Más de 200 colmenas calcinadas a consecuencia de los incendios en Ourense

Los apicultores se quejan por tener que luchar solos contra el fuego ante la "desatención por parte de las brigadas" a sus explotaciones. Desde la Asociación Gallega de Apicultura piden a la Xunta que aclare cuál es el protocolo de actuación y "si los medios de extinción tienen orden de dejar arder las colmenas igual que si fuesen pinos"

Colmeas tralo paso do lume esta semana na Serra do Xurés

Colmenas quemadas tras el paso del fuego esta semana en la Serra do Xurés

La grave ola de fuegos que en los últimos días se ha producido en Ourense, con grandes incendios en numerosos puntos de la provincia que en 5 días quemaron unas 10.000 hectáreas, está teniendo importantes consecuencias, no solo desde el punto de vista forestal o medioambiental, sino también desde el punto económico para algunas de las principales producciones agroganaderas de estas zonas, como pueden ser las castañas, el vino, el aceite o la miel.

Más de 200 colmenas habrían ardido en los últimos días en la provincia de Ourense, según los cálculos de los productores, que se quejan en algunos casos de tener que luchar solos contra el fuego, sin ayuda de las brigadas y los medios de extinción, para intentar salvar sus explotaciones. Es una situación que se repite año tras año, igual que año tras año se repiten los incendios en gran parte de la provincia ourensana y en otros puntos recurrentes de la geografía gallega. 

«Están ardiendo colmenas y recibimos muchas quejas. Yo calculo que en los últimos días han ardido más de 200 solo de los apicultores que tienen seguro con nosotros», detalla Xesús Asorey, desde la Asociación Gallega de Apicultura. Las pérdidas han sido cuantiosas por toda la provincia: Emilio Fernández Silva perdió unas 30 en Cualedro, Sergio Rodríguez medio centenar en Vilardevós, Perfecto García 25 en el Xurés y Benigno Basteiro 2 en Vilariño de Conso después de tener que luchar el miércoles con sus propios medios contra un incendio que llegó a cercar cuatro de sus apiarios, con unas 300 colmenas llenas de miel a punto de recoger.

Más de 200 colmenas habrían ardido en los últimos días en distintos puntos de la provincia de Ourense, como Cualedro, Vilardevós, Lobios o Vilariño de Conso. No son un pino más que arde, son el modo de vida de mucha gente

Y es que los fuegos de estos días se están produciendo a las puertas de una cosecha que se prevé ya de por si escasa por la sequía, por lo que las pérdidas son mayores, además de desanimar a muchos productores en activo y desincentivar la incorporación de otros a la actividad. «El tema de los incendios es un freno terrible para nuestra actividad, porque supone una contradicción animar a los jóvenes y decirles que la provincia de Ourense es la más favorable para la producción de miel, porque hay mucho monte raso, y al mismo tiempo que cuando se produce un incendio la Administración no defienda esas explotaciones de los fuegos, porque esa gente nueva que empieza acaba preguntándose ¿para que las pongo, para que ardan?«, relata Xesús.

A nosotros nos hacen darnos de alta como explotación ganadera, así que exigimos para nuestras abejas la misma consideración que para una explotación de vacas o de cabras. Nos gustaría que la Xunta aclarase en qué fase del protocolo se protegen las explotaciones ganaderas, sean del tipo que sean

«Por eso nos gustaría que la Xunta aclarase en qué fase del protocolo se protegen las explotaciones ganaderas, como nosotros entendemos que son. A nosotros nos hacen darnos de alta como explotación ganadera, pero a la hora de los incendios parece que no somos explotaciones ganaderas, y los brigadistas no socorren a las colmenas, las dejan arder como si ardiese un pino. Si en vez de abejas es una explotación ganadera de vacas o de cabras no sé si tienen obligación o no de socorrerlas. Nosotros exigimos para nuestras abejas la misma consideración, porque es el modo de vida de mucha gente, sea profesional o no, que obtiene ingresos de esta actividad, y si hay un protocolo que dice que no se actúe para salvar a las colmenas pedimos que se cambie», solicitan desde AGA.

