Archives

Los suelos gallegos, el gran almacén de carbono de la Península

Concentración de carbono orgánico en los suelos agrícolas españoles Galicia, y en general la cornisa cantábrica, acumula en sus suelos la principal reserva de carbono orgánico en España. Pero, ¿cuántas toneladas de CO2 hay almacenadas en este momento y cuál es el potencial de incremento aplicando prácticas de agricultura y ganadería regenerativas? El Ministerio de Agricultura ha hecho una primera estimación de los stocks actuales de carbono en los suelos españoles con carácter previo a la aprobación del Plan Estratégico de la PAC en base a los datos recogidos por el INIA en 2015, pero tiene en marcha en este momento un muestreo mucho más amplio, en 16.000 parcelas de toda España, para conocer de forma exhaustiva cuáles son los niveles de materia orgánica que presentan los suelos agrarios y qué margen de mejora existe con la aplicación de las medidas favorecedoras establecidas en los ecorregímenes de la PAC.
El Ministerio de Agricultura llevará a cabo un muestreo en 16.000 parcelas de toda España para determinar los stocks actuales de carbono en el suelo y su evolución
Estas 16.000 parcelas testigo serán analizadas cada dos años para tener datos de evolución y seguimiento. La primera fase finaliza en marzo de este año. El objetivo es evaluar si las nuevas prácticas agrícolas y ganaderas contribuyen a mejorar el contenido en carbono de los suelos, a reducir la erosión y a mejorar su fertilidad y capacidad de retención de agua. Este muestreo determinará también la capacidad de secuestro de CO2 en función del tipo de suelo y las prácticas agroganaderas implementadas para establecer las bases del futuro sistema de certificación de créditos en el que trabaja la Comisión Europea.
La Comisión Europea está trabajando en un sistema estandarizado para a toda la UE para la medición y comercialización del carbono orgánico del suelo
Desde Bruselas se está avanzando en un sistema estandarizado para toda la UE de medición y comercialización del carbono contenido en los suelos agrarios, pero está por ver si el cómputo tiene en cuenta solo el CO2 retenido en el suelo o la totalidad de medidas puestas en marcha por la explotación (energías renovables, dietas del ganado, etc) para reducir su huella de CO2. “El contenido en carbono en los suelos en España es el más bajo de Europa” Materia orgánica del suelo en las tierras de cultivo de la UE “El contenido en carbono en los suelos en España es el más bajo de Europa”, reconoce el Ministerio de Agricultura. La cuantificación del contenido de carbono orgánico en el suelo por países, realizada por la UE en 2015, sería para España de 944 mega toneladas, frente a las 2.178 de Francia, por ejemplo. En el total de la UE los suelos agrarios albergarían 14.065 mega toneladas.
Se estima que alrededor del 75% de todas las tierras de cultivo de la UE están por debajo del 2% de carbono orgánico
En cuanto al contenido orgánico para cada categoría de uso de la tierra, los pastizales registraron el mayor contenido de carbono orgánico de la UE-27, con 9.019 mega toneladas; seguidos de las tierras de cultivo, con 4.393,2 mega toneladas; mientras que los cultivos permanentes tuvieron el menor valor, con 652,3 mega toneladas. El predominio de los pastizales en términos de contenido de carbono orgánico en comparación con otros usos del suelo se observa generalmente en todos los Estados miembros.
En comparación con el resto de Estados miembros, España presenta una media de carbono orgánico en el suelo por debajo de muchos otros países de la UE
Si atendemos a los datos del contenido medio de carbono orgánico en g/kg, el valor medio para la UE es de 43,1 g/kg, pero las diferencias son grandes entre Estados miembros: España, con 14,9 g/kg; Portugal, con 15,6 g/kg; Italia, con 18,6 g/kg; Francia, con 23,2 g/kg; frente a los 82,4 g/kg en Irlanda. "España presenta el valor más bajo, inferior también al de otros países mediterráneos y que claramente compromete nuestra calidad del suelo", reconoce la documentación complementaria que acompaña el Plan Estratégico de la PAC en España.
