Producción de electricidad Km0 a partir del metano contenido en el purín generado por el ganado. Esa es la filosofía de Métha-Ferchaud, una planta de biogás colectiva, propiedad de tres granjas, dos lecheras y una de cerdos, ubicada en la localidad de Martigné-Ferchaud, en la Bretaña francesa.
“Asociarme a ese proyecto colectivo era una manera de diversificar mi actividad agrícola. En mi granja ya teníamos paneles fotovoltaicos y queríamos continuar produciendo energías verdes”, explica Guénaël Hamelin, titular de una explotación de leche en Retiers, GAEC Ker Laezh, formada por 150 vacas en producción y 170 hectáreas de terreno.
En Francia hay 500 granjas que hacen aprovechamiento energético del metano y la mayor parte de ellas se encuentran en la región de la Bretaña
En Francia hay 500 granjas que hacen aprovechamiento del metano generado por las deyecciones de su ganado. Están integradas en la Asociación de Agricultores Metanizadores de Francia. La mayor parte de las plantas se encuentran en la región de la Bretaña y son instalaciones de pequeño tamaño.
Un proyecto colectivo que empezó a funcionar en 2016
Tres explotaciones ganaderas próximas pusieron en funcionamiento en el año 2016 esta planta de metano para tratar sus puríns y estiércoles. Hoy suministran electricidad a 1.000 hogares y aprovechan el calor para secar la alfalfa que producen en sus tierras.
Guénaël destaca precisamente el hecho de que Métha-Ferchaud sea un proyecto colectivo y autogestionado por varias granjas. “Emprender entre varios es algo importante para mí, porque permite intercambiar y dinamizar nuestro día a día. Trabajar en un proyecto colectivo es algo muy enriquecedor”, asegura.
El asociacionismo agrario está mucho más desarrollado en Bretaña que en Galicia
Además de la ganadería lechera de Guénaël, también es socio de la planta de biogás Stéphane Boudet, que tiene una explotación porcina en Fercé. Su granja, EARL du Jahan, está formada por 230 madres reproductoras y 86 hectáreas de cultivos, dedicados mayoritariamente la cereales con los que alimentar a los cerdos.
Participan también en el proyecto Frédéric Brizard y Stéphane Choquet, socios en una granja de vacas en Martigné-Ferchaud, EARL de la Voie Lactée, con 150 vacas en producción y 240 hectáreas de superficie agraria.
Reducir los desprazamientos necesarios
La planta de biogás se ubica en un lugar intermedio entre las tres granjas para así facilitar el transporte del purín y reducir los desplazamientos. Cuentan con un trabajador a tiempo completo en el biodigestor y otro a media jornada, encargado del transporte del purín desde las explotaciones y de llevar de vuelta el material digestado, que aprovechan como materia orgánica fertilizante para las tierras de cultivo.
La ubicación del biodigestor, en un lugar intermedio a las tres granjas, facilita el transporte del purín
Las tres explotaciones cuentan con dos fosas de purín, una de menor tamaño para el purín fresco que produce el ganado y otra con mayor capacidad que es en la que almacenan el producto digestado que es devuelto a las ganaderías.
Un metro cúbico del material digestado equivale a 5 unidades de nitrógeno
“Uno de nuestros objetivos era también valorizar agronómicamente los puríns para su mejor aprovechamiento a la hora de aportalos al suelo”, explica Guénaël. “Hay que tratar los nitratos. No lo digo para ir contra la agricultura de España ni para generar alarmas, sino por convencimiento y para llamar la atención sobre un problema real”, remarca.
Problemas de contaminación por nitratos
“En Bretaña en los años 90 teníamos serios problemas de contaminación del suelo debido a la carga ganadera, porque los suelos aquí son muy arenosos, de origen granítico, y por lo tanto muy permeables, lo que favorece la contaminación de las aguas subterráneas”, reconoce.
100.000 hectáreas de superficie agrícola y 1.500 productores se vieron afectados en Francia por la declaración de zonas vulnerables a raíz de la aplicación de la Directiva de Nitratos europea
La presión social, con una población cada vez más concienciada por la ecología, llevó a la aprobación de normas restrictivas por parte de las autoridades, en virtud de la Directiva europea de Nitratos, que en Francia afectó a 1.500 productores y 100.000 hectáreas de superficie agraria declaradas zonas vulnerables.
“Había realmente un problema y una preocupación social por todo ello, pero hoy ese problema de contaminación ha disminuido y está controlado”, asegura Guénaël. Aun así, el nivel de nitratos en los suelos y acuíferos es evaluado de manera permanente por parte de técnicos de la administración.