Es una contradicción que la Administración anime a la gente joven a incorporarse a la actividad diciéndole que Ourense es un paraíso para las abejas porque hay mucho monte bajo y después cuando hay un fuego no actuar para salvar esas explotaciones

El descontento entre los productores de miel es muy grande «porque es muy fácil hacer protocolos en una oficina, pero cuando son los propios apicultores los que tienen que salvar sus colmenas con los brigadistas por allí con los brazos caídos sin actuar porque están solo para vigilar que el fuego no entre en las casas, la gente se enfada mucho», indica Xesús, que relata escenas de apicultores llevando agua a calderos estos días en los fuegos de la provincia de Ourense para proteger a sus apiarios de las llamas con las motobombas de la Xunta aparcadas al lado sin actuar.

Benigno Basteiro: «Las brigadas nos dejaron solos, quien nos salvó fue un vecino con la cisterna del tractor»

«Nosotros tuvimos cuatro colmeares en riesgo, cercados por el fuego que hubo en Castiñeira, en el ayuntamiento de Vilariño de Conso. Estuvimos luchando contra el fuego desde las cuatro de la mañana y quienes lo apagamos fuimos nosotros, las brigadas nos dejaron solos. En la parte de abajo hay una ganadería de vacas y tampoco la protegieron. Primero nos ayudó este vecino a nosotros con el tractor y la cisterna y después le ayudamos nosotros a él para salvar a sus vacas. Las brigadas del distrito 13 del Barco de Valdeorras y Trives estuvieron por allí, andando con el coche por las pistas de un lado para otro pero no nos echaron una mano. Tenían tres coches y una motobomba, y había donde cargar agua allí al lado, porque hay una minicentral, pero no nos ayudaron», relata con indignación Benigno Basteiro.

«Suerte que nosotros tenemos todo muy desbrozado y las colmenas colocadas sobre unos bloques y cuando el fuego llega a donde están ellas puede avanzar por la hierba del suelo, pero no por arriba y no es difícil de controlar. Por eso solo nos ardieron dos colmenas, que estaban más en el borde», cuenta este apicultor profesional de Viana do Bolo que tiene más de 2.000 colmenas en distintos ayuntamientos. «Llevo 60 años luchando con los incendios, tenemos ya experiencia en eso, porque todos los años tenemos algo», lamenta.

En base a esa experiencia asegura que en este incendio de Castiñeira «había un descontrol que en mi vida vi algo igual» y que se hicieron «auténticas barbaridades». «Las brigadas plantaron fuego a la contra a más de dos kilómetros de distancia de la lengua del incendio, con nuestras colmenas por medio, y los de la UME pasaron el día haciendo cortafuegos dentro de Red Natura, a los que finalmente no llegó el foco del fuego. Quedaron sin arder robles centenarios porque el incendio no les afectó y los quemaron ellos plantando fuego», denuncia.

Los fuegos nos repercuten mucho porque durante tres años esos colmeares quedan sin pasto. Tenemos que levantarlos y llevarlos para otro lado y para eso todo es burocracia

«Finalmente solo nos ardieron dos colmenas, pero el susto y la rabia que llevas por no haberte echado una mano es tremendo. Nosotros tenemos un seguro de responsabilidad civil pero no contra los fuegos, porque son muy caros y no te cubren el daño, porque no te pagan lo que dejas de producir en los años siguientes. Los fuegos nos repercuten mucho porque las abejas quedan sin pasto para los próximos años. Y para cambiarlas de sitio nos ponen muchos problemas y trabas, porque tenemos que dar de alta un nuevo asentamiento y para eso todo es burocracia. Lo más humillante es que hace dos años también ardió y desde la Administración sacaron una línea de ayudas para alimentación en la que también entraban las abejas pero yo acabé desistiendo y renunciando a ellas, porque todo era papeleo y burocracia y después te venían con unos porcentajes que no te daban ni para el IVA», cuenta Benigno.

