La Guía de Vinos, Destilados y Bodegas de Galicia es ya una referencia ineludible a nivel nacional e internacional para conocer los vinos y las bodegas gallegas. Creada hace 14 años por Luis Paadín, en esta edición 2024 ofrece más de 2000 referencias e incluye más de 500 bodegas y destilerías de Galicia.
Entrevistamos a su autor e impulsor, que nos habla de las principales novedades de esta edición y analiza la situación que vive el sector.
-Acaba de salir a la venta a Guía de los Vinos, Destilados y Bodegas de Galicia, 2024, y ya van 14 ediciones y 26000 ejemplares publicados. ¿Por qué Galicia precisaba de esta guía para sus vinos?
Porque puede. Son muy pocas las regiones vitícolas donde la diversidad de suelos, climas y uvas justifican el desarrollo anual de una Guía de este tipo con más de 1.500 fichas de vinos y destilados. Cuando desarrollamos la primera Guía hace ya 20 años, vislumbrábamos un futuro que era incierto para Galicia pero que creíamos que era posible. Hoy el tiempo nos ha dado la razón y si en su momento la Guía sirvió para dar a conocer los vinos de Galicia bajo un mismo paraguas, hoy además aporta mucha información técnica y de cata sobre aspectos tan diversos como la litología, el clima, la genética de las uvas…
-Es muy meritorio llegar ya a las 14 ediciones, ¿cuales consideras que fueron las claves para que vuestra guía tenga tan buena acogida?
Sin duda la clave principal reside en ser un proyecto coral. Es la única guía de vinos de este tipo que no tiene publicidad, lo que nos permite mantener independencia absoluta y su edición es posible gracias a más de 200 mecenas que año a año reservan más de 1.000 ejemplares. Son los mejores embajadores de la Guía y de los vinos de Galicia, y han generado una enorme red de promotores de los vinos de Galicia. Aunque la mayor parte de los mecenas son gallegos, muchos de ellos adquieren 2 ó 3 ejemplares para regalar a amigos o clientes de otras latitudes que se acaban convirtiendo en apasionados de los vinos gallegos. Por ello cada vez tenemos más solicitudes de mecenazgo nacionales e internacionales.
Muchos de los mecenas de la guía son hosteleros y les sirve como libro de consulta; incluso algunos de ellos la sitúan en la entrada de su restaurante como herramienta que valida su bodega en lo que a vinos gallegos se refiere y no es inusual que algunos clientes se lleven los libros como “souvenir”.
-En esta edición, la guía ofrece más de 2000 referencias e incluye más de 500 bodegas y destilerías de Galicia. En un territorio vitícola relativamente pequeño como el que disponemos en Galicia, ¿no sorprende que existan tantas referencias y bodegas? ¿Que riqueza le aporta al sector del vino gallego este «minifundismo»?
Hay modelos en el mundo del vino con estructuras similares a la de Galicia, incluso algunos con mayor atomización, pero siempre van de la mano de alto valor añadido en el vino. Cuando hay un gran minifundismo en el sector primario (viticultores) pero una gran concentración en el sector secundario (bodegas), hay un gran desajuste y el precio de la uva suele decaer.
“El éxito del vino gallego y de este crecimiento cualitativo viene en gran medida marcado por el minifundismo”
En Galicia la estructura de explotación vitícola dentro de las Denominaciones de Origen es de más de 10.000 viticultores para menos de 9.000 ha y las bodegas no llegan a las 500; esta media de unos 20 viticultores por bodega, es una relación bastante buena y permite el crecimiento homogéneo del sector. Lo podemos ver en las últimas campañas con precios de uva récord superando los 3 €/kg en algunas zonas pero también con un aumento del valor del vino año a año. El éxito del vino gallego y de este crecimiento cualitativo viene en gran medida marcado por el minifundismo, gracias al cual disponemos de una gran riqueza genética de variedades y de una parcelación enorme, siendo más fácil acotar las viñas y parcelas más selectas para la elaboración de gamas más altas, lo que acaba arrastrando a toda la pirámide productiva hacia arriba.
Las bodegas cada vez son más conscientes de ello, por eso cada año elaboran más vinos y de mayor calidad, el concepto de una bodega con una o dos referencias poco a poco va desapareciendo y lo más habitual es que cada explotación vinícola tenga 5 o más vinos en el mercado.
-Aunque es comprensible que prefieras reservarte tu valoración, lo voy a intentar: ¿Cuáles fueron los vinos y bodegas que más te sorprendieron en esta edición de la guía?