Los suelos de cultivo españoles, fundamentalmente los del área mediterránea, tienen un bajo contenido en materia orgánica
Dentro de España, las comunidades de la cornisa cantábrica son las que presentan porcentajes de materia orgánica en el suelo mayores: 7,64% de Galicia; 7,39% de Asturias o 7,3% de Cantabria frente al 1,55% de Andalucía; al 1,84% de Extremadura o al 2,41% de Cataluña. Se estima que el contenido medio de carbono orgánico del suelo en España es de 58,65 t/ha (3% de contenido de materia orgánica). Esta concentración varía a lo largo de la superficie española, situándose los suelos con mayores niveles de carbono orgánico del suelo en el noroeste peninsular, concretamente en Galicia, con contenidos que en ocasiones puntuales llegan a 150 t C/ha y porcentajes medios de materia orgánica de hasta el 8%.
Dentro de España, las comunidades de la cornisa cantábrica son las que presentan porcentajes de materia orgánica en el suelo mayores
En el caso contrario se sitúan la cuenca del Ebro o comunidades autónomas como Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Murcia, Madrid o Extremadura, las cuales contienen áreas con climas semiáridos. Según el Informe del INIA Metales pesados, materia orgánica y otros parámetros de la capa superficial de los suelos agrícolas y de pastos de la España peninsular, 26 provincias tienen un porcentaje de materia orgánica por debajo del 2%, por lo que estarían en riesgo de pérdidas importantes en la calidad de sus suelos. "A tenor de los datos aportados por los diferentes estudios analizados, es posible constatar que los suelos de uso agrícola son los que más cantidad de carbono orgánico han perdido históricamente y los que, por tanto, poseen un gran potencial para secuestrar el carbono atmosférico", aseguran los documentos de análisis de situación incluidos en los ecorregímenes de la PAC. Factores que influyen en la pérdida de carbono en los suelos A temperaturas altas la materia orgánica se descompone más rápidamente, por lo que los suelos en climas más cálidos tienden a contener menos materia orgánica. Los incrementos de temperatura generan una mayor actividad microbiana con el resultado de una mayor mineralización de la materia orgánica y un mayor desarrollo de algunos procesos asociados, tal como la desnitrificación. La actividad microbiana del suelo normalmente responde de manera exponencial a la temperatura duplicando aproximadamente la actividad por cada 10 grados de incremento de la temperatura. Este proceso se verá incrementado con el cambio climático. Algunos factores que influyen en la pérdida de carbono en los suelos son:
  • El aumento de la velocidad de mineralización de la materia orgánica del suelo, que provoca la oxidación de los compuestos carbonados y devuelve CO2 a la atmósfera, disminuye el carbono orgánico del suelo. Esta tasa de mineralización, en nuestras condiciones climáticas, se estima entre el 1 y el 3%, dependiendo de los tipos de suelo y manejo, de la naturaleza de los cultivos, de la intensidad de la actividad biológica, del clima, del tipo de humus, etc.
  • Prácticas inadecuadas como un mal laboreo aumentan la exposición de la materia orgánica a la descomposición microbiana en la capa superior del suelo, contribuyendo así a una mayor tasa de descomposición.
  • Los suelos bien drenados generalmente contienen menos materia orgánica que los suelos más húmedos, donde hay menos oxígeno disponible para su descomposición.
  • Como consecuencia de la erosión que afecta la capa superior del suelo se eliminan los sedimentos enriquecidos en carbono orgánico.
