El renacer de la viticultura en las riberas del Navia: Experiencias de 3 nuevos productores

El reconocimiento de la IGP Terras do Navia está impulsando la profesionalización del sector y animando a nuevos productores a hacer plantaciones de blanca legítima y otras variedades autóctonas en los ayuntamientos de Negueira, Navia y A Fonsagrada. Hablamos con tres de ellos para que nos cuenten sus planes de futuro

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ribeiras do navia

El vino está renaciendo con fuerza en la cuenca del río Navia. El respaldo logrado hace un año por esta zona tradicional de producción con el reconocimiento de la Indicación Geográfica Protegida está sirviendo para relanzar plantaciones y proyectos de nuevas bodegas que harán crecer en los próximos años la oferta actual, permitiendo a los vinos de la zona alcanzar nuevos mercados.

En este momento en los tres ayuntamientos que abarca a IGP (Negueira, Navia y A Fonsagrada) hay entre 20 y 22 hectáreas de viñedos en producción pero solo tres bodegas que embotellan y venden con su marca y la etiqueta de la IGP: Adega Panchín y Adega Sidrón en Negueira y Adega da Señora en Navia.

El apoyo de enólogos y el paso por la barrica está sentando bien a los vinos del Navia

Entre las tres elaboran unos 20.000 litros de vino al año y poseen la mitad del total de hectáreas en producción, unas 3 hectáreas cada una de ellas. El resto de las vides pertenece a medio centenar de cosecheros que elaboran vino para casa o que venden a granel los excedentes.

Una apuesta por la singularidad

El territorio que recorre el cauce del río Navia está lleno de pequeños viñedos, algunos de ellos abandonados durante décadas y que en los últimos años están siendo recuperados. Pero la falta de derechos de plantación es un hándicap con el que se encuentran los nuevos productores, al igual que el pequeño tamaño de las fincas también dificulta la ampliación de los viñedos.

Las variedades y cepas centenarias sobrevivieron en una zona con características únicas, que también tienen sus vinos

La introducción de variedades foráneas tras la filoxera convivió en la zona con castes autóctonas como la blanca legítima o el tinto serodio, que son el verdadero emblema de la IGP y que han sobrevivido en una zona geográfica con características únicas, que también tienen sus vinos.

Los vinos del año propios de esta zona están ganando prestigio a medida que las bodegas han decidido contar con el apoyo de enólogos para la elaboración y el paso por barrica está abriendo nuevas oportunidades para llegar fuera del mercado local, en el que se habían mantenido los vinos del Navia durante buena parte del siglo XX.

Desde que se consiguió la IGP esto ha cogido otro ritmo; ahora aparecemos como una zona vitivinícola más de Galicia y tenemos un sello de calidad diferenciada que nos respalda

“Desde que se consiguió la IGP esto ha cogido otro ritmo. Estás amparado por un sello de calidad diferenciado y eso te ayuda a posicionarte y a promocionarte. Ahora aparecemos como una zona vitivinícola más de Galicia. Notamos que los vinos son más conocidos fuera de esta zona, llegamos vendiendo ya a Madrid y Barcelona y hay algún distribuidor de fuera de Galicia interesado, pero la producción que tenemos de momento es pequeña para dar ese salto a gran escala”, reconocen los bodegueros más veteranos.

En producciones pequeñas como son las que tenemos aquí que se abran nuevas bodegas no supone competencia, al contrario, porque donde no llega uno siempre puede llegar el otro

“En producciones pequeñas como son las que tenemos aquí que se abran nuevas bodegas no supone competencia, al contrario, sirve para apoyarnos los unos a los otros, para dar a conocer los vinos de la zona entre todos y para abrir mercado, porque donde no llega uno siempre puede llegar el otro”, dicen.

Mientras, para los jóvenes el vino supone una oportunidad de futuro para poder quedarse a vivir en el lugar donde nacieron o para volver al lugar del que tuvieron que marchar sus padres. Hablamos con tres de estos nuevos viticultores de los ayuntamientos de Negueira de Muñiz y Navia de Suarna para que nos cuenten sus proyectos.  

