Galicia renuncia a abatir lobos, mientras Asturias y Cantabria actúan para reactivar las extracciones

La Consellería de Medio Ambiente descarta la eliminación de ejemplares en áreas con elevados daños para el ganado, a pesar de que se trata de una medida permitida por la normativa

Galicia renuncia a abatir lobos, mientras Asturias y Cantabria actúan para reactivar las extracciones

Mastín de defensa del ganado. / Archivo: imagen Beealia.

La inclusión del lobo en el Listado de Especies en Protección Especial (Lespre), a partir de septiembre de 2021, complicó el control de lobos en zonas con elevados daños al ganado. Hasta aquel momento, entre Asturias y Cantabria venía ejecutándose la extracción anual de alrededor de 40 lobos, bien por medio de actuaciones de los agentes ambientales, bien por la caza del cánido en batidas de jabalí que tenían permitido abatir lobos. Desde 2021, ambas comunidades trabajan para reactivar las extracciones, que se esperan inminentes.

La actual normativa que protege al lobo establece que las comunidades autónomas podrán autorizar extracciones “cuando no exista otra solución satisfactoria”. Es decir, la normativa permite los controles si se demuestra que en una zona con elevados daños al ganado, las explotaciones afectadas por ataques habían aplicado adecuadamente medidas preventivas o de protección del ganado, y estas resultaron ineficaces”. La autorización se hará siempre con el matiz de que la extracción “no afecte negativamente al estado de conservación favorable de la especie”.

El caso cántabro
Sobre esa base, Cantabria procedió a autorizar en junio del 2022 extracciones de lobos en áreas problemáticas, si bien la medida fue luego suspendida de manera cautelar por el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, previa denuncia de un colectivo ambientalista. El caso se cerró finalmente en el mes de mayo del 2023, desestimando el Tribunal la denuncia contra la autorización de extracciones, por lo que se espera que el Gobierno cántabro vuelva a decretar autorizaciones de extracción en las próximas semanas.

El sector agrario de la comunidad advierte de que los daños del lobo sobre el ganado se dispararon en el último año, pues hubo más de 2.400 reses muertas en el 2022, según los datos oficiales, cuando en el 2020 habían sido poco más de 1.800.

Así las cosas, las organizaciones agrarias instaron esta primavera al Ministerio de Transición Ecológica a agilizar los informes preceptivos que tiene que emitir sobre la petición de autorizaciones de extracciones. Son informes no vinculantes, pero en tanto no estén emitidos, el Gobierno cántabro se ve imposibilitado de decretar las autorizaciones.

Asturias
En Asturias, el Gobierno regional aprobó también la extracción de lobos en el Parque Nacional de Picos de Europa en verano del 2022, si bien el proceso está retrasándose por choques entre el Gobierno asturiano y el Ministerio de Transición Ecológica, que demanda garantías adicionales que demuestren que la extracción no afectará negativamente a la conservación de la especie. Entre tanto, está aumentando la conflictividad social, llegándose al punto de que aparecieron dos cabezas de lobo en la puerta de un Concello el mismo día de la visita al consistorio del presidente regional.

En Picos de Europa, los datos del Parque Nacional revelan que hasta el 2021 venían abatiéndose una media de 8 lobos al año, lo que se estima que era un 20% de la población del Parque, sin que se detectara un empeoramiento de los censos de la especie.

Sí que se reconoce que con extracciones del 30% de los ejemplares, la especie veía reducida ligeramente su reproducción, pero se indica que esa situación se recuperaba en solo dos campañas, por lo que se concluye que el lobo tiene una alta resiliencia y capacidad reproductiva, lo que permite compatibilizar las extracciones con la conservación de la especie.

Situación en Galicia
El caso de Galicia es distinto, pues en la práctica la caza legal del lobo apenas era operativa en la comunidad. Sólo se permitía la caza del lobo en batidas específicas por daños, con escasos resultados. Entre el 2010 y el 2020 se abatieron 11 ejemplares en 60 batidas permitidas por daños al ganado, según los datos de la Xunta.

