Ganadería Pose y García SL, buscando más rentabilidad con la producción de forrajes propios

Sonia Pose González y José Manuel García Gil unieron en el año 2005 sus pequeñas explotaciones familiares buscando crecer de manera más eficiente. En la actualidad ordeñan unos 180 animales y apuestan por una gestión profesionalizada con visión empresarial

José Manuel, xunto ao seu fillo Sergio, na última ampliación da nave de produción

José Manuel, junto a su hijo Sergio, en la última ampliación de la nave de producción

Ubicada en el ayuntamiento de Ponteceso, en Santa Cruz de Cores, Ganadería Pose y García SL cuenta en este momento con 310 cabezas de ganado, 192 de ellas vacas adultas y el resto recría. Ordeñan en la actualidad 179 animales y entregan la leche a Leyma Natura, con un contrato de dos años. Buscan estabilidad en aspectos como el precio de la leche o el personal contratado y tratan de reducir costes aumentando la producción de forrajes.

La historia de esta granja no dista mucho de la de otras que apostaron por crecer y aumentar el número de cabezas en Galicia en los últimos años, excepto en un aspecto: la decisión de hacerlo de manera conjunta mediante la colaboración y la unión. José Manuel se incorporó en el año 1998 a la ganadería que regentaba su tío José, una explotación con 16 vacas atadas. «Cuando me incorporé sacamos el amarre e hicimos los cubículos y la sala de ordeño, porque hasta ese momento se ordeñaba en cántara. Ese fue el primer proceso», cuenta.

Por su parte, su prima Sonia también había decidido quedarse en la explotación que tenía en casa, donde sus padres contaban con 25 vacas en producción. Pero en vez de continuar cada uno su camino, haciendo inversiones por separado, optaron por juntarse. «En el año 2005 decidimos fusionarnos porque ya hacíamos los trabajos en común y los silos en conjunto, la mecha de la unión ya estaba prendida», relatan.

Hacíamos los trabajos en común y los silos en conjunto, la mecha de la unión ya estaba prendida

Como la explotación de José Manuel era más moderna, debido a las obras que había estado haciendo desde su incorporación (en el año 2000 había hecho ya una primera ampliación), decidieron juntar allí los animales en producción, ampliando la sala de ordeño, y dejando la ganadería de Sonia, ubicada en la misma parroquia, a menos de un kilómetro de distancia, para las novillas. El 24 de junio del 2008 estrenaron la sala nueva y en el año 2012 acometieron una segunda ampliación de las instalaciones «para poder traer la recría y tener todos los animales más controlados, que era lo que queríamos, sobre todo para mejorar la detección de celos en las novillas, que de la otra forma era más difícil porque al estar siempre centrados aquí allá echabas menos tiempo», explica José Manuel.

Absorción de una ganadería vecina

Sala de muxido construída no ano 2008 tras fusionar as explotacións

Sala de ordeño construida en el año 2008 tras fusionar las explotaciones

El proceso de crecimiento continuó con esa misma filosofía de que la unión hace la fuerza. En el año 2017 dieron entrada en la explotación a Estrella y Manolo, un matrimonio vecino que cuentan a día de hoy con 55 y 58 años de edad que no contaban con relevo en su explotación. Comenzaron a trabajar como asalariados en Ganadería Pose y García, que también les alquiló el establo y las fincas de las que disponían. «Fue una buena solución para ellos y mejor aún para nosotros», defiende José Manuel, que es una persona convencida de que el futuro del sector pasa por la colaboración entre ganaderías, algo que lleva practicando desde que comenzó su andadura hace más de 20 años.

En la ganadería de Estrella y Manolo, ubicada en el mismo núcleo de casas donde está la nave de producción, tienen ahora parte de la recría. «Fue un alivio para nosotros para poder descongestionar un poco el establo, porque teníamos mucho potencial de animales pero el espacio que había para ellos era reducido», reconoce José Manuel. El último proceso para el redimensionamiento de las instalaciones fue a crear dos naves modulares, tipo invernadero, para las vacas secas.

