Yoel Pena es un joven de 20 años que tiene 70 vacas y 30 caballos en el monte comunal de Santo Tomé, en el ayuntamiento de O Valadouro. Ha perdido un potro el pasado domingo y pone voz a un problema recurrente en los últimos años para todos los ganaderos y todas las comunidades de montes de O Xistral: el importante incremento de los ataques del lobo al ganado.
«No conseguimos recriar potras para madres porque nos las mata al lobo y las yeguas viejas van muriendo, por eso cada vez somos menos los que tenemos caballos en el monte», afirma Yoel. Pertenece a la CMVMC de Xestaca y Grandavella, una de las cinco que hay en el ayuntamiento de O Valadouro (además de la de Santo Tomé y Recaré están las de O Cadramón, Frexulfe, Alaxe y Vilacampa). Entre todas manejan una superficie de unas 5.000 hectáreas de monte comunal y todas tienen el mismo problema para mantener a salvo sus rebaños.
Las comunidades de Frexulfe, Vilacampa y Santa Cruz, colindantes con Santo Tomé también tienen vacas y potros en el monte y también han sufrido bajas en los últimos meses. «En Frexulfe y en O Cadramón ya van varias terneras. Las vacas defienden más a las crías, se agrupan mucho y para que les cojan una ternera ya tienen que ser varios lobos. Las yeguas, en cambio, se espantan, se marchan y dejan al potro solo», explica Yoel.
La de Xestaca y Grandavella es una de las 5 comunidades de montes que hay en el ayuntamiento de O Valadouro
Estos ataques, que antes eran más frecuentes en las zonas altas de O Pereiro y O Cadramón, se dan cada vez más también en las zonas más próximas a las casas. Es un problema recurrente motivado por diversos factores, entre ellos el incremento de la población de lobo en Galicia en los últimos años y el descenso de la población de ganado, sobre todo caballos, en los montes. La sierra del Xistral, que comparten ayuntamientos como el de O Valadouro, Muras o Abadín, es una de las zonas de Galicia con mayor presencia del lobo y los daños a los ganaderos son constantes. La preocupación es importante y ha sido capaz de poner de acuerdo en más de una ocasión a sus regidores, de colores políticos diferentes, para demandar de la Administración medidas efectivas para el control de la población de lobo y la minimización de los daños que provoca, lo mismo que reclaman ganaderos como Yoel.
Geolocalización mediante GPS
La comunidad de Santo Tomé maneja unas 200 hectáreas de monte, de las que 40 están la pradera y el resto son pasto arbustivo. En la actualidad solo cuatro vecinos tienen caballos en el monte y alguno más vacas de carne. En total suman unas 80 yeguas y 170 cabezas de ganado vacuno. Como en otras muchas comunidades de montes de Galicia, el lobo está causando en los últimos años importantes estragos en esta cabaña ganadera. Hasta el punto de que no logran reponer las bajas naturales con los nacimientos que se producen a lo largo del año. «El 80% de las yeguas empreñan y paren cada año, eso en nuestro caso serían unas 50 o 60 crías, pero con suerte solo logramos que sobrevivan 3 o 4 potras cada año y con eso no logramos reponer, hubo un año que incluso tuvimos que comprar recría porque solo había quedado una», describe Yoel.
El lobo antes mataba en las zonas altas, en las cumbres, pero en las zonas bajas las yeguas lograban sacar las crias adelante, ahora ya no
Muchas de las bajas no las pueden ni denunciar porque los ataques del lobo se producen en zonas inaccesibles, así que simplemente las crias desaparecen y se enteran cuando faltan en los recuentos. Y eso que en la CMVMC de Xestaca y Grandavella cuentan desde hace 3 o 4 años con dispositivos GPS para geolocalizar el ganado. «Tenemos los caballos divididos en 8 manadas y en cada una de ellas tenemos una yegua con un collar GPS que se actualiza cada hora y que te da la ubicación», cuenta.
