Las mujeres son mayoría en la mayor parte de las parroquias gallegas pero las decisiones en las cerca de 3.000 comunidades de montes vecinales que hay en la comunidad las toman los hombres. Es una de las principales conclusiones de la tesis de doctorado que prepara la ingeniera forestal del campus de Lugo Beatriz Rodríguez- Morales.
«La gestión del monte comunal está muy masculinizada. Las mujeres participan menos en la toma de decisiones, el 75% de los participantes en las asambleas de las CMVMC son hombres», explica Beatriz. «Esto implica -añade- que se pierde la visión de las mujeres y, por lo tanto, lo que ellas pueden aportar a la gobernanza del monte».
Pero hay mujeres dispuestas a cambiar esta realidad y romper este (uno más) techo de cristal para conseguir algún día una sociedad igualitaria (también en el rural). En la parroquia de Celas de Peiro, perteneciente al ayuntamiento coruñés de Culleredo, hay un grupo de pioneras. A raíz de un proyecto impulsado por Beatriz dentro de su tesis de doctorado las mujeres de la parroquia tomaron conciencia de la necesidad de implicarse en la gestión del monte comunal.
«En la directiva de la comunidad de montes no hay ninguna mujer en la actualidad pero nunca se había puesto en cuestión hasta ahora», afirma Rosa
«En la directiva de la comunidad de montes no hay ninguna mujer en la actualidad pero ahora estamos concienciadas de que tenemos que formar parte, implicarnos y participar. Ese debate no se había puesto nunca en cuestión hasta ahora. El mismo hecho de ponerlo encima de la mesa ya fue un paso importante», afirma Rosa, una de las vecinas que participaron en la iniciativa y que expusieron recientemente su experiencia en la Escuela Politécnica Superior de Lugo.
La inquietud de las mujeres de la parroquia sirvió ya para cambiar ciertas cosas. «La voz cantante en las asambleas siempre la llevan los hombres y hasta ahora tampoco demostraron tener interés real en que nosotras formásemos parte de la directiva. Ahora, a raíz de este proyecto, nos invitaron a que alguna de nosotras dé el paso y entre», explica Amparo.
Pero para que las mujeres puedan tomar decisiones «deben estar en cargos de responsabilidad, no en el fondo de la lista o de simple relleno, con una presencia testimonial», añade Pilar, que es presidenta de As Berenguelas, una asociación feminista local creada en el 2016 y formada por 120 mujeres de 5 parroquias del municipio y que se implicó de lleno en el proyecto.
Una visión más transversal
«Uno de los problemas de que gestionen los montes los hombres es que solo ven una de las producciones que tiene el monte, que es la madera. Las mujeres tenemos una visión más integral. En el caso de Celas, hasta ahora el único recurso que se sacaba del monte era madera, ahora estamos intentando diversificar con otros usos pensados más allá del productivo, en el disfrute, como son las rutas», cuenta Elena, otra de las participantes.
«Los hombres solo piensan en sacar madera del monte, las mujeres tenemos una visión más integral», dice Elena
«Las mujeres en el rural pocas veces somos tenidas en cuenta, sigue habiendo una gran invisibilización y un escaso reconocimiento del trabajo que hacen las mujeres en el rural», opina Laura. «Esto ocurre también en el monte comunal. Incluso cuando las verdaderas propietarias son las mujeres por ser ellas las oriundas de la parroquia, en la comunidad de montes están sus maridos, aunque hayan venido de otros lugares», describe.
Amparo culpa de este hecho a los roles sociales asentados. «En muchas ocasiones nosotras no asumimos ese papel representativo por estar ocupadas en otras tareas como los trabajos domésticos o el cuidado de los hijos», argumenta.
Diversificar los usos del monte
En la comarca de A Coruña el peso de los montes vecinales es de los más bajos de Galicia, ya que solo el 2% de la superficie forestal de la comarca pertenece la alguna Comunidad de Montes frente al 98% de propiedad particular. Sin embargo, el monte Xalo pertenece mayoritariamente la dos comunidades de montes, la de Celas y la de Castelo, que se dividen su superficie en virtud de un deslinde aprobado en 1968.