Tienen un empleado ruso, Vitali, que estuvo al frente de una granja de 2.000 vacas en Siberia y los fines de semana cuentan con el refuerzo de dos jóvenes, Sarai y Luciano

Además de José Manuel, Sonia, Estrella y Manolo, en la ganadería trabaja también desde hace medio año Vitali, un chico ruso que antes de venir a Galicia había estado al frente de una granja de 2.000 vacas en Siberia. Los fines de semana cuentan también con el refuerzo de otras dos personas, Sarai, que está haciendo Ingeniería Agrónoma en Lugo y compagina los estudios con el trabajo en la explotación, y Luciano, que dispone de otro trabajo y también les viene a hacer los turnos de refuerzo para que ellos puedan coger días. «Hemos organizado para que los que estamos aquí por la semana podamos tener un poco de tiempo libre y la explotación no quede desatendida o con menos personal, porque yo pienso que ese es uno de los problemas hoy de las ganaderías», argumenta.

Filosofía de empresa

A pesar del trato familiar entre los socios, así como con el personal contratado, José Manuel considera la ganadería de la que forma parte «una empresa que trata de hacer una gestión lo más profesional posible». De hecho, la forma jurídica inicial mudó con el paso de los años de SAT (Sociedad Agraria de Transformación) a SL (Sociedad Limitada), una fórmula pensada expresamente para iniciativas de carácter empresarial pero que es aún hoy muy minoritaria dentro del sector agroganadero en Galicia.

Falta mucha formación y cultura empresarial en el sector, pienso que es uno de los defectos más importantes en las explotaciones

Con esa visión empresarial, Ganadería Pose y García SL decidió entrar hace dos años en el servicio técnico-económico de Seragro. «Queremos autoevaluarnos, analizar en qué estamos fallando o en qué podemos mejorar», argumenta José Manuel, que considera que «falta mucha formación y cultura empresarial en el sector» y que esta es uno de los defectos más importantes en muchas explotaciones a medida que van creciendo y aumentando de tamaño. «La nuestra es una explotación saneada y rentable pero queremos saber en qué podemos ser más eficientes», razona.

Fijarse en los detalles y buscar estabilidad

Zona de recría en cama quente

Zona de recría en cama caliente, donde están las terneras antes de ser inseminadas

Antes de incorporarse a la explotación de su tío, José Manuel fue metre de sala en una marisquería de la zona y eso, dice, le ayudó después a la hora de ser ganadero. «Me valió para fijarme en los detalles y eso me sirve en el día a día para cuestiones como detectar celos o enfermedades», asegura. Llevan muchos años trabajando la mejora genética. «La base de esta explotación son toros americanos y canadienses, lo fue siempre y a día de hoy seguimos trabajando con esa genética», dice.

Ganadería Pose y García llegó al tope de animales que puede albergar sin hacer nuevas ampliaciones por lo que ya no recria el 100% de las terneras. «Ahora estamos seleccionando un poco más a las madres y empleando semen sexado. Nosotros necesitamos alrededor de unas 45 o 50 novillas al año para reposición. A un 35% del ganado le estamos poniendo ya cruce industrial en este momento y eso también te deja una remuneración mayor con respeto al frisón», asegura.

Emplean toros canadienses y norteamericanos para mejorar la genética y el resto lo inseminan con cruce industrial, que ponen ya al 35% de las vacas

Tienen varios lotes de recría. El primero es el de neonatos. Destetan las terneras alrededor de los 70 días (entre los 65 y los 73 normalmente), bajándoles a la leche de manera progresiva y muy suave. Después los animales pasan a otro lote desde los dos meses y medio a los cinco, con pienso a discreción. De cinco a ocho meses y de ocho a diez meses están ya en grupos alimentados con mezcla para recría. A partir de esa edad ya se comienzan a preparar para inseminar y desde que las terneras están preñadas pasan a hacer su periodo de crecimiento fuera, en una finca que tienen destinada expresamente para ellas, suplementando con una ración a base de silo de maíz, silo de hierba, hierba seca y pienso.

Entregan la leche a Leyma Natura

Lote de postparto, onde teñen as vacas durante o primeiro mes da lactación

Lote de postparto, donde están las vacas durante el primer mes de la lactación, primando su bienestar

Cuando tomó la decisión de incorporarse, tras estudiar en Fonteboa, José Manuel visitó Francia en un intercambio. Allí, dice con envidia, «los ganaderos defienden lo que producen» mientras aquí «estamos en las manos de las empresas que nos recogen la leche y de los intereses de las casas comerciales». Es esta inestabilidad la que no quiere en su granja. «Es necesario marcar objetivos, un ganadero debe tener claro el rumbo de su explotación para no dar bandazos», afirma.

