, vamos rotando y cuando te toca librar el sábado libras también el viernes por la tarde», explican. «Los trabajadores libran como nosotros, el mismo número de días, porque lo que no quieras para ti no se lo pongas al empleado. Los obreros para que te duren tienes que cuidarlos», asegura Manolo.
Mejora de las instalaciones
Una manera de reducir las jornadas de trabajo en las explotaciones es haciendo mejoras en las instalaciones que sirvan para acortar los tiempos de realización de determinadas tareas. La sala de ordeño representa, pues, en este sentido, uno de los principales aspectos a tener en cuenta.
Su substitución está ya en el punto de mira de esta explotación. «Tenemos una sala de 16 puntos trasera y nos lleva mucho tiempo ordeñar. Son tres horas por la noche y tres horas y veinte por la mañana sin contar el tiempo de lavar la sala», explican. Ordeñan siempre entre dos personas por lo que este es uno de los puntos en los que quieren mejorar para ahorrar tiempo.
«La sala tenemos que jubilarla. Con lo que gastamos en maquinaria aunque gastemos algo en la sala no pasa nada, es algo que usas todos los días y nos roba mucho tiempo», admite Manolo.
Optimizar los trabajos diarios
Al igual que el ordeño, hay otra serie de tareas de realización diaria en las que la incidencia de la reducción de tiempos se multiplica por 365 días del año. El arreglo de las camas de las vacas es una de esas tareas. «Los cubículos los hacemos a mano pero vamos a comprar una minicargadora, que nos vale para la arena y también nos valdría si cambiamos para compost», detalla.
En este momento las vacas de producción las tienen en arena. «Para las vacas es lo mejor, pero es un sistema a extinguir, tenemos que cambiarlo cuando podamos», razona Manolo. Gastan una bañera de arena a la semana, es decir, unas 27 toneladas semanales.
Solo los animales que están produciendo tienen cama de arena y el lote de recría de 8 a 13 meses aprovecha la arena que retiran de la fosa de purín. El resto se reparten entre paja y compost. «Las vacas secas están en cubículos de paja para no echar tanta arena para la fosa», cuenta Manolo.
Emplean cama fría de compost para algunos de los lotes de recría y paja para las secas
En el caso de la recría, las condiciones del suelo son distintas para cada uno de los cinco lotes en los que la tienen dividida en función de los espacios de los que disponen para ellas. Así, las terneras pequeñas están hasta el destete, mientras están en la amamantadora, en paja, que cambian cada 3 días. Entre los 3 y los 8 meses pasan a cama fría de compost, con buenos resultados. «Solo tuvimos una cojera desde hace un año y eso sin sulfatar ni baño de pies ni nada. El compost funciona bien, pero tenemos excesiva carga de animales para el espacio que tenemos y no seca tan bien, sobre todo en invierno», reconocen. Después pasan a arena reciclada y más tarde, entre los 13 y los 15 meses están en colchoneta. «Es un sistema que no me gusta nada y no recomiendo a nadie», dice Manolo. De los 15 meses al parto pasan nuevamente a cama fría de compost, que fresan todos los días.
Ajustar el tamaño de la explotación al personal disponible
SAT Os Penedos cuenta en este momento con unos 500 animales, de los que 216 son vacas en producción. «Tenemos mucha recría, casi tenemos tantas novillas como vacas en ordeño porque inseminamos mucho con sexado en las primerizas», explican. La primera y la segunda dosis en las novillas es semen sexado siempre en todas ellas. Inseminan ellos mismos y cuentan también con indentificación y detector de celos en las vacas en producción.
Su intención es seguir incrementando el número de cabezas hasta que el tamaño de la explotación se ajuste a la mano de obra de la que disponen tras el refuerzo del segundo empleado contratado este verano y de la incorporación de Rubén en el 2018.
Rubén es hijo de Begoña Cruz y de Manuel Penedo, uno de los dos matrimonios de esta SAT, que se completa con el formado por Marina Penedo y Manolo Eiros. Entre los cinco continúan con la tradición de la ganadería familiar, en la que Rubén representa ya la cuarta generación. «Había vacas en casa ya desde nuestros abuelos», cuenta Manolo. Marcos (el otro hijo de Manuel y Begoña) y Manuel (hijo de Manolo y Marina) están aún estudiando y no han decidido si van a quedar también en la explotación. La formación de los jóvenes para su incorporación a las explotaciones es una de las necesidades en las que incide Manolo. «Echamos de menos que la Admininstración se preocupe más de formar a los chavales, me parece una cosa fundamental», dice.
Para poder aumentar su producción gastaron 150.000 euros en cuota, que fueron comprando hasta multiplicarla casi por diez
El crecimiento fue una constante en esta granja desde que constituyeron la SAT hace ya 20 años. «Antes ordeñábamos 40 vacas. En el 98 hicimos la sociedad y el primer establo para 92 vacas. Luego fuimos comprando cuota de otras explotaciones para poder seguir creciendo. Nosotros teníamos 221.000 litros en el 98 cuando empezamos y acabamos cuando desaparecieron las cuotas con 2.100.000 litros después de meter más de 150.000 euros en cuota», recuerda Manolo.