“Notamos más interés por los vinos de la zona; antes servíamos más Rioja o Ribera del Duero”

Jose, xunto ás vides das que ten previsto comezar a embotellar viño este ano

Jose, junto a las viñas de las que tiene previsto comenzar a embotellar vino el próximo año

José Manuel López Méndez es en la actualidad el presidente de la Asociación Pola Defensa das Variedades Autóctonas e Viñedo da Conca do Río Navia, que engloba a 29 productores de los ayuntamientos de Negueira, Navia y A Fonsagrada y que organiza la feria del vino que cada año se celebra en el mes de abril.

“La nueva generación hemos cogido el testigo hace dos años de los que empezaron, de Manuel Cancio y Paco Sanromán, pero ellos siguen siendo la referencia para nosotros, nos ayudan y nos dan consejo”, reconoce Jose, que tiene 31 años y tiene pensado quedarse en Negueira y labrar su futuro en relación al vino.

Vi que el vino podía ser una oportunidad para quedarme aquí y trabajar en eso

“En casa ya había algún viñedo. Era mi padre quien los atendía pero yo desde pequeño siempre viví eso y vi que el vino podía ser una oportunidad para quedarme aquí y trabajar en ese sector”, asegura.

Jose es de la Casa Vizcaín, el mismo nombre que tiene pensado ponerle a la bodega. Hoy ya tienen habitaciones y restaurante, donde nota el tirón que están teniendo los vinos de la zona. “Notamos más interés a raíz de conseguir la IGP. Cada vez la gente te pide más vino de Negueira, antes en el bar servíamos más Rioja o Ribera del Duero”, reconoce.

En casa ya había algún viñedo y llevamos tres años plantando. Nuestra intención es tener la bodega ya para el año que viene y empezar a embotellar

Desde hace tres años empezaron a plantar y en este momento ya cuentan con dos hectáreas y media. “Las de viejo son mencía y las que estamos plantando ahora son blanco legítimo y tinto serodio”, explica.

“Hacemos vino para casa, no embotellamos aún. Nuestra intención es hacer una bodega, tendría que estar para el año que viene sin falta, porque en las vides que plantamos hace tres años ya vamos a tener producción”, remarcan desde la futura Adega Vizcaín.

“Mi padre era de aquí, pero hacía años que no vivía nadie en casa; se habían perdido los viñedos y las fincas estaban abandonadas”

Laura comezou a plantar no 2017 e hoxe ten hectárea e media de branco lexítimo e caíño tinto

Laura empezó a plantar en 2017 y hoy tiene hectárea y media de blanco legítimo y tinto serodio

Laura Lledín tiene 38 años y también tiene intención de vivir de producir y comercializar vino. Ella es la secretaria de la asociación de viticultores de la zona y está convencida del potencial que tiene el sector para fijar población en un territorio necesitado de gente joven.

Ella volvió para Negueira en el año 2007 y desde entonces comenzó a interesarse por el vino. “Mi padre era de aquí pero ya hacía años que no vivía nadie en la casa. Se habían perdido los viñedos y las fincas estaban todas abandonadas”, cuenta.

Junto con su pareja, Marcos, en el año 2017 plantaron su primera viña y luego otra más grande, hasta sumar hectárea y media, que se añade a otra hectárea que tienen alquilada. “En lo que plantamos nosotros pusimos todo blanco legítimo y en una de las viñas algo de tinto serodio y en la que alquilamos este año son cepas viejas de mencía, con la idea de hacer también tinto”, explica.

Tengo intención de incorporarme este año o el año que viene, hacer vino y comercializar

Ayudados por Roberto Regal, el enólogo que asesora a buena parte de las bodegas de Negueira e incluso a las de la parte asturiana de Ibias y Pesoz, hicieron ya una pequeña prueba de vino blanco. “Tengo la intención de incorporarme este año o el año que viene y hacer una bodega, que no tenemos, para empezar a hacer vino y comercializar. Como la nuestra es la Casa de Cancelada, le llamaremos Adega Cancelada”, avanza.