La producción media del año pasado fue de 12.300 litros con un 3,70% de grasa y un 3,40% de proteína

En la actualidad Ganadería Pose y García entrega la leche al Grupo Lence, que destina la producción de esta granja a su planta de Leyma en Arteixo. Cuentan con todas las certificaciones de bienestar animal para formar parte de Leyma Natura y firmaron contrato por dos años. «Nuestra explotación lo que busca es estabilidad. Yo pienso que nosotros, como empresa, tenemos que buscar eso y si tenemos un precio de mercado que es razonable nos interesa cerrar por cantos más años mejor. Nuestra intención era incluso ir a más tiempo en el contrato. A partir de ahí tú trabajas, tienes un precio fijado y la reducción de los costes para que sea un precio mejor lo tenemos nosotros en la mano», asegura.

Firmamos contrato por dos años. Tienes un precio fijado y a partir de ahí tú trabajas. La reducción de los costes para que sea un precio mejor la tenemos nosotros en la mano

Aspectos como «la eficacia en el trabajo, la genética que tenemos en el establo y cómo nos desenvolvemos en la producción de forrajes» son, a su juicio, factores determinantes para incrementar la rentabilidad de una explotación. «La producción de las tierras es algo muy importante, porque no somos solo ganaderos, somos también agricultores, para poder de este modo reducir costes y que el negocio sea viable, sin eso mal vamos», añade.

Disponen de unas 100 hectáreas de terreno

Vista da explotación desde unha das fincas que unificaron

Vista de la explotación desde una de las parcelas que unificaron, con fincas de cinco propietarios diferentes

La explotación maneja unas 105 hectáreas de terreno, repartidas entre maíz y hierba. Labran a maíz 70 hectáreas y hacen rotación con raigrás solo en una docena de ellas. A mayores tienen unas 22 hectáreas en pradera artificial permanente y 10 en pradera natural, por lo que en total sumarían unas 36 hectáreas a hierba en el conjunto del año.

Hemos movido muchísima tierra y preparamos fincas para que fuese equilibrado el aumento de cabezas de ganado y número de hectáreas de superficie

A la superficie propia de las explotaciones de Sonia, José Manuel y Estrella y Manolo han ido sumando piezas de monte que roturaron para aumentar la superficie disponible. «Empezamos en el año 2016 con una finca de 5 hectáreas de monte que alquilamos y descepamos. Después hicimos otra compra de monte de 3 hectáreas y media y luego alquilamos otro monte de 10 hectáreas. Así fue como logramos tener un poco más de tierra y al mismo tiempo tener fincas un poco más grandes», reconocen.

Con la mejora de la superficie agraria de la granja buscan mayor comodidad a la hora de trabajar las tierras e incrementar también su productividad sin estar tan condicionados por rotaciones anuales maíz-hierba

Su estrategia fue convertir el monte en praderas permanentes para poder dejar las tierras de labradío para cultivar maíz. «Llevábamos mucho tiempo haciendo rotación y cambio de cultivo anual en las mismas fincas y fuimos viendo que nos es más rentable tener un 80 o 85% de la pradera en permanente y reservar la tierra para el maíz y luego ir rotando las fincas al cabo de unos años, pero no tener que arar el 100% de las fincas todos los años, porque mover tanta tierra tiene unos gastos y a veces eso deriva en que las cosechas sufren por siembras tardías y ensilados hechos también a destiempo», asegura José Manuel.

Fincas más grandes y productivas

Dispoñen dunha capacidade limitada no pozo do purín

Disponen de una capacidad limitada en el pozo de purín. Las bacterias de Bioprana evitan la formación de costra

El aumento de la superficie les permitió ganar en autosuficiencia. «El 80% de lo que comen nuestros animales es producido en la explotación», destacan. «Nuestra tendencia fue siempre esa y seguiremos por ese camino porque esa es la manera de ser más competitivos y poder estar en el mercado como empresa que somos, ya que lo que seamos capaces de producir nosotros siempre será más barato que lo que tengamos que comprar, además de no estar en la tesitura de si el mercado sube o baja, como aconteció este año con muchas materias primas, tanto la proteína, lo que es sobre todo la soja y colza, que se dispararon, como la energía, el maíz. Si nosotros lo tenemos en casa está claro que lo sacamos más barato», defiende.