A quién quieres más, ¿a papá o a mamá? Nosotros tenemos nuestros gustos personales y la guía en gran medida refleja nuestro estilo propio aun siendo catas a ciegas con paneles de catadores multidisciplinares, pero a la hora de hablar de bodegas concretas y referencias somos muy cautos ya que entendemos Galicia como la suma de sus partes y todos aportan a ello, desde el más pequeño viticultor hasta la bodega más grande.
Lo que más nos sorprende año a año es ver cómo el modelo de Galicia se va ajustando cada vez más a la convivencia de grandes y pequeños en un mercado global. Los vinos más caros ya no son coto privado de las grandes bodegas con mayor capacidad de inversión y los vinos que reflejan el terroir de una pequeña parcela tampoco son exclusivos de los pequeños viticultores; es un punto de inflexión que parece mostrar la sostenibilidad del sector productivo pero manteniendo la diversidad.
-¿Notáis que los pocos tintos que tenemos están también en retroceso en Galicia?
El contagio de los movimientos internacionales cada vez es más rápido. Hace 10 años que se veía venir el cambio en las tendencias de consumo internacionales, pero parece que ha cogido a todo el sector con el pie cambiado. Es algo cíclico y natural, en la década de los 60 del pasado siglo, en Bordeaux el blanco era hegemónico y pivotaron hacia el tinto a partir de los 70; hoy están poco a poco volviendo al vino blanco y no pasa nada, no ha perdido identidad territorial. Aunque un análisis superficial puede hacernos pensar que los mercados están rechazando el tinto, en realidad se están decantando hacia vinos más frescos, con menos estructura y menos alcohol, donde encajan espumosos, blancos y rosados.
“El mercado demanda vinos tintos más frescos, con menos estructura y alcohol, por lo que los tintos gallegos tienen mucho potencial”
El vino tinto gallego también da ese perfil por lo que, si se hacen las cosas bien y se enfocan correctamente los mercados, puede tener una salida mucho más fuerte de la que ha tenido hasta ahora. Este cambio en el patrón de consumo supone una gran oportunidad para el vino tinto de Galicia.
-¿Cuales serian, en tu opinión, las claves para potenciar los tintos gallegos?
Mantener la diversidad que nos hace genuinos, entender los suelos y climas e intentar reflejarlos en cada botella. Es muy fácil decirlo pero increíblemente complejo hacerlo. Si las elaboraciones de un productor cambian drásticamente cada año más allá de condiciones climáticas, es que aún no ha entendido bien el perfil de su vino y el mercado no lleva bien estas idas y venidas. Cuando una bodega lo tiene claro y ha perfeccionado su estilo propio en base al territorio, tiene mucho que ofrecer al mundo. Si no es así, los vinos tintos frescos y jóvenes van a seguir teniendo buena salida ya que seguirán siendo una alternativa fresca a vinos estructurados.
En cualquier caso, si pensamos a corto plazo, los monovarietales gallegos menos conocidos están teniendo una demanda muy alta y cualquier Merenzao, Brancellao, Caíño, Espadeiro o Sousón tienen cabida en un mercado sediento de novedades. Lamentablemente la producción de estos vinos solo está al alcance de unas pocas bodegas ya que contamos con poca superficie de estas variedades minoritarias.
-Tenemos muchas referencias y bodegas, pero la tendencia, sin embargo, es que mayoría de la producción vtícola gallega se concentre en muy pocas variedades: albariño, godello, mencía y treixadura. ¿Estamos perdiendo la riqueza varietal de los vinos gallegos?
La diversidad genética ha sido reflejo de nuestra identidad territorial donde se combina el clima, suelo y cultura (minifundismo, dispersión demográfica, sistema de herencias…). Los cambios en hábitos de consumo y las fluctuaciones demográficas influyen más que nunca en el sector vitivinícola.
Por suerte, somos más conscientes que nunca de ello y tanto las instituciones como los viticultores, bodegas, comerciales y sumilleres apostamos determinadamente por mantener nuestro patrimonio enológico. Aunque la vorágine de crecimiento y de valor que ha vivido Galicia desde principios de siglo ha podido hacer que muriésemos de éxito, el minifundismo en gran medida ha servido como contrapartida de una crecimiento desaforado. Aunque ha habido bodegas pioneras, poco a poco son más las que empiezan a comercializar monovarietales y vinos parcelarios.