Fue de este modo como el domingo pasado encontró malherido de muerte un potro de 5 meses. En otras ocasiones no tienen tanta suerte. «Muchos no se ven porque el monte es muy grande, falta el potro pero no consigues encontrado. Si el ataque se produce un día de niebla o en un lugar inaccesible y no encuentras el animal no puedes ni denunciar el caso», se queja. En esta ocasión los técnicos de la Xunta que acudieron al lugar certificaron que el ataque se debió al lobo y Yoel pudo tramitar la correspondiente solicitud dentro de las ayudas previstas para paliar los daños de la fauna salvaje.
«La indemnización no resuelve el problema»
En este caso Yoel probablemente recibirá una indemnización (no sabe cuándo, porque en la convocatoria del 2019, por ejemplo, se agotó el crédito, y muchas solicitudes fueron denegadas por culpa de eso, aunque la Consellería de Medio Ambiente estuvo en los días previos a las elecciones comunicando a los afectados que se habilitarán fondos extra), pero la cantidad que pueda recibir no cubrirá ni con mucho el valor del animal, tasado en unos 500 euros.
Además, advierte Yoel, «las indemnizaciones no resuelven el problema, porque lo que se necesitan son potros para mantener la cabaña, de poco sirve que te los paguen cuando te los mata al lobo, yo lo que quiero es verlos crecer». «Yo no tengo nada en contra de los lobos, tienen también una función natural para regular otras especies, pero hay que controlar la población, sino aumenta el lobo y se acaban las yeguas», añade.
Yo sé que tiene que haber lobo, pero tiene que haber medidas de control de la población porque estan acabando poco a poco con la ganadería
El incremento en la población de lobo en O Xistral, igual que en otras zonas de Galicia, es algo que constatan las comunidades de montes del lugar. «Hace dos años un día de nieve de invierno vimos 7 juntos. Lobo hubo siempre, pero antes mataba en las zonas altas, en las cumbres, y en las zonas bajas se lograba el ganado. Ahora también ataca en zonas bajas y poco a poco está acabando con la ganadería, porque cada vez somos menos los que tenemos ganado y por eso los ataques los sufrimos también siempre los mismos y cada vez en mayor número», razona.
«Si desaparecen los caballos tendrán que mandar cuadrillas con desbrozadoras»
Entre las medidas previstas en el Plan de Gestión del Lobo en Galicia están incluidas las batidas, pero su efectividad es muy baja. «A nosotros nos autorizaron una batida el año pasado a finales de agosto pero no dimos con ellos. Fue una cacería controlada y autorizada por la Xunta», explica Yoel.
En las distintas parroquias del ayuntamiento de O Valadouro hay aún medio centenar de familias con ganado en el monte, tanto vacas como caballos. Los caballos no dan una rentabilidad muy alta (aunque la cotización de la carne de potro ha subido en los últimos años y se paga en este momento a los ganaderos entre 2 y 2,20 euros el kilo), pero en muchos casos se mantienen por tradición familiar.
El potro ha subido en los últimos años y se paga en este momento a los ganaderos entre 2 y 2,20 euros el kilo pero su función va más allá de la meramente económica
Además, la función de las yeguas en el monte no es tan sólo económica. «Hacen un trabajo impecable porque regulan las brañas y ayudan a mantener los pastizales donde pacen las vacas. Pero cada vez hay menos caballos y el monte está más a bravo. Esto es una cadena, el lobo no deja que haya recría, por lo que cada vez hay menos ganado en el monte y crecen los tojos. Y eso perjudica al conjunto de la población. El Xistral es un paisaje precioso del que todo el mundo presume, la Xunta, el Estado, la Diputación, pero el Xistral se mantiene así por la presencia del caballo en el monte y eso es algo que no le cuesta un duro a la Administración. Si el caballo desaparece tendrán que mandar cuadrillas de gente con desbrozadoras», advierte Yoel.
El Xistral, una de las reservas de caballos Pura Raza Galega
El caballo de Pura Raza Galega mantiene una población estable, con ciertas oscilaciones, rondando entre los 1.200 y los 1.450 ejemplares, la mayor parte de ellos, hembras. La sierra de O Xistral, que comparten ayuntamientos como O Valadouro, Abadín, Muras u Ourol, es una de las zonas de Galicia donde se mantiene la presencia de caballo gallego gracias al trabajo, en la mayoría de los casos, de las comunidades de montes.