El 80% de lo que comen nuestros animales es producido en la explotación

En los últimos años, a medida que iban incrementando su superficie, también fueron invirtiendo en la mejora y redimensionamiento de las parcelas. «Entramos en la parcelaria y fuimos juntando fincas para que fuera un poco más fácil trabajarlas», defienden. «Nuestra situación cambió mucho en ese sentido nos últimos tres años, gracias a la concentración y gracias a que, por nuestra cuenta, logramos también hacer fincas más unificadas y más grandes», explica José Manuel.

Mantuvimos todas las fuentes en el mismo sitio pero las canalizamos subterráneas hacia los cauces más próximos a las fincas para poder trabajarlas

Al lado de la nave de producción, por ejemplo, reunieron 7 hectáreas pertenecientes a 5 propietarios diferentes. «No es esa sola, tenemos muchas fincas hechas así», dice. Además de juntar tierras también invirtieron en canalización de aguas. «Hemos drenado muchas fincas. Tenemos por ejemplo otra parcela de 7 hectáreas que es de 11 dueños en la que también hemos canalizado las fuentes con tuberías subterráneas hacia los arroyos donde iban a desembocar. Estas fincas eran prados naturales e hicimos eso para poder trabajarlas. Hoy el tema de los carros, las vacas y los bueyes se ha acabado y la agricultura se ha modernizado con máquinas más pesadas», evidencia José Manuel. Fue una inversión importante pero «a día de hoy ya está dando sus frutos», asegura.

Estiércol para las tierras pesadas

Remolque para o estercado, destinado sobre todo a fincas pesadas para mellorar o laboreo

Remolque para el estercado, usado para mejorar el laboreo en tierras con suelo de arcilla

Tratan de sacar el máximo rendimiento a su superficie agraria, bien en la producción de forrajes para alimentación, bien en la reducción de costes en las camas. «El prado natural nos produce sobre todo hierba seca para encamar, porque tenemos bastante cama caliente. Tenemos, por ejemplo, en cama caliente el lote de postparto, desde que las vacas paren hasta que pasan 30 días, que es cuando pasan para los cubículos; también las secas y la recría hasta los 11 meses», detalla José Manuel. «Tomamos esa decisión de apostar por la cama caliente debido a nuestra capacidad limitada en la fosa y las limitaciones medioambientales que se están poniendo al purín», añade.

Tomamos la decisión de apostar por la cama caliente debido a nuestra capacidad limitada en la fosa y las limitaciones medioambientales que se están poniendo al purín

«El estiércol lo usamos después en determinadas tierras donde echamos maíz, porque tenemos una zona, de unas 20 hectáreas, que son tierras muy pesadas, con suelo muy arcilloso, muy barresco, y a ese tipo de tierras les viene muy bien el estiércol. Nuestros antepasados iban al tojo al monte y abonaban de esa manera. Así les era más fácil de trabajar, porque las ablandaban con esa materia orgánica. Nosotros aplicamos esas enseñanzas y es ahí donde echamos sobre todo el estiércol, y eso nos ayuda a que esa tierra sea más llevadera a la hora de laborear», explica.

A las fincas que quedan para maíz de un año para otro les hacen tres aportes de purín: en otoño tras sacar la cosecha, en el mes de febrero si la meteorología lo permite, y en abril antes de hacer la siembra

En el resto de fincas aportan purín. «De purín echamos unas 60 toneladas por hectárea y tratamos de enterrarlo arándano o bien pasándole una grade de discos. En las fincas que quedan solo para maíz echamos purín varias veces durante el año, por tema de capacidad de la fosa: a final de año, una vez que sacamos el maíz; en febrero, si la meteorología nos permite entrar en las fincas, hacemos otro abonado; y en el momento de la siembra, antes de arar, echamos otra vez», detalla.

Animales de producción en tres lotes con arena, carbonato y paja

Lote de baixa producción, con cama de area

Lote de baja producción, con cama de arena, en la nave inicial construida en el año 2000

Los animales en producción, alrededor de unos 180, están divididos en tres lotes diferenciados. El primero de los grupos, que alberga unos 22 animales, está destinado a vacas recién paridas hasta cumplir el primer mes de postparto. «Las pasamos entonces a los patios, donde contamos con un lote de alta producción y un lote de baja, el de alta está con una mezcla de carbonato cálcico y serrín al 50% en las camas y el de baja cuenta con arena como material de relleno de los cubículos. El principal motivo para tener esa diferencia de cama no es otro que los problemas que tenemos en el canal. La arena es un material muy pesado que es difícil de manejar», dice.