¿Por qué ese escaso control del lobo en Galicia?. Las dificultades que tiene la caza del lobo en batidas específicas, pues se trata de un animal muy esquivo, junto con la contestación animalista que tuvo alguna de las batidas por daños organizadas, hacían que hubiera pocas solicitudes de control de daños de la especie cada año. En el sector, se da cómo probable una importante caza furtiva o control furtivo con métodos ilegales, como venenos, como principal vía de control poblacional de la especie.

Con el aumento de protección de la especie, las batidas ya no parecen una opción, si bien sí sería posible que Galicia pusiera en marcha protocolos como los establecidos en Asturias o Cantabria. En el caso cántabro, el Gobierno decretó que las extracciones autorizadas de lobos deberían ser ejecutadas por agentes del medio natural, bien en esperas -que pueden ser nocturnas, con uso de focos, visores nocturnos y productos atrayentes-, bien en batidas, con un máximo de 10 agentes armados y 30 participantes colaboradores (no armados), previamente autorizados.

Consultada por Campo Galego, la Consellería de Medio Ambiente confirma que descarta aplicar controles del lobo en Galicia.

El agro demanda controles y apoyo a medidas preventivas eficaces

El sector agrario en Galicia es partidario de que la Xunta proceda a ejecutar controles en situaciones de daños reiterados en los que se demuestre un censo elevado de lobos en la zona. “En Galicia, la caza nunca fue un instrumento de control poblacional del lobo, pero sí que es necesaria para ejecutar controles en zonas de elevados daños sobre el ganado, donde hayan fallado los métodos preventivos”, valora el responsable de Desarrollo Rural de Unións Agrarias, Jacobo Feijoo.

“Estamos viendo zonas, como la Mariña lucense o las Mariñas coruñesas, en las que las muertes de ganado y perros se producen en tierras cerca de las zonas habitadas. Esa situación hay que gestionarla, pues el lobo también es un riesgo objetivo para las personas, sobre todo niños o personas mayores. En el pasado hubo muertes por ataques de lobos en Galicia -la última en los años 80- y si perdemos un instrumento de control para alejar al lobo del ser humano, estamos jugando a la ruleta rusa”, sostiene Jacobo Feijoo.

Los problemas con el lobo se dan en un ciclo en el que las políticas europeas promueven la extensificación del ganado, lo que aumenta los riesgos de daños a los animales. “Aparte de los controles, es preciso gestionar suficientes ayudas para métodos de prevención y actualizar los criterios de indemnización, pues hay muchos animales, como terneros pequeños o caballos que quedan fuera de las ayudas porque no se encuentran los cuerpos. Hay que buscar un sistema para compensar esas pérdidas, ya que los daños del lobo en Galicia están muy subestimados”, cuestiona.

En Galicia, en el último año Medio Ambiente computó 2.436 reses muertas, una cifra similar a la cantabra, que tiene cuatro veces menos lobos que Galicia.

Apoyos suficientes y con plazos de ejecución razonables
Joan Alibés, ganadero de ovino y asesor especializado en la prevención de ataques de lobo, es de la opinión de que los controles del lobo no son una solución, si bien considera que si otras comunidades tienen capacidad para hacerlos, Medio Ambiente tendría que seguir ese camino. “Si el gran caballo de batalla de la Consellería era que el Lespre no permitía extracciones y otras comunidades actúan para hacerlas, habría que concluir que los controles pueden hacerse pero que en Galicia no se quieren hacer”, valora.

La prioridad de acción para Joan Alibés pasa por destinar fondos suficientes para las medidas de prevención, con plazos de ejecución razonables. “Sería preciso, por ejemplo, un sistema de convocatoria bianual de ayudas, pues estos últimos años, cuando Medio Ambiente resuelve las ayudas de prevención, en la parte final del año, los ganaderos se ven sin plazo para la compra de mastines. Y peor es el caso de aquellos que quieren ejecutar un vallado fijo, pues no hay tiempo material en el plazo que deja la Consellería”, concluye.

Alibés incide además en la necesidad de un asesoramiento especializado en la prevención de daños del lobo y lamenta que la Xunta haya renunciado a los 4,3 millones de euros que el Gobierno central tenía previsto destinar a medidas de prevención de daños en Galicia. La decisión de la Xunta de no firmar la estrategia del lobo del Gobierno central la dejó fuera del reparto de apoyos.

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