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Llegar a un consumidor joven, no experto en el mundo del vino con una bebida innovadora. Ese es el objetivo de Gïk, el vino azul que salió el pasado año al mercado escandalizando a los más puristas del sector.
Su distribución y sus mensajes también son innovadores: han vendido más de 70.000 botellas en menos de un año principalmente a través de Internet y, como destacan sus creadores, tres jóvenes vascos, “el mejor maridaje para nuestro vino es buena música y buena compañía”. “Somos Gïk y vamos a cambiar el mundo. #GikLive”, reza otro de sus lemas.
Aritz López Idearraga, uno de los impulsores del vino azul, participó el pasado jueves en Sober en la jornada organizada por la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (EVEGA) sobre “Alternativas al vino tradicional: nuevos productos” para contar su experiencia.
¿Que os llevó a crear un vino azul?
El vino azul nace por diversión, de las ganas que teníamos por innovar y crear algo nuevo y de la necesidad que vimos en el mundo del vino de un giro. Se trata de un mercado muy tradicional, vinculado a la cultura más ancestral, y a veces parece que está reservado solamente a gente entendida que sabe apreciar cada uno de los aromas y matices.
Para nosotros eso ya no tenía sentido ya que todos en la empresa somos muy jóvenes y no somos consumidores de vino tradicional. De ahí surgió la idea de crear un producto que si nos gustara, adaptado al paladar de personas normales y no solamente al de expertos catadores, un producto fácil de degustar y de beber.
¿Como es el proceso de elaboración y como se define vuestra bebida?
Lo definimos como vino azul. Hace unos meses hicimos una cata a ciegas con una serie de personas y hubo de todo: desde personas que decían solamente era un refresco, otro que era un flash y solamente una de las que lo probó dijo que era vino.
“Quisimos crear un producto para personas normales y no solo para expertos catadores”
Así, el sabor es característico y diferente. El vino lo elaboramos haciendo una mezcla de uva tinta y de uva blanca. Trabajamos con diferentes bodegas de Aragón, Navarra y Rioja Alavesa.
A continuación le añadimos dos pigmentos naturales: antocianina, procedente de la uva, e indigotina, procedente de una planta, y estos colorantes naturales son los que dan el color azul índigo a nuestra bebida.
Para mejorar el sabor, al final del proceso añadimos edulcorantes no calóricos, pues queremos que sea algo dulce y fácil de beber y al mismo tiempo sano. El grado alcohólico es de 11,5 grados.
¿Por qué elegisteis el color azul?
La idea original era darle una vuelta al mundo del vino y crear un producto fácil de beber y atractivo para la gente joven. Por aquel entonces estábamos leyendo un libro que se llama “La estrategia del océano azul”, que habla de que existen océanos rojos saturados de competencia, que compara con tiburones, que por atacarse entre si compitiendo en las mismas variables y tratar de comerse los peces más pequeños, que serían los clientes, tiñen los océanos de sangre. La alternativa es crear océanos azules, en los que a través de la innovación se consigue una gran libertad para poder desarrollar productos diferentes y diferenciados.
“Creo que el sector del vino tiene que abrirse a la innovación y al cambio”
¿Como está siendo la aceptación en el mercado?
Empezamos en diciembre de 2014 con una tirada pequeña y experimental para ver si tenía sentido o no un vino azul. Nos lanzamos al mercado con una producción mayor en abril de 2015 y en este período llevamos vendidas unas 70.000 botellas. El mercado es sobre todo nacional, pero ya hemos exportado a varios países, sobre todo a Suíza y México, pero también tenemos pedidos importantes en Francia y en Reino Unido.
Nos marcamos como objetivo asentarnos en Europa y llegar tan lejos como nos quiera llevar Gïkj. Nuestro canal de venta principal es Internet, aunque también tenemos una red de venta en tiendas minoristas a nivel español.
El consumo de vino en España ha caído de forma muy acusada en las últimas décadas, sobre todo en las nuevas generaciones. ¿Como crees que se puede seducir a los consumidores más jóvenes para que descubran el mundo del vino?
Los jóvenes no tienen la vinculación a este sector tradicional. Hay gente en el sector del vino dispuesta a la innovación pero hay otra gente del sector que se cierra a los cambios. Sirva como ejemplo, que hace unos meses un joven bodeguero nos envió un mail en el que nos decía que el no tenía nada en contra de la innovación, pero que por favor nos dedicásemos a hacer aplicaciones para teléfonos móviles y dejásemos el mundo del vino.