Emplean las bacterias de Bioprana para acelerar la descomposición del purín y evitar atascos

Para resolver estos problemas de atascos han echado mano de un remedio natural, las bacterias de Bioprana, una empresa gallega especialista en acelerar la descomposición de la materia orgánica, tanto en granjas de vacuno de leche como de porcino. «Fuimos uno de los primeros clientes de ellos desde que se fundó la empresa, los llamamos por desesperación y vimos que nos empezaba a dar muy buenos resultados, sobre todo en el tema del canal», reconoce José Manuel. A la larga, resultó ser una solución con múltiples ventajas añadidas: reducción de olores, atascos y de costra en la fosa, minimización de la pérdida del poder fertilizante del purín vía emisiones, mejora del agitado, facilidad de aplicación en campo, aumento de la nutrición de los suelos y recuperación de su fertilidad natural, etc.

Cuentan con un sistema automatizado de dispensación mediante pulverizadores programados situados en los patios y que son suministrados desde un tanque de 1.000 litros, para que de este modo sean las vacas las que al moverse por las instalaciones distribuyan las bacterias llevándolas en las patas. «Cuando nos quedamos sin el producto en el depósito se nota muchísimo que no lo hay, porque hace el purín mucho más líquido y esponjoso», asegura José Manuel.

CUMA con otras 6 ganaderías de la zona

A gandería conta cun parque propio de maquinaria usada para facer os distintos traballos

La ganadería cuenta con un parque propio de maquinaria usada para hacer los distintos trabajos

El trabajo agrario lo hacen todo ellos, excepto las campañas de recogida de forrajes, tanto del maíz como de la hierba, para lo cual echan mano de una empresa de servicios contratada. Otras tareas como echar el purín o el laboreo de las tierras las hacen directamente. «Tenemos un parque de maquinaria propio, está en buen estado pero es usado, nunca compramos maquinaria nueva», cuenta.

Nunca compramos maquinaria nueva

Para hacer la ración diaria crearon una pequeña CUMA a nivel local con otras 6 ganaderías. «Hay explotaciones de distinto tamaño pero conjugamos todos, es un servicio muy sencillo de llevar porque tiene un recorrido muy pequeño, de alrededor de unos 5 kilómetros, y no ha habido ningún problema por ahora, estamos muy contentos», asegura José Manuel.

CUMA A Lamela se formó hace año y medio y les presta el servicio de carro mezclador a todos los socios

Ellos hacen dos raciones para las vacas en ordeño, una para el lote de alta producción y otra para el lote de baja. «Tenemos poca diferencia entre los dos, en el de baja usamos 10 kilos de concentrado y en el de alta estamos en 11 y medio. El resto de componentes son los mismos: 39 kilos de silo de maíz y 12 de silo de hierba en los dos casos», detallan.

«El rural es un potencial que tenemos para las nuevas generaciones»

José Manuel xunto ao seu fillo Sergio arrimando a comida ás vacas

José Manuel junto a su hijo Sergio arrimando la comida a las vacas

José Manuel está orgulloso de ser ganadero y trata de inculcarles a sus dos hijos, Sergio, de 7 años, y Alejandro, de 10, el valor del rural y la importancia de producir alimentos. «La pandemia nos dice que la aldea y el campo es una solución, ya lo era antes, pero parece que hemos abierto los ojos ahora», dice.

Defiende que «el rural es un potencial que tenemos para las nuevas generaciones» pero considera que «muchas veces lo desperdiciamos porque pienso que queremos hacer niños-robots». «Yo no sé si mis hijos van a seguir con esto o no, pero lo que no pueden decir es que no saben de dónde sale la leche, porque ven aquí las vacas, ni de dónde sale un huevo, porque hay gallinas y cerdos también en casa», destaca.

Yo no sé si mis hijos van a seguir con esto o no pero la pandemia nos dice que la aldea y el campo es una solución

Echa la vista atrás sobre las mejoras que han ido haciendo en la granja en los últimos 20 años y concluye: «En lo que a mí respeta, trato de inculcarles que el esfuerzo que hicimos aquí es para tener un plato de comida en la mesa, para poder vestirte y comprar esos tenis que te gustan, para poder tener una bicicleta o disfrutar jugando a la pelota con los amigos, que fue también lo que me inculcaron a mí cuando era pequeño. Después, el mundo es muy grande y muy pequeño al mismo tiempo», sentencia.