Los bodegueros nos estamos implicando en fomentar el turismo, pero falta esa misma implicación de las instituciones públicas

Hoy por hoy el vino es el motor económico y turístico de Negueira, pero Laura reclama mayor colaboración de la Administración. “Echamos en falta un poco la implicación de las instituciones públicas. Los bodegueros nos estamos implicando en fomentar el turismo, pero falta esa misma implicación de las instituciones públicas, con promoción, señalización de rutas y monumentos de interés, puesta en marcha de infraestructuras y otras actividades que puedan complementar al vino”, pide.

El vino tiene en esta zona un valor cultural, etnográfico y paisajístico

La tradición del vino en esta zona oriental de Galicia, al igual que en las vecinas laderas del otro lado del río, hoy asturianas, ha mantenido toda una cultura propia, como la de beber por el cacho, un recipiente de madera con forma de taza grande que se usaba para trafegar el vino y que pasaba de mano en mano a la hora de probarlo.

“El minifundio es devastador; luchar con el Catrastro y el Registro de la Propiedad te consume”

Pablo e Mónica, na parcela onde este ano comezarán a plantar en bancais as súas primeiras cepas

Pablo y Mónica, en la parcela donde este año comenzarán a plantar en bancales sus primeras cepas

A bodega Vizcaín y bodega Cancelada se va a sumar una más en Coea, en el vecino ayuntamiento de Navia, pero Pablo Silva y Mónica Suárez, sus impulsores, no han pensado aún el nombre.

Al frente de la bodega va a estar Mónica, que se está formando para eso. Su familia era de Coea, una aldea con 25 casas perteneciente a la parroquia de Castañedo, que hace límite entre los municipios de Navia de Suarna, A Fonsagrada e Ibias.

La producción de la aldea hoy, donde se asienta también el proyecto de Héctor y Jose Álvarez (Adega da Señora) está muy lejos de los 90.000 kilos de uva que se recogían hace un siglo, cuando el etnógrafo alemán Walter Ebeling recorrió la zona durante 5 años documentando la vida en la montaña.

Es muy ilusionante ver que el rural vuelve a coger auge en esta zona gracias al vino

Animados por Héctor y Jose, Pablo (de 48 años) y Mónica (de 45) comenzaron este año la plantación de 1.200 cepas de blanco legítimo y 600 de merenzao, con la intención de llegar el año que viene a la hectárea y media.

“Es un proceso lento pero ilusionante”, dice Pablo. La zona que escogieron para empezar es una de las fincas con más pendiente del pueblo, pero la eligieron por el arraigo a la zona. “Era la viña de la casa en la que nació mi suegra”, explica.

Debido a la pendiente del terreno optamos por hacer bancales con un talud amplio para no tener que paredar

Pero tras décadas de abandono, “era todo un pinar y un eucaliptal”, cuenta. Tras cortar y desbrozar, comenzaron la preparación del terreno. “Debido a la pendiente elevadísima, optamos por hacer bancales con un talud amplio para no tener que paredar”, detalla Pablo.

Pero la climatología de este invierno y comienzo de la primavera ha condicionado los trabajos. “Nos ha tocado un mal año para empezar y todo se ha retrasado por el tiempo que vino, ya que las lluvias nos complicaron estabilizar los bancales, canalizar las fuentes y plantar”, añade.

El coste de los trámites para empezar es elevado

A las dificultades propias de la orografía del terreno, se añaden las de los trámites burocráticos. “Los 4.500 metros cuadrados que preparamos este año eran 5 piezas diferentes, pero para conseguir la documentación fue una labor de chinos. El minifundio es devastador y pelear con el Catastro y con el Registro de la Propiedad te consume”, reconoce.

Centrados este año en acometer la plantación de las vides, luego vendrá la fase de construir la bodega. “Una bodega de nueva construcción requiere de más inversión que rehabilitar una ya existente y estamos también buscando financiación para eso, porque teniendo en cuenta las características del terreno, va a suponer una inversión importante, aunque no sean muchos metros”, aclara Pablo.

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