«Cuanto más ajustado esté el precio de la leche, más determinante es el bienestar animal para obtener beneficios»

Carlos Romero, ingeniero agrónomo y técnico de Pascual, calcula el retorno económico que proporciona a una ganadería el bienestar de sus animales y señala los aspectos a los que es preciso prestar mayor atención

«Cuanto más ajustado esté el precio de la leche, más determinante es el bienestar animal para obtener beneficios»

Carlos Romero, ingeniero agrónomo y técnico de Pascual, durante su intervención en las XVIII Jornadas de Seragro.

“El bienestar de animal en la granja es un requisito básico e imprescindible. Sin bienestar animal no se puede producir ni comercializar leche”. Así de rotundo zanja el ingeniero agrónomo Carlos Romero Sala la necesidad de garantizar el bienestar a los animales de la granja.

Partiendo de esta premisa, Romero analiza el impacto económico que tiene en las granjas de vacuno de leche proporcionar bienestar a los animales. El experto echa mano de los datos de 2018 a 2020 que manejan en el Programa de Monitorización Integral de Desarrollo Eficiente y Sostenible (Mid€s) de Pascual, del que es responsable.

En este programa Mid€s analizan un total de 73 indicadores de 150 granjas y los agrupan en 7 áreas productivas (alimentación, producción, medio ambiente, productividad, calidad de la leche, reproducción y bienestar animal). Con el análisis de estos factores buscan acercarse a todos los aspectos que entran en juego a la hora calcular la eficiencia productiva en la granja. Prestar atención a estas áreas les ha permitido comprobar la relación entre eficiencia y rentabilidad. “Una mayor eficiencia supone una mayor rentabilidad en la granja”, indica Romero.

La dificultad de estimar el coste del bienestar animal

A la hora de evaluar la repercusión económica que el bienestar animal tiene en la granja se encuentran varias dificultades. La primera de ellas el propio concepto de bienestar animal. Romero, que intervino recientemente en las XII Jornadas de Seragro, reconoce que puede resultar complicado definir y cuantificar el bienestar y confort de una vaca. Su programa atiende a los elementos que pueden proporcionar un equilibrio al animal con su entorno. Así, son pilares fundamentales una buena alimentación, alojamiento, salud y un comportamiento adecuado con el resto de ejemplares de su especie con los que convive. “En definitiva, se busca que el animal no sufra hambre, sed, incomodidad, miedo o enfermedades”, sintetiza el ingeniero agrónomo.

“Resulta muy difícil la medición objetiva de algunos aspectos del bienestar animal. Además, muchas veces sus beneficios económicos pueden tardar en apreciarse”

Otro de los factores que condiciona estimar la repercusión económica de proporcionar bienestar animal en la granja es la dificultad de cuantificarlo. “Resulta muy difícil la medición objetiva de algunos aspectos del bienestar animal, mientras que la alimentación o la producción son valores más objetivos y cuantificables”, justifica Romero.

Del mismo modo que ocurre con otras áreas como la reproducción, los resultados de las inversiones en bienestar animal no siempre se verán a corto plazo. “Muchas veces sus resultados son diferidos en el tiempo. Desde que se alcanza el bienestar animal hasta que sus beneficios se traducen en otros factores como la producción para obtener una rentabilidad puede pasar un tiempo”, concreta.

En los propios datos que manejan en el programa Mid€s de Pascual, el bienestar animal es a simple vista el área que menor repercusión parece tener en los resultados económicos de la granja, frente a otras áreas como alimentación y la producción, las áreas más determinantes en la rentabilidad de la ganadería. Si bien, el ingeniero agrónomo matiza que esta conclusión inicial está condicionada por los propios datos que manejan para el estudio, puesto que todas las granjas incluidas en el estudio Mid€s están certificadas en bienestar animal desde hace 4 años y han ido mejorando en este aspecto. “No estamos incluyendo granjas que carezcan de bienestar animal, unas tendrán medidas más básicas y otras habrán avanzado más, pero todas ellas garantizan ya el bienestar de sus animales”, explica.

“Cuanto más ajustado esté el precio de la leche, más determinante resulta el bienestar animal para el margen de beneficios”

Pese a todas estas dificultades a la hora de cuantificar el reporte económico en la granja, el estudio en estas ganaderías les ha permitido determinar la importancia que tiene apostar por estas medidas. “Cuando una granja está en niveles básicos y comienza a apostar por medidas para mejorar el bienestar animal se aprecia un retorno económico casi inmediato. Si bien, cuando ya se encuentra en niveles avanzados cuesta más que una mejora en bienestar animal se siga traduciendo en más beneficios económicos”, detalla Romero.