Iniciativa 4 por mil La iniciativa 4 por mil, lanzada en la COP 21 de París, persigue un incremento de los niveles de carbono orgánico del suelo como herramienta de mitigación y adaptación al cambio climático. Pero la implantación de prácticas de manejo agrarias orientadas a incrementar la concentración del carbono orgánico en el suelo, no sólo tiene un interés desde el punto de vista de la mitigación del cambio climático, sino que además supone una apuesta por la mejora del resto de las propiedades del suelo, redundando de manera positiva en su calidad, potencial productivo y en la sostenibilidad de los ecosistemas agrarios. Agricultura de conservación y ganadería regenerativa En la conocida como agricultura de conservación, el conjunto de prácticas agrícolas buscan retener y aumentar la cantidad de carbono orgánico presente en el suelo. Se fundamenta en tres pilares básicos:
  • Mínima alteración mecánica del suelo: en el caso de cultivos anuales la siembra se realizará a través de la cobertura orgánica del suelo, en cultivos perennes y en presiembra de los anuales la hierba se manejará mediante siegas o herbicidas.
  • Cobertura orgánica permanente del suelo (un 30% como mínimo): con residuos de cultivos, cultivos de cobertura o manejo de la vegetación espontánea en los periodos intercultivos.
  • Programar rotaciones o diversificación de cultivos en cultivos anuales: mediante asociaciones y secuencias de cultivos variadas que comprendan cultivos de familias botánicas diferentes.
La combinación de estos tres principios aporta beneficios ambientales cuando se materializan en las dos prácticas básicas de este tipo de agricultura: la siembra directa en cultivos herbáceos y las cubiertas vegetales en cultivos leñosos. En general, y con las lógicas variaciones en función del tipo de suelo y las condiciones locales, la siembra directa y las cubiertas vegetales pueden reducir la erosión entre un 60 y un 90% respecto a cualquier otro modelo agrícola que altere físicamente el suelo. Los beneficios de la siembra directa El manejo del suelo mediante las técnicas de siembra directa y cubiertas vegetales puede contribuir por una doble vía a reducir los niveles de CO2 atmosférico: en primer lugar, por la reducción en el consumo de combustibles fósiles derivado de los menores requerimientos en el uso de los tractores; por otra parte, los incrementos de materia orgánica y la acumulación de restos vegetales en la superficie del suelo constituyen un sumidero para fijar carbono en forma de restos orgánicos. La cuantía del carbono fijado en el suelo variará en función de las condiciones edafoclimáticas y del manejo de los cultivos.
La siembra directa es capaz de fijar hasta 0,85 toneladas más de carbono por hectárea y año que el laboreo convencional
Diversos estudios indican que la siembra directa es capaz de fijar hasta 0,85 toneladas más de carbono por hectárea y año que el laboreo convencional, y que las cubiertas vegetales son capaces de fijar hasta 1,54 toneladas más de carbono por hectárea y año que el laboreo convencional. La reducción o supresión del laboreo y el reparto en superficie de los restos de hierbas y cultivos propician una nueva dinámica de la materia orgánica. En pocos años, y en función de la cantidad de residuos vegetales distribuidos, de la textura del suelo y de las condiciones climáticas, se puede alcanzar un nuevo equilibrio con un incremento sustancial, respecto al status inicial, del nivel de materia orgánica edáfica. Dependencia del glifosato En la siembra directa, la diferencia fundamental respecto a la agricultura basada en el laboreo radica en que cuando es necesario controlar la hierba, justo antes de sembrar, se recurre a la aplicación de herbicidas. Una vez establecido el cultivo, el uso de fitosanitarios sigue las mismas pautas que un cultivo convencional. La aprobación o no del uso de la única materia activa que actualmente se utiliza en este tipo de gestión del suelo es un elemento que puede condicionar en el futuro el desarrollo de este sistema de cultivo. La alternativa actual al glifosato pasaría por el uso de un cóctel de materias activas. Pero el proceso de autorización de materias activas por parte de la EFSA hace suponer que en los próximos años no habrá una materia sustitutiva del glifosato.