Perfecto García: «Está claro que el sistema de prevención y extinción de incendios que hay no funciona»

Colmeas queimadas de Perfecto García en Lobios

Colmeas quemadas de Perfecto García en Lobios

Perfecto García tiene 200 colmenas en ecológico repartidas entre el Xurés y Calvos de Randín, y el pasado domingo perdió 25 devastadas por el incendio de Lobios, en pleno Parque Natural del Xurés, que se mantuvo activo durante varios días y al que incluso se le sumó este jueves un nuevo foco en el ayuntamiento de Muiños, procedente de la vecina Portugal.

«Tenía las abejas en la Corda del río Vilameá, a 700 metros de un lugar mítico como es la capilla de la Virgen del Xurés. Tenía 50 colmenas ubicadas en ese apiario y he perdido por lo menos la mitad. Puede que haya incluso alguna más afectada, porque cuando pude ir a mirar aun había restricciones de acceso porque el fuego seguía activo, así que llegué hasta el lugar, le eché un vistazo por arriba a las colmenas y tuve que salir de allí», cuenta.

«El problema del fuego es que sus efectos no son algo instantáneo. Los apicultores sufrimos por la muerte de nuestras abejas, pero la temperatura que se produce en el recinto también afecta a muchas otras y esa zona queda invalidada durante 3 o 4 años para cualquier tipo de actividad apícola», explica.

Apagar el fuego por el método del contrafuego es una cobardía, pero como es monte bajo se ignora por completo

Perfecto tiene un seguro que le cubre los daños por fuego, pero la producción de este año, para la que estaba a punto de comenzar la recogida, no la cubre el seguro y la de los años sucesivos tampoco. En su caso, recibía también ayudas agroambientales de la PAC por esos colmeares y no sabe si legalmente estará obligado a mantener las abejas en esa zona para poder conservar las ayudas cuando «es inviable tenerlas en ese lugar mientras no se recupere la vegetación».

«Llevo 30 años con las abejas, aguantamos las vacas gordas y las vacas flacas. Cuando se reían de nosotros porque la apicultura era una actividad residual ahí seguíamos. Pero en los últimos años se inició mucha gente en la actividad y no es fácil encontrar un sitio virgen donde colocarlas, porque vayas a donde vayas vas a afectar a otra gente ya instalada en ese lugar. Hay zonas de la provincia de Ourense que están saturadas en este momento», dice.

Además de las abejas de Perfecto, en la zona quemada por el fuego de Lobios se asentaban otras 300 o 400 colmenas de otros tres o cuatro apicultures que ahora también se han quedado sin nada de lo que alimentarse. «Como los precios subieron algo años atrás se animó a mucha gente y hoy hay overbooking porque la gente nueva que se incorporó lo hizo con muchas colmenas para que les fuese viable profesionalizarse y vivir de las abejas. Pero yo pienso que en determinadas cosas es mejor actuar con mesura porque al final hay una superpoblación y una merma de la producción para todos», añade.

Apagar el fuego con más fuego

Este apicultor también critica el sistema de apagar el fuego con fuego. «Apagar el fuego por el método del contrafuego es una cobardía. Esa forma de proceder quemando la vegetación arbustiva es una visión errónea, porque esa vegetación tiene una función tan importante como pueden tener los árboles, porque frena la erosión y hace posible un aprovechamiento apícola, pero como es monte bajo se ignora eso por completo», se queja.

En su caso, «las brigadas al principio actuaron con diligencia pero cuando se desmadró el fuego abandonaron a las colmenas a su suerte. El fuego llegó allí de madrugada, porque el contrafuego que hicieron fue contraproducente porque, en vez de frenarlo, ayudó a propagar el fuego y una situación que estaba aparementemente resuelta a las 9 de la noche se les fue de las manos y se desmadró», relata.