El monte perteneciente a la CMVMC Xalo-Celas está conveniado en una gran parte (el convenio, que data de 1994, incluye una superficie de 307,5 hectáreas). Tiene, por lo tanto, una vocación claramente productiva, con presencia de eucalipto y con el pino como especie mayoritaria. De hecho, en el monte Xalo se encuentra una parcela para el control y la mejora del pinus radiata en Galicia que está gestionada por el Centro de investigación de Lourizán (Pontevedra).
Los ingresos por ventas de madera supusieron 50.000 euros el año pasado y el 90% se reinvierte en mejoras en el propio monte
Los aprovechamientos en el Xalo casi se limitan exclusivamente a la producción de madera, que supone casi el 75% de los ingresos de la CMVMC. Las ventas de madera entre 2004 y 2014 supusieron unos ingresos totales de 157.000 euros para la Comunidad de Montes y en el año 2018 fueron de 50.000 euros. El 90% de los ingresos por venta de madera se reinvierten en mejoras en el monte.
En relación a la mano de obra empleada, la CMVMC de Xalo no cuenta con maquinaria ni cuadrilla propia, por lo que los trabajos referidos al monte se subcontratan a empresas del sector forestal. Las condiciones de mecanización de estos montes son en general malas existiendo algo más del 90% de la superficie con pendientes superiores al 35%.
No han vuelto a poner eucalipto y apuestan por diversificar las especies con las que repoblar
El Xalo cuenta con un proyecto de ordenación elaborado en el año 2016. El monte consta de varias parcelas, formando un coto redondo y el 80% de la superficie está arbolada con distintas especies en función de las zonas con distinta pendiente. Las cuotas oscilan entre los 550 metros de altitud del punto más elevado y los 90 metros sobre el nivel del mar en el punto más bajo, situado en las inmediaciones de Celas. Las pendientes pueden considerarse como pronunciadas en casi todo el monte, siendo en algunos casos superiores al 45%.
Pero la actual directiva, que preside Xosé Antonio Barbeito, decidió diversificar los usos del monte y las especies forestales con las que repoblar. No volvieron a poner eucalipto. En la parte más alta repoblaron 40 hectáreas con pino y en zonas más bajas plantaron robles, castaños, abedules, cerezos y avellanos. Y están decididos a continuar con esta apuesta por las especies autóctonas mediante nuevas repoblaciones.
Captaciones para la traída municipal
El agua es otra de las riquezas de este entorno. En el Xalo nace el río Anllóns, formando diferentes cuencas y vaguadas. Además, existen varios riachuelos que recorren el monte y que coinciden con zonas de bosques ripícolas de importancia ecológica. De hecho, el monte Xalo está incluido en la Reserva de la Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo.
Cuentan con un convenio con el Ayuntamiento de Culleredo para el aprovechamiento de los manantiales que tiene como contrapartida una inversión municipal de 75.000 euros anuales en actuaciones en la parroquia
El lugar tiene tantas fuentes que hay una leyenda que dice que si se abriesen de golpe todas las fuentes del Xalo desaparecerían anegadas todas las aldeas del valle. El Ayuntamiento de Culleredo emplea estos manantiales para la traída municipal. El agua que sale de ellos, tan pura que no precisa ni ser tratada, es recogida y canalizada hasta unos depósitos desde los que se suministra a una parte de las viviendas del municipio. La captación consta de tres pozos y un depósito situados en el monte comunal.
El acuerdo con la Comunidad de Montes, suscrito en el año 2000 y renovado en el pasado mes de octubre por un periodo de 15 años, incluye como contrapartida una inversión por parte del Ayuntamiento de 75.000 euros anuales en la parroquia en obras de interés vecinal decididas por los comuneros. Las casas de la parroquia no pagan tampoco lo enganche a la traída municipal.
Riqueza paisajística y valor social
Junto con las tradicionales funciones de los montes, el uso del monte como lugar de esparcimiento tiene hoy en día un interés muy importante derivado de la mayor demanda de espacios al aire libre por parte de la sociedad. En el caso del monte Xalo, al encontrarse cerca de la ciudad de A Coruña, este interés aumenta.