Nestlé lleva a cabo un proyecto piloto en España en el que participa una granja gallega

Juanjo Fraga, junto a la unidad de análisis del suelo llegada desde Inglaterra y que tomó muestras de carbono en las fincas de Ganadería Barbeiro en Alfoz Ganadería Barbeiro ha decidido en los últimos años hacer un cambio en la manera de trabajar sus tierras, apostando por la agricultura de conservación, con menos laboreo y reducción en el uso de fertilizantes de síntesis química. Juanjo Fraga espera ver resultados en poco tiempo, tanto a nivel de mejora productiva como de ahorro de insumos. Pero al mismo tiempo, este cambio de modelo puede aportarlle ingresos extra, por la vía de la retención de CO2 en el suelo. Por un lado están los pagos de los ecorregímenes de la PAC que fomentan este tipo de prácticas (siembra directa, rotación de cultivos con especies mejorantes, etc) y por otro lado las primas que la industria que le recoge la leche, la multinacional suiza Nestlé, está comenzando a aplicar en sus granjas. De hecho, las dos explotaciones con las que cuenta Ganadería Casa Barbeiro en A Mariña, la de Arante (Ribadeo) y la de Lagoa (Alfoz), forman parte de un programa piloto de Nestlé en España. Son las dos únicas granjas incluidas en él en Galicia (en Asturias hay una ganadería en ecológico). La iniciativa, de carácter pionero, consiste en medir el carbono actual contenido en el suelo y volver a hacerlo dentro de 5 años para comprobar el efecto de las prácticas de manejo aplicadas.
Pasamos de arar la tierra todos los años a no levantar nunca la capa superficial para conservar el CO2 almacenado
El cambio principal que Juanjo está acometiendo en su explotación a nivel agrario es la eliminación del laboreo. “Antes arábamos la tierra una vez al año, para echar el maíz, y la pradera la sembrábamos con grada rápida; ahora lo hacemos todo con siembra directa”, cuenta. De las 200 hectáreas de tierras de cultivo que manejan, 170 ya han sido labradas este año con mínimo laboreo, mientras que las 30 restantes han sido trabajadas de manera convencional en función de las características de las parcelas (superficie de monte transformada en tierras de cultivo, por ejemplo). Entre el 2 y el 5% de materia orgánica El contenido actual en materia orgánica de los suelos de Casa Barbeiro varía en función de las fincas y su uso. En el monte roturado este año alcanzaron un 5,2% una vez incorporada al suelo la biomasa. “Tenía mucha maleza y muchas zarzas y lo que hicimos fue fresar todo y enterrar”, explica Juanjo. En el resto de parcelas las analíticas muestran porcentajes más bajos. Por ejemplo: 2,4% en una tierra de cultivo de suelo arenoso al lado del río o 3,9% en una finca en rotación que llevaba años a pradera permanente.
Para mantener niveles por encima del 4% de materia orgánica en una tierra con cultivo intensivo hay que hacer muy buenas labores
“Para mantener niveles por encima del 4% en una tierra con cultivo intensivo hay que hacer muy buenas labores. Nosotros empleamos mucho purín, que es algo que queda en el suelo y aumenta la materia orgánica, pero usando solo abonos químicos esos porcentajes bajan mucho”, reconoce. Juanjo espera que en tres años, con el cambio en las prácticas culturales aplicadas en su explotación (enterrado del purín y siembra directa) puedan comenzar a verse los resultados. “En Italia con este mismo sistema pasaron de un 1% de materia orgánica en el suelo a estar entre el 4 y el 5%”, explica.
En pocos años este tipo de prácticas estarán instauradas en todas las granjas; también estaba lejos lo de los purines y ya está aquí
Para determinar el punto de partida, hasta A Mariña se desplazó desde Inglaterra una empresa especializada con sus equipos, que permiten tomar, en una serie de parcelas testigo, una muestra de tierra a un metro de profundidad en tubos georreferenciados que guardan la localización exacta de los lugares de muestreo para volver a analizar dentro de 5 años el suelo en estos mismos puntos y ver la diferencia. Aunque este tipo de iniciativas son por ahora poco habituales, Juanjo está convencido de que en los próximos años serán prácticas comunes en la mayoría de las explotaciones. “Pienso que en poco tiempo estarán instauradas en forma de normativa y nosotros queremos ir por delante. También estaba lejos lo de los purines y ya está aquí”, razona.