Los fuegos se evitan teniendo animales en el monte y cuesta menos mantener a una vaca que a un brigadista

«El método de prevención y extinción de incendios que tenemos no funciona, porque cuando se le pide respuesta es inoperativo. Una y otra vez se demuestra que en condiciones adversas, por muchos medios que tengamos, no hay quien pare el fuego. Así que para apagar incendios de pequeña entidad estamos despilfarrando medios, pero cuando vienen fuegos de entidad no somos capaces de apagarlos. Si tiene que venir la UME cada vez que hay un fuego importante para resolver el problema quiere decir que estamos reconociendo nuestro propio fracaso. La Administración tenía que ser la primera en reconocer que esto no funciona y que la política de extinción actual no lleva la ningún lado, pero la industria del fuego es algo muy apetecible, porque si hay fuegos hay negocio», argumenta.

Perfecto propone un cambio de estrategia. «Ya que los pueblos es muy difícil ya poblarlos con gente, hay que crear las condiciones para que haya ganado, porque los fuegos se evitan teniendo animales en el monte. Los montes que tenemos hoy valdrán para la fauna silvestre, pero están abandonados para un eslabón fundamental que es la ganadería extensiva. Y está claro que cuesta menos mantener una vaca que a un brigadista», concluye.

Una docena de organizaciones piden la dimisión del director xeral de Defensa do Monte y un cambio en las políticas antiincendios

Una docena de organizaciones agrarias, entre las que se encuentran el Sindicato Labrego Galego o la Federación Rural Galega; grupos ecologistas, como Adega o Verdegaia y colectivos de ámbito rural, entre ellas la Asociación Gallega de Apicultura, firman un manifiesto en el que piden la «dimisión inmediata» del director xeral de Defensa do Monte, Tomás Fernández-Couto, «por no disponer las medidas de prevención y vigilancia necesarias para evitar la catástrofe incendiaria» en la provincia de Ourense, en particular, en las áreas afectadas del Parque Natural Baixa Limia-Serra do Xurés y del Macizo Central.

Fernández-Couto manifestó días atrás que «ya se preveía una fuerte actividad incendiaria» en la segunda semana de septiembre en el Macizo Central ourensano, donde los fuegos son recurrentes en las jornadas previas a la llegada de las lluvias. Por tanto, dicen las entidades firmantes del manifiesto que pide su dimisión, «no podemos entender como la Xunta de Galicia no reforzó el equipo humano y material de extinción, ni tomó especiales medidas de prevención y vigilancia en estas áreas de extraordinario valor ambiental para evitar que estos fuegos se llegasen a producir».

La actual estrategia del ejecutivo gallego para combatir los fuegos forestales es esperar a que llueva. Llevan décadas ignorando la necesidad de atajar las causas estructurales de los fuegos forestales

«La actual estrategia del ejecutivo gallego para combatir los fuegos forestales es esperar a que llueva. El Partido Popular y el ejecutivo de Alberto Núñez Feijóo llevan décadas ignorando la necesidad de atajar las causas estructurales de los fuegos forestales, de extremar las medidas de prevención contra los incendios, de cambiar radicalmente el modelo de monte gallego y de evitar la despoblación del rural», aseguran.

No han sido pocas las iniciativas que se han promovido en la última década por parte de la sociedad gallega para instar al gobierno de Núñez Feijóo a cambiar su política forestal y de montes, pero sin éxito, como la Iniciativa Legislativa Popular en defensa del bosque autóctono, que a pesar de a ser la ILP con más apoyo social llevada al Parlamento, fue rechazada por el grupo parlamentario del Partido Popular.

Entre otras medidas, los colectivos firmantes del manifiesto, entre los que se encuentran también Amarelante o la Organización Gallega de Comunidades de Montes, proponen «prevención de incendios todo el año, promoción de un monte multifuncional y resiliente frente el cambio climático, recuperación de especies forestales propias, freno al monocultivo de especies pirófitas y foráneas y aumento de las fajas de protección frente los fuegos».

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