Con una importante afluencia de visitantes, diversas rutas de senderismo discurren por este entorno y existe incluso un circuito de mountain bike donde se realizan diversas competiciones. Además también la zona alta es utilizada para realizar despegues de parapente.
El Xalo es una de las cumbres más altas de la zona litoral coruñesa. Desde ella se divisan varias comarcas a kilómetros de distancia. En un día despejado y sin niebla se ve desde el Puerto Exterior de Ferrol y cabo Prioriño a la Torre de Hércules o la Costa da Morte.
La zona cuenta con un importante valor paisajístico y está plagada de grandes piedras con distintos nombres que hacen referencia a su forma particular. Están por ejemplo As Picudas, la Piedra del Viejo o la de los Cuervos pero también otras cargadas de leyendas y significado, como la Puerta del Infierno o la Iglesia de los Moros. Como un paraje de alto interés cultural, destaca también la presencia de molinos y de diversos yacimientos arqueológicos catalogados.
El proyecto llevado a cabo por las mujeres de Celas sirvió también para despertar en la actual directiva de la comunidad de montes interés en señalizar y promocionar las múltiples rutas de senderismo que hay en el monte Xalo, así como poner en valor las viejas leyendas existentes o recuperar distintos elementos patrimoniales.
De hecho, la CMVMC está proyectando la creación de dos miradores en la zona de Castelo de A Veiga y de la Piedra del Empoladoiro para potenciar los senderos existentes y el disfrute del paisaje. Contar con una zona de uso recreativo de este tipo (no existe ninguna en la actualidad) se considerar que sería positivo para mejorar la multifuncionalidad del monte.
«El monte unió a distintas generaciones»
El objetivo de la investigación llevada a cabo por Beatriz Rodríguez- Morales era conocer la opinión y la visión que las mujeres de la parroquia tenían sobre el monte comunal. Para eso, escogió un método de fotoperiodismo para que las vecinas participantes opinasen a través de las imágenes que hacían.
Un total de 23 mujeres se animaron a participar divididas en 5 grupos homogéneos formados por personas de distintas edades para hacer andainas por el monte, en las que iban tomando sus instantáneas. Cada grupo escogió de manera autónoma el recorrido que iban a hacer por el monte. Las fotografías respondían la tres grupos: aspectos positivos del monte (valores y aportaciones a la parroquia), aspectos negativos (mala gestión, abandono, etc) y cambios en el paisaje y en los usos del monte producidos en los últimos años.
En total, las participantes en el proyecto hicieron casi 400 fotografías georreferenciadas y a cada una de ellas le añadieron un título representativo, sobre el significado que para ellas tenía la imagen. Con todas esas fotos se realizó una jornada de reflexión colectiva el 15 de octubre del año pasado, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer Rural.
Una selección de las instantáneas tomadas, en las que hay imágenes de flora y fauna, de los productos que da el monte, de los que se valoraban antes (como el molido) y hoy (como el pino y el eucalipto), de actividades de ocio y deporte y de la convivencia necesaria entre las actividades productivas y recreativas de personas no propietarias; pero también de aspectos negativos y ejemplos de mala gestión y abandono, de caminos en mal estado, de basura o del impacto visual de elementos como antenas de telefonía, sirvió para confeccionar una exposición itinerante que ya se movió por distintos puntos de Galicia.
En las andainas llevadas a cabo para la toma de fotografías participaron mujeres de edades muy distintas, desde niñas de 10 años a abuelas de 80. «Algunas de las vecinas había 60 años que no subían al monte Xalo, desde su niñez, cuando acompañaban a sus padres en las actividades agroganaderas vinculadas al monte», explica Laura, que afirma que «el monte logró unir a generaciones distintas, por ejemplo, a las niñas y chicas de la parroquia con personas de mucha más edad creando un vínculo entre ellas». Quizás ese sea el verdadero valor del monte comunal en aquellas parroquias donde existe.