Estrategia de abonado en maíz y pradera

Un dos tratores da explotación camiño dunha terra de millo para o abonado antes da sementeira

Uno de los tractores de la explotación camino de una tierra de maíz para el abonado antes de la siembra

Ganadería Pose y García SL pone especial énfasis en el abonado de las tierras para sacar el máximo rendimiento de ellas en forma de buenas cosechas. A mayores de los aportes de materia orgánica generada en la propia granja, abonan con Entec desde hace una docena de años. Se lo sirve Progando y fueron una de las primeras ganaderías de Galicia en usarlo. Comenzaron utilizándolo en el maíz y desde hace siete años lo emplean también en las praderas y tanto en un caso como en el otro aseguran que los resultados son evidentes tanto en cantidad como en la calidad de los forrajes obtenidos.

Para el maíz están usando unos 600 kilos por hectárea del abono compuesto Entec 24-8-7. Eso les permite obtener unas producciones de maíz forrajero de entre 50 y 60 toneladas de materia verde por hectárea. «Antes de usar Entec ya teníamos buenas producciones, porque estamos en una zona privilegiada, muy cerca del mar, y eso nos ayuda a que no haya cambios muy bruscos de temperatura, pero la diferencia que notamos es en la calidad del silo, porque actúa en el último tramo del ciclo del cultivo, en el mantenimiento del stay green de la planta y en la maduración de la mazorca sobre todo», asegura José Manuel.

Es un abono que se mantiene en la tierra para que lo pueda absorber la planta en momentos críticos y actúa en el último tramo del ciclo del cultivo, en el mantenimiento del ‘stay green’ y en la maduración de la mazorca

Destaca que se trata de un abono «que se mantiene en la tierra para que lo pueda absorber el cultivo en momentos críticos, sobre todo en el mes de agosto cuando aprieta el calor». «Este último año, por ejemplo, cuando después vinieron las lluvias a partir del 15 de agosto , la planta aprovechó muy bien ese agua y el abono hizo su labor para que el maíz enverdeciese y aguantara el verdor hasta el momento de ensilarlo porque cuando ves que el maíz cambia de color y reverdece cuando caen cuatro gotas es porque el abono está funcionando, manteniendo la planta viva y en un buen estado sanitario hasta el momento de llevarlo para el silo. En el maíz nosotros miramos a día de hoy que haya una estabilidad cantidad-calidad para obtener unas fibras muy digestibles en la ración para que sea apetecible para la vaca», indica.

Mejores ensilados de hierba del primer corte

Buscan altas dixestibilidades no silo de millo e proteína no de herba

Buscan altas digestibilidades en el silo de maíz y proteína en el de hierba

En la pradera emplean para el primero corte Entec con una composición 25-15-0. «Sobre todo en invierno, a temperaturas bajas, mantiene la estructura y echa más tiempo en la tierra y nos ayuda a que las propiedades del abonado no nos marchen en el agua en forma de lixiviado para que la pradera llegue al punto del ensilado con una buena textura y haya unas buenas calidades en la hierba. Entec permite en la hierba obtener unos niveles de proteína muy considerables, eso es importante sobre todo en el primer corte, cuando aguanta el abonado ese tiempo que necesita la pradera para crecer por la falta de horas de luz y de calor. Estamos en Galicia y jugamos con el tiempo y por eso tenemos que tener un producto que nos ayude. Antes usábamos un nac pero se lavaba mucho y veías que la hierba se volvía amarilla y que le faltaba crecimiento», dice.

La pradera es la fuente de proteína que tenemos en las explotaciones, aparte de la soja o la colza que podamos comprar, y sobre todo en el primer corte el abono tiene que ayudar a suplir la falta de crecimiento por las pocas horas de luz

Suelen echar el abono entre la primera y la segunda semana de febrero, alrededor de unos 400 kilos por hectárea, para poder ensilar el primer corte entre el San José y la última semana de marzo, siempre y cuando la climatología les deje tanto hacer esa aplicación del abonado como después segar. Para el segundo corte la estrategia cambia y llevan dos años echando mano del Entec 27, un nac 27 con la molécula de inhibición de la nitrificación de Entec. «Es un abono que perdura alrededor de 35 días, que es el tiempo que nosotros le estamos dando antes de ensilar de nuevo, unos 40 días como máximo entre el primer y el segundo corte para llevar al silo la hierba», dice.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. OK | Más información