“Cada vez se buscan clones de ciclos más largos para saltar los picos de calor del verano e intentar mantener la frescura tradicional”
La recuperación de variedades ancestrales es una tendencia internacional, pero ya no es suficiente, ya no con objeto comercial, sino como una herramienta de lucha contra el cambio climático. La vanguardia de la viticultura está volviendo desde hace 10-15 años a la selección masal y a ampliar la diversidad clonal dentro de las mismas variedades. Cada vez se buscan clones de ciclos más largos para saltar los picos de calor del verano e intentar mantener la frescura tradicional, tal y como se está haciendo en zonas como Bourgogne o Champagne.
-Precisamente, en la edición de este año, incluyes una recopilación de sinonimias y homonimias rescatadas del olvido, con más de 300 nombres de uvas gallegas. ¿Por qué decidisteis realizar este trabajo y que conclusiones sacasteis? ¿En que zona vitícola recogisteis más riqueza léxica tradicional en gallego?
Ese glosario lo incluimos hace 3 ediciones aunque intentamos actualizarlo cada año y para nosotros era importante. Las sinonimias hablan de variedad pero también de territorio ya que una uva que ha sido bautizada con un nombre distinto, está inexorablemente vinculada a ese espacio geográfico. Muchas veces los nombres hablan del comportamiento de la uva en una zona, otras de la persona que la introdujo y a veces de los vinos resultantes, todo esto es una información valiosísima para ayudarnos a interpretar la diferenciación y el valor añadido de un territorio vitivinícola.
El Ribeiro es una comarca muy rica en sinonimias y homonimias relacionadas con la viticultura
La verdad es que hay muchas zonas con una gran diversidad de nombres, cambiando incluso de un pueblo a otro. El Ribeiro es una comarca muy rica en sinonimias y homonimias dada su historia, diversidad varietal y minifundismo.
-La Guía de Vinos, Destilados y Bodegas de Galicia 2024 también publica un novedoso árbol genealógico de algunas de las principales variedades ancestrales de Galicia. ¿Que variedades de vid se puede decir que tienen su origen en el territorio gallego? ¿El albariño tendría su origen en los tierras del Rhin como apuntan algunos expertos?¿Y el Mencía sería una variedad originada en la Meseta?
Casi todas las variedades de vid de Galicia están genéticamente vinculadas al noroeste peninsular. La mayoría están genéticamente interrelacionadas y su distribución se acota a esta esquina de la Península Ibérica con pequeñas excepciones más viajeras. Respecto al albariño, hace años que está demostrado que no tienen genéticamente ninguna relación. Son pocos los parentescos que podemos encontrar de la Albariño más allá de ser el padre de 16 variedades entre las que se encuentra la Caíño Branco y de tener algunos marcadores genéticos afines a la Gros Manseng. Lo que sí está claro es que en la excavación arqueológica de O Areal (Vigo), en un trabajo coordinado por la Misión Biológica de Galicia, se encontraron pepitas de uva muy relacionadas morfológicamente con la uva albariño datadas del siglo I-III, por lo que actualmente se considera un ancestro del albariño durante su proceso de domesticación.
“Tanto la variedad Albariño como la Mencía tienen su origen en Galicia, en el Noroeste Peninsular”
Respecto a la Mencía, se llegó a decir que tenía parentesco con la Cabernet Franc, pero la genética lo desmiente una vez más. La ciencia ha demostrado que es un cruce entre la Alfrocheiro (Albarín tinto, Tinta Serodo…) y la Patorra, ambas variedades del noroeste peninsular.
-¿Como está siendo la acogida de esta edición?
La verdad es que fantástica. Todos los años podemos sacar al mercado 1.500 unidades y el apoyo que sentimos de todo el sector es abrumador. Con cada edición llegamos a más gente y aportamos nuestro granito de arena para hacer que el vino de Galicia sea reconocido nacional e internacionalmente.
“El sector del vino en Galicia vive un momento de esplendor, pero tenemos importantes retos y amenazas”
-Podemos decir que vivimos un momento dulce para el sector del vino en Galicia, pero no siempre fue así. ¿Que errores debemos evitar para mantener e incluso incrementar el prestigio y la demanda -precio- de los vinos gallegos?
Hay que evitar los caminos cortos y no caer en el conformismo. Ahora mismo Galicia vive un momento de esplendor, pero conviene no dejarnos deslumbrar por las luces, hay retos y amenazas que requieren atención: el cambio climático, el relevo generacional, las enfermedades de la vid, las tendencias del mercado… Si no se desarrollan estrategias corporativas y operativas en todos los frentes, no estaremos preparados para los cambios que se avecinan. Hay que entender todo el sector desde una perspectiva empresarial y desarrollar una estrategia comercial más proactiva.