Una ampliación cada tres años desde el 2005
En el 2005 se unió a la SAT Manuel, que también tenía vacas en su casa y continuaron creciendo, con 4 ampliaciones desde entonces, cada tres años una. La última coincidió con la incorporación de Rubén en el 2018, con la construcción de una nave para la recría y una fosa de purín cubierta de 2 millones de litros. Ya tenían otras dos fosas de un millón de litros cada una.
Esa era una de las limitaciones que tenían para seguir aumentando el número de animales. Precisan también ampliar las instalaciones, que les volvieron a quedar pequeñas. «Estamos ya saturados, porque creces día a día y cuando te das cuenta estás otra vez a tope, no trabajas cómodo y los resultados son peores», dicen. «Pero para seguir creciendo ya tenemos que hacer estudio de impacto ambiental», explica Manolo.
Negocian la venta de la leche en conjunto con la vecina SAT Os Foros
Venden hoy un promedio de entre 240.000 y 250.000 litros al mes, que entregan la Lactalis. «Éramos ya clientes de Lauki y seguimos en Lactalis cuando el grupo Besnier compró Lauki», explica Manolo. Negocian la entrega de la leche en conjunto con la vecina SAT Os Foros.
Limitados por la escasez de superficie
Otro de los condicionantes con los que se encuentran para seguir ampliando es la escasez de superficie disponible en esta zona. «Estamos limitados por la propiedad, en esta zona se paga mucho la tierra», explican. Llegan a pagar hasta 500 euros por hectárea de alquiler al año por la competencia que hay entre las distintas explotaciones existentes en esta parroquia.
En Álvare llegan a pagarse 500 euros al año de alquiler por hectárea
SAT Os Penedos dispone en este monento de 80 hectáreas de superficie, 70 de ellas en rotación anual de maíz y raigrás. «Hasta ahora nos llegó la superficie que tenemos, solo compramos el concentrado y la paja para las secas y la recría», indica Manolo.
Hacen ellos mismos todos los trabajos agrícolas, excepto el picado, para lo cual no disponen de la maquinaria necesaria. Ensilan en la explotación y disponen de carro mezclador propio para hacer las distintas raciones de alimentación. Elaboran cuatro distintas, una para las vacas de leche, otra para las secas y dos diferentes para la recría. «Hasta los 3 meses están en la amamantadora, a los 90 días se destetan y comen hasta los 6 meses la ración de producción. Luego les hacemos raciones específicas para ellas, una para cuando tienen entre 6 y 15 meses y otra distinta de los 15 meses hasta el parto», explica Manolo. En conjunto hacen 5 carros al día porque «a las vacas en producción les hacemos dos veces al día», cuenta.
Separadores flexibles importados de Alemania buscando máxima comodidad para los animales
Una de las novedades que introdujeron en esta granja y que hoy ya se puede ver también en otras explotaciones, como en A Lagoa Serabel SC de Xermade, son los separadores de cubículos flexibles. Evitan muchos golpes y accidentes del ganado, sobre todo en aquellos animales de mayor edad. «Es como si te compras un coche con airbag o sin él, hay diferencia», asegura Manolo.
En vez de los hierros tradicionales para separar unas camas de las otras, en este caso se emplean unos tubos de plástico semirrígidos que doblan en caso de que una vaca se apoye o choque contra ellos a la hora de levantarse, por ejemplo. Eso evita los frecuentes percances por impacto y también que las vacas puedan quedar atrapadas debajo de ellos.
«Nos quedaron dos vacas descalcificadas no hace mucho. Las levantamos con la pinza y no se dañaron nada. Si en vez de estar en esta parte de la nave, en la que ampliamos con este tipo de cubículos, hubiésen estado en la parte antigua, donde aún tenemos los hierros para separar, igual ya no las hubiésemos podido ni sacar», relata Manolo. «Si volvemos a ampliar, desde luego, volveríamos a poner este sistema», asegura. «Son algo más caros, pero merece la pena, porque las vacas no se golpean nada», justifica.
En esta SAT de A Pastoriza copiaron este sistema de granjas europeas donde comenzaron la ulitizalo. «Los vimos hace dos años en un viaje a Dinamarca y Alemania. Los compramos allí directamente y nos costó mucho que el fabricante aceptara, no nos los querían vender porque aquí no tenían distribuidor», cuenta Manolo. Pero su interés por introducir esta novedad en la última ampliación que hicieron sirvió para abrir mercado en Galicia a este modelo, que tiene también otra ventaja: el hecho de que tampoco tengan apoyo vertical facilita los trabajos a la hora de hacer las camas.
Revisión de podología una vez al año
En la búsqueda de confort para el ganado, la salud de las patas es un aspecto importante. «Hacemos una revisión a todos los animales una vez al año», explican. Este año esperaron a que pasase el verano para hacerla para que no coincidiese en días de mucho calor «porque quieras que no las vacas se estresan bastante en estas revisiones», asegura Manolo.
SAT Os Penedos es una explotación muy saneada en materia de podología, no suelen tener problemas excepto por algún golpe o accidente puntual. De los trabajos en este campo se encarga la empresa Sepogán, de Ribadeo, que cuenta con 5 potros en circulación para atender las distintas urgencias que se presentan en las explotaciones que tienen contratados sus servicios.
«Son muy rápidos, los llamas y aquí están, trabajan muy bien», dice Manolo, que explica que «cuándo se trata de hacer las revisiones a toda la cabaña vienen con 3 potros y en la mañana revisan 200 vacas».