La de Xestaca y Grandavella tiene censados una docena de caballos de pura raza gallega. El resto son caballos de monte autóctonos mezclados con otras razas. Los caballos pasan todo el año paciendo libres en el monte, aunque vigilados por sus dueños, que solo los cogen para desparasitar y para hacer el censo anual.
O Xistral es un paisaje del que todo el mundo presume, la Xunta, el Estado, la Diputación, pero O Xistral se mantiene así por la presencia del caballo en el monte y eso es algo que no le cuesta un duro a la Administración
La rapa das bestas que tiene lugar en el curro de Santo Tomé y que tradicionalmente se celebra el primer domingo de agosto sirve para identificar a las potras nacidas en el último año y para separar a los potros, que luego son vendidos. A las madres y a los garañones se les cortan las crines y se desparasitan para que engorden. Este año la situación generada por el coronavirus impedirá hacer la rapa con público, como todos los años, y acompañada de las habituales actividades complementarias, como feria, juegos y concursos. Mas sin esa componente lúdica la rapa será necesaria igual. «La haremos nosotros sin público, rapar y desparasitar a los animales hay que hacerlo igual, así que reuniremos a los caballos un día y les haremos los tratamientos», cuenta Yoel, que junto a otros jóvenes de la parroquia, como Pedro o Christian, organizan todos los años la rapa de Santo Tomé.
Los ataques se han multiplicado desde el año 2015
En los últimos 5 años los avisos por daños causados por el lobo sobre el ganado se han duplicado, pasando de 618 a 1.396 el año pasado, según los datos facilitados por la Xunta. A consecuencia de estos ataques, en el último año se habrían producido en Galicia 2.321 muertes de animales, de los que 957 serían ovejas, 707 vacas, 441 caballos y 216 cabras.
Por provincias, la de Lugo concentra la mayor parte de los ataques y de los daños, con más de las mitad de los avisos (800) y 1.136 cabezas de ganado fallecidas. La sierra de O Xistral concentra buena parte de los ataques, con más de 300 avisos solo en la primera mitad del año.
El hecho de que cada vez haya más lobos y menos ganado multiplica los ataques
Cada vez son más los ganaderos que adoptan medidas de prevención, como la presencia de mastines, pero eso no impide que los ataques crezcan año tras año. El hecho de que cada vez haya más lobos y menos ganado en los montes multiplica los ataques, incluso en praderas de zonas bajas próximas a zonas habitadas.
Una especie presente en el 94% del territorio gallego
«El área de distribución de la especie estimada utilizando, además de los indicios encontrados, los datos de áreas de campeo y presencia de manadas reproductoras, supone un 94% del territorio gallego, englobando su distribución a totalidad de Ourense, el 98% de la provincia de Lugo, el 95% de A Coruña y el 74% de Pontevedra. El lobo prácticamente solo está ausente en las áreas urbanas de las grandes ciudades y la periferia de las mismas, así como algunas áreas costeras del norte de A Coruña, Lugo y Pontevedra», admite la Consellería del Medio Ambiente en el último censo sobre la presencia del lobo en Galicia, realizado en el año 2015.
La Xunta identificó en el último censo del año 2015 un total de 90 manadas de lobos, 21 más de las localizadas en el 2003
Las escuchas y seguimientos permitieron identificar la presencia de 90 manadas reproductoras en el territorio gallego, frente a las 68 del anterior censo realizado, en el año 2003. Son manadas estables aunque con gran movilidad, cubriendo cada una una amplia zona de territorio. Son compartidas con otras comunidades autónomas y con Portugal un total de 14 manadas (el 15%): con Asturias 3,con Castilla y León 6 y con Portugal 5.
«Los resultados de este trabajo confirman que la presencia del lobo es generalizada en todo el territorio gallego. Respeto de los censos previos realizados (año 2003), en los que se estimaba una población de 68 manadas de lobos, de manera general, se puede concluir que las poblaciones de lobo en términos generales se mantienen e incluso experimentaron un cierto aumento en Galicia en los últimos 15 años», concluye el informe de la Xunta de Galicia.