Los planes de abonado y los cuadernos de explotación ya son obligatorios en Francia y el purín no se puede echar en los meses de verano ni en los fines de semana
“Los ganaderos tenemos que hacer una declaración anual de cuantas vacas tenemos y, por lo tanto, cuantas unidades de nitrógeno producimos. A eso se añade el abono químico que compramos y el resultado de esa suma se divide entre la superficie que tienes. Si no cumples con las ratios establecidas, la Administración viene a inspeccionarte. Van parcela por parcela realizando analíticas”, cuenta.
El doble de vacas lecheras que Galicia y tres veces más superficie agraria
Bretaña cuenta con 2 millones de cabezas de ganado bovino, de las que 740.000 (el 37%) son vacas lecheras, que producen 5,3 millones de toneladas anuales de leche (el 40% de la producción francesa). La región produce además carne de vacuno (150 toneladas anuales), 8,6 millones de pollos (el 33% de la producción francesa) y 13,7 millones de cerdos (el 54% de la carne de cerdo francesa).
Uno de cada tres pollos y uno de cada 2 cerdos franceses se produce en la Bretaña
Con esta carga ganadera, y a pesar de disponer de tres veces más superficie agraria que Galicia (1,6 millones de hectáreas de SAU), Bretaña lleva años sufriendo problemas de contaminación por nitratos, lo que llevó a la aprobación de normativas medioambientales estrictas que limitan la aplicación de purines.
El límite máximo en la Bretaña son 70 unidades de nitrógeno de origen orgánico por hectárea
El límite máximo permitido a la hora de fertilizar suelos agrícolas son 220 unidades de nitrógeno por hectárea, de las que 70 pueden proceder de orígenes orgánicos. A la hora de realizar la aplicación, están prohibidos los sistemas de plato o abanico, al igual que pasará en España a partir de 2024.
Producen 500kw/h
“Es muy importante explicar a la sociedad civil que los agricultores no solo no contaminamos sino que cuidamos del medio ambiente y contribuimos a la economía circular con proyectos como este. En esta planta recibimos muchísimas visitas. Las escuelas vienen todos los años, y también personas particulares. Cuando la pusimos en marcha, en solo dos días de puertas abiertas visitaron la instalación 1.200 personas. Esa parte de comunicación es muy importante”, dice Guénaël.
Suministran electricidad a 1.000 hogares y 2.500 habitantes del entorno
Un panel explicativo en la sala donde reciben las visitas trata de explicar el funcionamiento del complejo bajo un esquema de economía circular. “El purín que producen nuestros animales contiene metano, que extraemos en el biodigestor, que produce gas, que va a dos motores que producen energía eléctrica para la sociedad civil y calor que empleamos para un secadero de alfalfa con la que después alimentamos el ganado que produce el purín. Pero la planta de metano no hace ecología, somos nosotros, los ganaderos los que hacemos ecología a través de la planta de metano”, remarca.
La energía producida es vertida a la red, a través de la compañía estatal francesa EDF, que se la paga a 23 céntimos el Kw/h
En 2016 la planta de Métha-Ferchaud comenzó a funcionar con un motor de 200 KW/h y en el 2022 añadieron un segundo motor, con una capacidad de producción de energía eléctrica total actual de 500Kw/h, lo que permite suministrar de electricidad a 1.000 hogares y unos 2.500 habitantes. La energía es vertida a la red, a través de la compañía estatal francesa EDF, que se la paga a 23 céntimos el Kw/h.
Aprovechamiento del calor generado para secar alfalfa y otros productos
Además de valorizar el purín producido por las tres explotaciones ganaderas para generar electricidad, con el calor producido en el proceso secan la alfalfa que también producen sus granjas para lograr ser autónomos en insumos proteicos.
Los restos del digestor van a los campos de cultivo, en los que producen cereales y alfalfa para alimentar el ganado
Hasta el año 2015 la normativa francesa obligaba a aprovechar el calor generado por los digestores, lo mismo que el generado en las ganaderías en el proceso de enfriamiento de la leche, por ejemplo. Por eso inicialmente los impulsores de Métha-Ferchaud pretendían vender el calor producido tras el proceso de fermentación anaeróbica del purín a la industria local y a las comunidades de vecinos de la localidad más próxima, Martigné-Ferchaud, en forma de agua caliente a través de una red comunitaria, pero en la actualidad lo aprovechan en la propia instalación para el secado de forrajes (alfalfa y raigrás) y otros materiales como cereales (granos de maíz o trigo) o madera (péllets y astillas).
El secadero supone una fuente de ingresos a mayores
Cuentan para eso con un secadero de grandes dimensiones, dentro de las instalaciones de la propia planta de biogás. El calor generado es conducido por unas tuberías y sale través de unos agujeros que hay en el suelo del secadero, donde son descargados los distintos materiales a secar. El secadero es empleado tanto por las ganaderías socias de la planta, como por otras empresas y es una fuente de ingresos más.