El futuro mercado de carbono de Galicia dará entrada a proyectos agroganaderos y a constructoras

El Consello da Xunta avanzó esta semana las líneas del mercado voluntario de carbono que quiere crear el Gobierno autonómico en 2024. El sistema consistirá en una plataforma en la que se podrán registrar proyectos que garanticen un secuestro adicional de carbono de la atmósfera. El objetivo es que comunidades de montes, silvicultores, ganaderos e incluso constructores puedan vender esas toneladas de carbono en un mercado voluntario. Los compradores del carbono serán principalmente empresas y entidades que quieran compensar su huella de carbono de manera voluntaria. El centro del sistema se enfoca a iniciativas forestales basadas en una silvicultura que garantice un secuestro adicional de carbono, principalmente montes ordenados sujetos a podas y claras. Una segunda línea serán proyectos de agricultura y ganadería regenerativa que demuestren un secuestro de carbono adicional, en comparación con las explotaciones convencionales. Es decir, en ambos casos, las toneladas que se podrán comercializar en el mercado voluntario no serán todas las que capten de la atmósfera árboles y cultivos, sino solo las adicionales, las que el sistema pueda certificar que se capturaron a mayores, en función de prácticas silvícolas o agrícolas beneficiosas para el clima. En cualquier caso, la normativa del sistema está aún sin concretar. Construcción en madera estructural El mercado voluntario de carbono que promueve la Xunta se anuncia con una tercera pata, ya no para premiar la captura adicional de carbono de la atmósfera, sino el almacenamiento a largo plazo del carbono capturado. Es el caso de los edificios que se construyan en madera estructural, que podrán comprometer una permanencia prolongada de ese carbono fuera de la atmósfera, superior al ciclo natural que tendrían los árboles en monte o a esa misma madera en otros usos. La posibilidad de que las promotoras inmobiliarias pongan en el mercado créditos de carbono de los edificios con madera estructural (CLT, madera laminada) sería una manera de incentivarlas a cambiar los materiales tradicionales (ladrillo, hormigón, cemento, acero) por la madera. Por cada tonelada de madera estructural en construcción, en sustitución de hormigón y cemento, se calcula que se reduce en 4 toneladas de CO2 equivalente la huella climática del edificio. La introducción de los edificios en madera en el mercado de carbono permitiría además compensar parte de los sobrecostos que enfrentan promotores y compradores, en comparación con los edificios en materiales tradicionales. La idea de un mercado voluntario de carbono con proyectos de construcción ya está en marcha en otros países europeos, como los escandinavos, donde según la Xunta, la tonelada de carbono procedente de los edificios se comercializa a alrededor de 26 euros / tonelada. Conviene recordar que la Administración autonómica anunció recientemente que a partir del 2024, por lo menos un 20% de los edificios públicos se harán en madera, una tendencia que se espera que se extienda a la iniciativa privada. Créditos estándar y eco Tras el Consello de la Xunta de ayer, el presidente, Alfonso Rueda, explicó que la idea del mercado voluntario de carbono de Galicia es que haya dos tipos de crédito, los estándar, que contabilizarán solo las toneladas de carbono equivalentes reducidas, y los eco, que identificarán a los proyectos que generen otros beneficios ambientales, como la conservación de la biodiversidad o la prevención de fuegos. El objetivo es que este último tipo de créditos alcance más valor en el mercado. Como referencia, los créditos de carbono agrícolas y forestales en los mercados europeos rondan los 20 euros por tonelada, si bien en Galicia los proyectos ya en marcha, en base al Registro de absorción de CO2 del Ministerio de Transición Ecológica, suelen moverse en cifras superiores, en el entorno de los 25 euros por hectárea.