La apuesta por el bienestar animal también puede marcar una gran diferencia en los momentos en los que el precio de la leche es más bajo. “Cuanto más ajustado esté el precio de la leche, más determinante resulta el bienestar animal para el margen de beneficios. Aún así, con el mismo precio de la leche, a mejor bienestar animal mayor será el rendimiento económico”, concreta el ingeniero agrónomo.

12 indicadores claves en la granja

Entre los 73 factores que determinan la rentabilidad económica de la granja, en Pascual han hecho una selección de 12 indicadores claves para cuantificar y evaluar el bienestar animal. “No es una lista cerrada, ya que estamos revisándolo periódicamente”, indica el técnico. Esta docena de factores están agrupados en cuatro grandes bloques: alojamiento, alimentación, salud y comportamiento.

En este análisis de eficiencia productiva solo se contabilizan algunos de los principales factores que generan gastos e ingresos en la granja, para establecer la rentabilidad económica que se logra. Así, en los ingresos se han ceñido a los beneficios por venta de leche, animales o cobros de indemnizaciones por vaca a través del seguro. En el apartado de gastos contabilizan el coste de alimentación, mano de obra, encamado y seguro del ganado. De esta manera logran establecer un margen EP, resultado de la diferencia entre los ingresos y los gastos. Entre las ganaderías con una mayor apuesta por el bienestar animal, este margen ha sido del 35% con respecto de aquellas que han hecho ese esfuerzo en menor medida.

Indicadores claves en bienestar animal.

La producción vitalicia, la ingesta y la mamitis clínica son los tres indicadores claves en la ganadería, ya que son capaces de ofrecer una referencia de lo que e el bienestar en la granja y una buena predicción de la rentabilidad.

Nivel de ocupación de las granjas

Cada granja tiene un nivel de ocupación en función del factor más limitante, que pueden ser las camas, los comederos o los bebederos. “Hemos visto que aquellas granjas que tienen una menor ocupación, es decir, con instalaciones sin sobreocupación son las que mejores resultados han tenido” indica.

1 y 2_Camas y ocupación en lactación:

A la hora de estipular el nivel de ocupación en base a la cama, establecen que cada vaca debería de contar con una plaza para ella, bien sea un cubículo por animal en las granjas con este sistema, mientras en cama fría o caliente deben disponer de unos 10 metros cuadrados.

Pasar de una sobreocupación del 123% a que cada animal disponga de una plaza supondría unos 3,6 euros por 1.000 litros de leche

La conclusión del estudio es que cualquier ganadería que esté por encima de un 123% de ocupación, si reduce esta tasa va a tener un retorno económico. La diferencia de pasar de un 123% a un 100% de ocupación, es decir a que cada animal disponga de una plaza, serían unos 3,6 euros por 1.000 litros. “Creo que vale la pena apostar por esa inversión”, valora el ingeniero agrónomo.

Del mismo modo que precisan una plaza por animal, tampoco es necesario que haya cama de más, ya que este espacio extra no se traducirá en mayor bienestar, ni mayores beneficios económicos. En el estudio también han tenido en cuenta el nivel de ocupación en los lotes de lactación. En este caso, los mejores resultados están en las 91 vacas por plaza frente a granjas con un 134 % de ocupación.

3_Comederos:

Lo óptimo sería que cada vaca tenga su plaza de comedero o en comederos lineales deberá contar con 75 centímetros por animal. «Cualquier ganadería que esté con una sobreocupación por encima del 153% tiene que mejorar”, apunta Romero. En este caso, para una granja pasar de ese 153 a 100% supondría un coste de 9 euros por 1.000 litros de leche, lo que implica una inversión más considerable que las camas, además hay que tener en cuenta, tal y como apunta el técnico, que las vacas pasarán entre 12 a 14 horas acostadas en la cama, mientras que el tiempo de ingesta es de 4 horas, lo que hace que los comederos no sean tan limitantes.

“Un manejo adecuado de los comederos puede paliar deficiencias en las instalaciones”

Al margen de garantizar ese espacio óptimo de comedero, existen otras medidas que pueden paliar esa deficiencia y traducirse en mayor bienestar animal. “En los comederos, un manejo adecuado puede paliar deficiencias en las instalaciones. Así, con un arrimado continuo o con el empleo de una manga para el ganado se puede paliar que las vacas no tengan cada una su comedero”, valora.

4_Bebederos:

Es uno de los factores en los que al pasar del valor óptimo económico, la caída de la rentabilidad es muy considerable. Este valor óptimo a nivel económico se sitúa en un bebedero de 7,5 centímetros lineales por animal, mientras que una plaza de bebedero para garantizar el bienestar animal tendría que tener unos 8 centímetros lineales.