Financiación pública
La inversión total realizada para la puesta en marcha de Métha-Ferchaud fue de 1,6 millones de euros. El 83% fue para la construcción de la planta de biogás y el 17% para la zona de almacenaje de residuos y productos empleados y el resto de instalaciones.
En Francia se apuesta por pequeñas instalaciones locales; la Xunta por megaproyectos
Los 6 socios aportaron el 4% del capital necesario, unos 15.000€ cada uno. El 30% procedió de subvenciones tanto regionales como departamentales y el 65% restante se financió mediante un crédito bancario.
Las cifras contrastan con las que maneja la Xunta para su proyecto de construir en Galicia 5 plantas de biodigestión y 19 de transferencia de purines, con un coste estimado total de 600 millones de euros.
Cultivos intermedios con vocación energética
Un grupo de 4 amigos que se conocían de organizar un festival de música folk bretona en la localidad de Martigné-Ferchaud (Festival Les Mines d’Or), dos de ellos ganaderos, decidieron montar este proyecto para tratar los purines de sus explotaciones y producir electricidad a partir de él. Métha-Ferchaud es hoy una planta de producción de metano modélica desde el punto de vista económico, social y medioambiental.
La idea surge en el año 2010 pero no echa a andar hasta el 2016
Este proyecto colectivo de tres granjas surge con varias motivaciones y objetivos: producción de energía renovable, valorización de los purines ganaderos y mejora en el aprovechamiento del nitrógeno orgánico como fertilizante, diversificación de los ingresos de las explotaciones y contribuir a mejorar la imagen de la agricultura y los agricultores.
No solo de purín vive el digestor
El 60% de los aportes al digestor son purines y estiércoles procedentes de las tres explotaciones ganaderas y el 40% restante cereales, cultivos energéticos, lodos de depuradora y restos de la industria alimentaria. Los ciudadanos también pueden llevar los restos de poda u otro tipo de material vegetal.
El 60% de lo que entra al digestor es purín y el 40% restante, restos de cultivos, lodos de depuradora, cereales y subproductos de la industria alimentaria
“Lo más importante para un buen funcionamiento del digestor es tener siempre purín fresco”, explica Guénaël. Dos días a la semana transportan el purín de las granjas para la planta de metano, que consume cada día 25 metros cúbicos. La mezcla que hacen lleva un 80% purín de vaca y un 20% de cerdo.
Además de la fosa de almacenaje de purines, en las instalaciones de la planta disponen de otras zonas de depósito para el resto de productos empleados en la mezcla: 5 metros cúbicos al día de lactosuero y 20 toneladas diarias de centeno, restos de paja o maíz en grano. “El digestor es como el intestino de una vaca y un especialista nos hace una ración equilibrada para él”, compara.
Rotación de cultivos para alimentar la fermentación
En unas 15 hectáreas de superficie Guénaël hace cultivo de centeno para alimentar al digestor, dentro de una rotación bianual con trigo y maíz. “Recojo el trigo a 31 de julio y abono con 125 unidades de nitrógeno procedentes del digestor. El 15 de septiembre meto el centeno, que recojo el 20 de abril, aporto 30 metros cúbicos del digestor (150 unidades de nitrógeno) y a continuación labro el maíz. Hacemos una producción agrícola muy intensiva”, reconoce.
Hacemos una producción agrícola muy intensiva
Las otras dos explotaciones socias, EARL du Jahan y EARL de la Voie Lactée, también siembran cultivos energéticos para aportar al digestor, como maíz en grano, de las que consumen entre 30 y 40 hectáreas al año. “Es la gran pega que los ecologistas le ponen a la planta, ya que no entienden que se cultive maíz para producir energía”, afirma.
Mayor capacidad fertilizante que el purín
El digestor es un pozo en forma de tubo de 6 metros de profundidad donde se mezclan los aportes sólidos y líquidos, que fermentan alcanzando los 42 grados de temperatura. El biometano generado sale por una tubería colocada en la parte superior y la parte liquida, que es más pesada, queda abajo. A continuación el gas es enfriado y va a dos motores, de 200 y 300 kw de potencia, que son los que transforman el biogás en electricidad.
Empleando el material digestado como abono estamos ahorrando dinero, porque su poder fertilizante es mayor y evitamos utilizar abonos químicos
Las tres explotaciones hacen el abonando de sus tierras con el material digestado, con mayor poder fertilizante que el purín a partir del cual se produce. “Por ejemplo, si cogemos el purín de vacas lecheras tiene 2,5 unidades de nitrógeno mientras que un metro cúbico de digestato contiene 5,5 unidades de nitrógeno. Es un abono más concentrado y más asimilable por las plantas que el purín en estado puro. Al aportar esas unidades de nitrógeno extra sobre los cultivos de trigo y maíz economizo, porque antes utilizaba fertilizantes químicos que ahora no necesito con el digestato. En ese aspecto, estoy ahorrando dinero”, asegura Guénaël.