La iniciativa de la Xunta se presenta cómo una alternativa al Registro de Absorciones de CO2 del Ministerio de Transición Ecológica

En Galicia, hasta ahora los proyectos que podían comercializar carbono eran sólo los que se inscribían en el Registro de Absorciones de CO2 del Ministerio de Transición Ecológica, que admite dos tipos de iniciativas: la restauración de montes afectadas por incendios forestales y la forestación de superficies que estuvieran desarboladas desde 1989. El Registro, que nació en el 2014, tuvo unos primeros años con escasos proyectos, pero en los dos últimos años fueron más de un centenar las iniciativas gallegas que se inscribieron, la mayoría de montes forestados con pinos, acompañados de franjas de frondosas caducifolias. A diferencia del mercado propuesto por la Xunta, los proyectos inscritos en el Ministerio computan todo el carbono absorbido de la atmósfera. Si se tiene en cuenta que cada hectárea de pinos puede capturar durante su ciclo hasta 250 – 300 toneladas de CO2, los beneficios para las comunidades de montes y silvicultores eran claros. La pega del Registro del Ministerio es que los proyectos que tienen cabida son muy limitados. Con todo, durante los últimos años se sucedieron los acuerdos de compra venta de créditos voluntarios de carbono, protagonizados por una parte por comunidades de montes, y por otra por empresas que querían compensar su huella. En paralelo, también surgió un mercado de empresas intermediarias de esos créditos, si bien la Xunta trató de regular la cuestión para evitar prácticas especulativas que perjudicaran a los propietarios forestales.

El Gobierno analizará el contenido en carbono de los suelos agrícolas para evaluar si se cumplen los objetivos de la PAC

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación analizará el contenido de carbono en los suelos agrícolas del territorio español para determinar su capacidad de secuestro, y establecer las bases del futuro sistema de certificación de créditos, cuya nueva legislación ha sido presentada por la Comisión Europea. Los trabajos se prolongarán, en su primera fase, hasta marzo de 2024. El contenido en carbono en los suelos en España es el más bajo de Europa, especialmente en las regiones del centro y sur, y no tanto en Galicia y en la Cornisa Cantábrica. Reconocer sus características y parámetros es importante para contribuir al futuro desarrollo de la actividad agraria. Los análisis permitirán conocer su fertilidad, su capacidad de retención de agua, y favorecerán la lucha contra el cambio climático. El ministerio ha ampliado el ámbito de la Encuesta de Superficies y Rendimientos de Cultivo de España (ESYRCE) con el fin de darle más valor añadido, pues ya no solo tendrá información sobre rendimientos y superficies, sino que incorporará datos de calidad del suelo. Esta encuesta proporciona información precisa sobre las superficies cultivadas en España, los rendimientos obtenidos, y variables descriptivas de la actividad agraria como las técnicas de manejo del suelo o la tipología de riego con la que se cuenta, para comparar los rendimientos por cultivos y zonas. Ahora, además, permitirá conocer el contenido en carbono de los suelos, e incorporará la información a la herramienta digital. Debido al amplio tamaño muestral de esta encuesta, se analizarán cada dos años los suelos de 16.000 parcelas agrícolas repartidas por todo el territorio. Esta muestra permitirá tener datos significativos y robustos para todas las regiones, usos del suelo o técnicas de manejo de éste, entre otros. Además, al estar incluida en ESYRCE permitirá conocer aspectos como la relación entre técnicas de manejo del suelo, contenido en carbono y rendimientos obtenidos.

Evaluar la efectividad de los ecoesquemas de la nueva PAC

Con ello, el proyecto tiene como objetivo evaluar si las nuevas prácticas agrícolas y ganaderas como la agricultura de conservación, las cubiertas vegetales en los cultivos, las rotaciones con especies mejorantes o el pastoreo extensivo, contribuyen a mejorar el contenido en carbono de los suelos agrícolas, y a reducir la erosión y mejorar su fertilidad. Desde el Ministerio de Agricultura destacan que “los trabajos proporcionarán una información muy valiosa para todos los agricultores en el ejercicio de su actividad en un ámbito tan importante como es la agricultura de carbono. Por eso, la finalidad de los trabajos que ahora se inician no es solo proporcionar la fotografía más completa que se pueda tener sobre el estado actual de los suelos agrícolas, sino repetirlos cada dos años para analizar su evolución”. El operativo de recogida de muestras involucra a más de 200 agentes de campo especialistas. Los agricultores cuyas parcelas vayan a ser muestreadas recibirán en los próximos días una notificación informativa sobre los trabajos, por si quieren personarse durante los mismos. La toma de muestras no ocasionará ninguna molestia ni afección a la actividad, dado el pequeño volumen de suelo que se extrae (alrededor de 1,5 kg de suelo por parcela). Los agricultores recibirán gratuitamente los resultados correspondientes a sus parcelas. El proyecto forma parte de los trabajos de evaluación de los resultados de la aplicación de la nueva Política Agraria Común (PAC), que ha comenzado a aplicarse este año.

