El escenario de la leche en el supermercado ha cambiado de forna radical en los últimos años. Si hasta hace un par de años, las marcas blancas se movían en el arco de 55 – 60 céntimos, ahora se sitúan en los 85 – 90 céntimos, con las marcas de fabricante por encima del euro. El encarecimiento dejó consecuencias positivas, como precios justos de leche en el campo, pero también efectos colaterales que preocupan en las industrias lácteas. El principal, el debilitamento de las marcas de fabricante, que han perdido cuota de mercado en favor de las marcas blancas.
Las estadísticas de consumo del Ministerio apuntan a que la leche con marca de fabricante se vende ahora un 20% menos, si se comparan los datos del 2023 con los de antes de la pandemia (2019). Si de aquella las marcas de fabricante superaban el 55% de cuota de mercado, en la actualidad apenas sobrepasan el 40%, en tanto las marcas blancas o segundas marcas de fabricante, comercializadas en el tramo bajo de precios, se acercan al 60%.
El ascenso de las marcas blancas ha obligado a las industrias a recomponerse. Es uno de los factores que explica, por ejemplo, la decisión de Capsa de comenzar a suministrarle leche a Mercadona bajo la marca Hacendado.
La otra cara de la moneda del debilitamiento de las industrias lácteas está en el fortalecimiento de las cadenas de supermercados, sobre todo de Mercadona, que gana peso como actor principal de la cadena de la leche, una situación que preocupa en el campo y también en las propias industrias.
“Las industrias lácteas que no tengan peso en el mercado de las marcas de distribución lo van a pasar mal” -pronostica el vasco Xabier Iraola, de la organización agraria Enba-. “Lo que estamos viendo a nivel europeo es que los fabricantes están posicionando en los supermercados leches con valores adicionales, con sellos de medioambiente, bienestar animal o leches enriquecidas. Este tipo de leches y las marcas locales, asentadas en cada territorio, podrán competir en el supemercado, pero el resto del mercado lo está ganando la marca de distribución”, opina Iraola.
Evolución futura
Si bien el equilibrio actual de precios y de cuotas de mercado se valora en el sector como positivo para las granjas, para las industrias lácteas la situación es distinta, pues lo deseable para ellas es recuperar cuota de mercado para sus marcas de fabricante.
Ahora bien, con el actual escenario de precios en el supemercado, el cambio de tendencia se antoja complicado. Las marcas blancas de leche ya experimentaron un ligero abaratamiento en el último año, pasando del arco de 90-95 céntimos al de 85-90 céntimos, en consonancia con la bajada de precios de la leche en el campo, pero eso apenas repercutió en un aumento de ventas de las marcas de fabricante.
Tampoco es previsible un abaratamiento mucho mayor de las marcas blancas de leche, pues las propias asociaciones de las cadenas de distribución, como Asedas o Fiab, han descartado estos días una bajada general en el precio de los alimentos, “dada la presión de costes laborales y de producción que tienen que asumir los supemercados”.
Contratos de primavera en el campo
En cualquier caso, las industrias están apostando por nuevas bajadas de precios de la leche en el campo en primavera, un escenario que se tendrá que aclarar en las próximas semanas. En el caso de Central Lechera Asturiana, la cooperativa que es propietaria del 80% de Capsa, la información que trasciende en el sector es que en Asturias quiere bajar sólo los precios en el campo en la medida en que bajen los costes de producción, principalmente el pienso, de manera que se mantenga el margen de beneficio para las granjas.
El razonamento parece en principio correcto en el sector. Si el encarecimiento de la leche en el campo vino motivado en buena medida por la subida de los costes de producción, en la medida en que los costes se moderen, debe hacerlo también la leche.
La cuestión, para las organizaciones agrarias, es la incertidumbre y la falta de estabilidad y transparencia que generan con frecuencia las propuestas de contrato de buena parte de las industrias lácteas, incluida en Galicia Larsa, propiedad de Capsa.
Entre las ofertas iniciales para esta primavera, llama la atención la de Naturleite (Covap) -suministradora de Mercadona-, que propuso una rebaja de 8 céntimos, a la espera de ver cuál es su decisión final.
Índice A3 de la Inlac
Una de las soluciones que se han propuesto para introducir mayor transparencia en el sector pasa por la firma de contratos a más largo plazo y con un índice validado por toda la cadena, como el A3 de la Interprofesional Láctea (Inlac). Es un índice que tiene en cuenta factores como costes de producción de las granjas, precios de la leche en los principales países de la UE o precios de los productos lácteos industriales.
Sin embargo, se trata de un índice que hasta ahora tuvo un uso limitado por las industrias, pues las principales firmas en Galicia, Capsa y Lactalis, apuestan por indexar una parte de la leche al valor de los productos lácteos industriales, sin tener en cuenta el factor de los costes de producción de las granjas.
Baja el consumo de leche líquida en el hogar, pero genera más valor
Los últimos datos de consumo de leche apuntan a una bajada de consumo de leche líquida en el hogar de alrededor del 3,6% en el último año (diciembre 2022 a noviembre 2023). La parte positiva es que con menos leche, se generó un 13% más de valor, pues el precio de la leche se encareció de media en el supermercado un 17% en comparación con el año anterior.
El escenario de pérdida de consumo de leche líquida se agudizó por el encarecimiento de la leche en el supermercado, pero se trata de una tendencia que viene de atrás. Entre el 2008 y el 2022, la leche líquida perdió un 13,7% de cuota de mercado y en el 2023, a falta de cerrar diciembre, parece que bajará por primera vez de los 3 millones de toneladas.
Es, con todo, un volumen importante, pues representa en torno a un 40% de la producción española, lo que explica la correlación entre precios de leche líquida en el supermercado y precios en el campo.
En derivados lácteos, también hubo una bajada de consumo superior al 3%, aunque también es de subrayar un aumento de valor en dobles dígitos, 12,6%.
La única leche que evolucionó al alza en ventas fue la enriquecida con vitaminas (+4%), que representa una cuota de mercado pequeña y que viene de años malos. Es de destacar que la categoría general de leches enriquecidas (con calcio, vitaminas, Omega 3) perdió un 21% de ventas entre 2019 y 2022.
Bebidas vegetales
En paralelo a la bajada de la leche, las bebidas vegetales subieron un 4% las ventas en el último año, siguiendo la tendencia al alza de las últimas campañas. Ese ascenso de las bebidas vegetales explica que buena parte de los operadores lácteos, incluidas cooperativas como Iparlat o Capsa, estén apostando por líneas paralelas de bebidas vegetales.