“Pasar de esos 7,5 a 8 centímetros supone una inversión de 0,3 euros por 1.000 litros de leche. La inversión es mínima, por lo que no merece la pena escatimar en esto”, concreta. Si bien, para determinar un buen bienestar no solo es determinante el tamaño del bebedero, también debe de haber un caudal suficiente de agua, que estén bien distribuidos en la granja y que sean accesibles para el animal. “Traducir estos otros factores en un coste es ya mucho más complejo, por lo que se ciñe a la longitud lineal del bebedero, aunque haya otros aspectos que influyen”, reconoce el técnico.

plazas bebederos_bienestar animal

Nivel de ocupación de bebederos en el lote de lactación en las granjas del estudio.

Alimentación

5_Ingesta:

Es uno de los indicadores más trascendentales del bienestar animal, no solo porque una vaca ingiere mayor cantidad de comida cuando se encuentra confortable, sino porque en el estudio este indicador ha sido capaz de predecir un 16% de los casos de rentabilidad en la granja.

La mejora del margen es continua y puede haber una estabilización en torno a los 27 quilos de ingesta por animal, aunque en muy pocas granjas se superan esas cifras. Así, cuanto mayor es el consumo de la vaca menor es el margen. “Podría esperarse una ingesta mayor en las granjas con mejor bienestar animal, con todo, ha habido una ingesta superior en 1,2 kilos entre las ganaderías con mejores y peores resultados, que puede traducirse en 1,7 litros de leche de diferencia”, argumenta Romero.

Salud

En todos los indicadores relacionados con la salud hay una notable diferencia al apostar por el bienestar de los animales.

6_Producción vitalicia:

Una de las mayores diferencias se encuentra en la producción vitalicia. Las ganaderías que tienen unos mejores índices de bienestar animal consiguen de media unos 12.650 kilos de producción vitalicia más que las granjas más deficitarias. “Las vacas duran más y en cada lactación dan más leche. A mayor producción vitalicia, mayor margen”, destaca Romero.

Producción vitalicia_ bienestar animal

Producción vitalicia en las granjas del estudio.

7_ Tasa de mastitis clínica

El nivel de mastitis en la granja es otro indicador del bienestar de la vaca. A la hora de evaluar la incidencia de esta enfermedad han tomado como base al número de casos que hay en control lechero por encima de 800.000 células somáticas a lo largo de todo un año. Cuanto mayor sea la tasa de mamitis clínica, menor es el margen. “Un solo indicador, y además muy objetivo, es capaz de predecir el 10% de la rentabilidad de la ganadería”, informa el ingeniero agrícola.

8_Permanencia en lactación

Tal y como argumenta Romero, a mayor duración de la lactación de la vaca la rentabilidad va creciendo. Si bien, también se establece un punto óptimo, que en este caso se fija en los 41 meses, es decir más de 4 lactaciones completas.

La diferencia entre las ganaderías que han apostado por medidas de bienestar animal y aquellas que lo han hecho en menor medida se traduce en 10 meses menos en producción.

Aunque es importante para la rentabilidad económica la permanencia en lactación, se sitúa por detrás de otros indicadores como la producción vitalicia, ya que no solo resulta importante que la vaca esté mucho tiempo en producción sino que tenga una buena producción, de ahí que la producción vitalicia ayude más a predecir la rentabilidad y el margen económico de la ganadería.

9_Eliminación total

A partir de un 29% de eliminación de las vacas se empieza a perder margen. Este valor significa que las vacas duran 3 partos o menos, por lo que va a ser muy difícil cubrir los gastos que genera la recría en la granja. Por eso cuando este indicador está por debajo de 29% tampoco supone gran mejoría, ya que el coste de la recría ya estaría amortizado.

10_Eliminación involuntaria de vacas

Este indicador responde a las vacas que mueren en la granja. Se empieza a perder margen cuando estamos en valores por encima del 3%. En las ganaderías con una mayor apuesta por el bienestar animal esta cifra suele situarse en el 4% y sube hasta una tasa del 7% en aquellas con menor implantación de medidas para garantizar el bienestar animal.

11_Eliminación temprana de vacas

Es un indicador de los problemas metabólicos en el postparto. Son vacas que paren y no terminan de recuperarse tras el parto, por lo que se sacrifican con menos de 60 días de haber parido. En este caso empieza a suponer una diferencia significativa del margen a partir del 6%.

12_Eliminación temprana de terneras

Son becerras que mueren en la granja con menos de tres meses de vida. A partir de un 7% empieza a haber una pérdida significativa de margen.

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