El Proyecto BiomáisCO2 analiza el potencial de secuestro de carbono de pinos, eucaliptos y robles

La producción maderera puede generar valores añadidos hasta ahora poco o nada apreciados. Uno de ellos es la absorción del CO2, ayudando así a la mitigación del cambio climático. Es por eso que la investigación alrededor de todas las posibilidades que ofrece la madera se convierte en necesaria para la mayor rentabilidad de las masas forestales. El proyecto BiomáisCO2, que impulsa desde el año 2022 el Grupo Operativo formado por Asefor, Bioeco2, el Clúster da Madeira e o Deseño de Galicia, Ramón Lourido y la Universidad de Santiago de Compostela avanza en esta línea. Durante estos meses, se ha trabajado en la metodología de estimación de las absorciones de carbono en las masas forestales de cinco especies forestales de interés en Galicia: Pinus pinaster, Pinus radiata, Eucalyptus globulus, Eucalyptus nitens y Quercus robur. Esta metodología cuantifica el carbono almacenado en los árboles en pie y en el suelo, las emisiones deducidas por la disminución del riesgo de incendios, el carbono almacenado en los productos obtenidos, así como la mitigación por el uso de la madera como combustible en lugar de combustibles fósiles. El objetivo es ofrecer nuevas posibilidades para la comercialización del carbono almacenado en las masas forestales, si bien es preciso esperar a que evolucione la normativa en la materia, pues actualmente sólo se puede comercializar el carbono de montes que hayan sufrido un incendio o de aquellos que se planten y que previamente estuviesen desarbolados desde 1989. En este proyecto, para los cálculos de absorción de carbono, se realizan una serie de cálculos previos (Ex Ante) y una validación posterior efectuada cada 5 años sobre el terreno (Ex post), coincidente con la periodicidad en la presentación de información sobre el estado de los proyectos de absorción según la metodología del Ministerio de Transición Ecológica (MITECO), para comprobar los valores y reajustar las previsiones Ex Ante. Todos los algoritmos y ecuaciones de cálculo que se emplean en dicha metodología se han extraído del modelo CO2FIX y se han adaptado a las especies y a las condiciones bioclimáticas de Galicia. Para el procesado y realización de los cálculos se utilizarán los datos aportados por el gestor de la masa y las predicciones desarrolladas por los modelos de la Universidad, a través de una API. Ésta permite el uso de funciones para estimar el volumen, la biomasa y el contenido en carbono de los rodales regulares objeto del proyecto, así como realizar una evaluación económica de los programas de gestión silvícola. Proyecto BiomáisCO2 El proyecto BiomáisCO2 pretende promover unos montes con vegetación sana, diversos y resistentes, a través de una gestión forestal sostenible y la obtención de productos de larga duración que fomenten la absorción de CO2. Así, se pretende mostrar la posibilidad del cálculo y compensación de carbono de las actividades relacionadas con la gestión forestal, así como de la madera que llega a su destino en la entrada en fábrica. A través de la compensación con proyectos de sumideros, se obtendrá una fuente de ingresos en la gestión de las masas forestales que aportan recursos al entorno rural. El proyecto cuenta con la financiación de la Xunta de Galicia, el Fondo Europeo Agrícola de Desenvolvemento Rural: Europa inviste no rural y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.