«Las nuevas normativas no van a mejorar el sistema productivo; solo supondrán más burocracia y más gasto»

El SLG inicia una campaña explicativa de los reales decretos de purines, cuaderno digital, veterinario de explotación y ordenación de granjas de vacuno y convoca una protesta para el 13 de marzo en Santiago

Isabel Vilalba, Andrés Castro e Ana Rodríguez durante a rolda de prensa deste xoves en Lugo

Isabel Vilalba, Andrés Castro y Ana Rodríguez durante la rueda de prensa de este jueves en Lugo

El Sindicato Labrego Galego llevará a cabo durante el próximo mes de febrero una campaña informativa por las principales comarcas agroganaderas gallegas para explicar a los productores las obligaciones que las nuevas normativas de purines, cuaderno digital, veterinario de explotación y ordenación de granjas de vacuno van a suponer para las ganaderías.

La secretaria general del SLG, Isabel Vilalba, asegura que «ninguna de estas nuevas normas se adapta a las granjas gallegas, sino que están hechas para explotaciones o fincas enormes, pero no para la realidad de las granjas familiares gallegas», por lo que exigirán a la Consellería con una manifestación el día 13 de marzo en Santiago «que haga valer ese peso negociador del que presume para que esta nueva legislación que afecta al sector se modifique». «La Xunta tiene que exigir cambios en estos reales decretos porque hay muchas medidas que no tienen sentido y son imposibles de cumplir», argumentan.

Hay medidas que no tienen sentido y son imposibles de cumplir

El SLG teme que la entrada en vigor de estas nuevas normas desencadene el cierre anticipado de granjas, sobre todo de aquellas más pequeñas, ante los nuevos requisitos y los gastos que acarrean. «Estos reales decretos no van a mejorar el sistema productivo; solo suponen más burocracia y más gasto para las ganaderías», afirma Isabel Vilalba.

Falta de veterinarios

Una de las normas que van a afectar a las ganaderías, tanto de carne como de leche, es la obligación de contar con un veterinario de explotación, algo innecesario y redundante para el SLG. «Las granjas ya tienen veterinarios de referencia y técnicos con cualificación que los asesoran en las distintas materias. Hay ganaderías lácteas que disponen de veterinario clínico, de reproducción, de calidad de la leche, de ADSG, nutrólogo, etc, pero ahora no es suficiente y tienen que contratar otro a mayores», se queja Isabel Vilalba.

La Xunta los dice que no encuentra veterinarios para la campaña de vacunación contra la lengua azul y sin embargo se les pide a las granjas que contraten a un veterinario a mayores

Un problema a mayores es, dice, la falta de veterinarios en muchas zonas. «Muchos de los veterinarios titulados están dedicados a mascotas y no hay facultativos suficientes para cubrir las necesidades de las granjas de producción de alimentos. Hay ganaderías en Ourense, por ejemplo, que están teniendo problemas para que los visite un veterinario cuando lo necesitan o cuando tienen algún problema y la Xunta nos dice que no encuentra veterinarios para la campaña de vacunación contra la lengua azul y, sin embargo, se le pide esto a las granjas», compara.

La obligación de contar con veterinario de explotación afecta prácticamente a la totalidad de las ganaderías, aunque cuenten con rebaños pequeños (a partir de 5 vacas o 20 ovejas), tengan la actividad ganadera como complementaria o se dediquen a la producción para autoconsumo.

Aplicación de purines

Otra de las normativas que ya está en vigor, desde el pasado 1 de enero, es el Real Decreto de Nutrición Sostenible de Suelos Agrarios, que implica la prohibición de aplicación de purines mediante sistemas de plato, algo imposible de cumplir en este momento, a juicio del SLG.

«No hay maquinaria disponible y las empresas de servicio no dan abasto», asegura Andrés Castro, técnico del SLG, que calcula en 15.000 euros por explotación el coste de adaptación de las cisternas convencionales mediante la colocación de inyectores.

Una analítica de suelo cuesta unos 20€ y hay que tener una por cada parcela

Otra de las implicaciones de la nueva norma es que buena parte de las explotaciones van a tener que contar con Planes de Abonado, lo que supone un gasto a mayores. «Estamos hablando que una analítica de suelo cuesta unos 20€ y hay que tener una de cada parcela, una analítica de purín está en los 50€ y una de estiércol en 45», detalla.

Una alternativa admitida a nivel oficial es el uso de una herramienta informática para el cálculo de las necesidades de abonado, «pero en este momento no hay ninguna validada por la Administración ni tampoco tablas de referencia que poder utilizar», explica Andrés.

Los primeros que no hacen los deberes son las Administraciones

Las ganaderías que declaran en la PAC más de 30 hectáreas de tierras de cultivo deberán cubrir, a partir del mes de septiembre, el Cuaderno Digital, pero el que la Xunta ha puesto a disposición del sector, la aplicación Xeaga, «sigue teniendo enormes defectos para poder usarla», dice el SLG. «Los primeros que no hacen los deberes son las Administraciones», se quejan.

Para salvar la «brecha digital» que supone el hecho de que «la media de edad de los titulares de explotación es en la actualidad de 55 años» el Sindicato Labrego pide que el Cuaderno Digital sea «voluntario», pero manteniendo la posibilidad de que las granjas sigan haciendo las anotaciones en papel, como hasta ahora, y no se vean obligadas a contratar un técnico externo para cubrir el Cuaderno Digital. «El nivel de exigencia es ya imposible de cumplir incluso para los productores que estén familiarizados con la tecnología», advierten.

Penalizaciones en la PAC

Ana Rodríguez, ganadera y economista especializada en la PAC, alerta por su parte de las posibles consecuencias para las explotaciones por el incumplimiento de estas nuevas normativas, con penalizaciones entre el 3 y el 5% en los cobros de las ayudas por incumplimiento de la condicionalidad, pudiendo llegar a perder la totalidad de la PAC en caso de que no sea posible corregir la situación.

Las granjas pueden acabar perdiendo las ayudas que reciben por no cumplir con la condicionalidad

«Muchas veces no hay posibilidad real de hacerlo. El decreto de ordenación de granjas de vacuno, que está en vigor, obliga a hacer cambios importantes en muchas ganaderías, que además de suponer un gasto importante muchas veces no es posible acometer por la propia configuración de las instalaciones», dice.

Un ejemplo serían los patios exteriores que exige el Real Decreto de Ordenación de granjas de vacuno. «No sabemos cómo se va a hacer o qué características tienen que tener, porque en la norma no se aclara, pero en Galicia en invierno va a haber muchos problemas con eso y va a haber muchas granjas que no van a poder cumplir con esa exigencia», advierte.

En cuanto a los planes de reducción de emisiones, el SLG considera que se está «castigando a los modelos más sostenibles, como son las ganaderías de vacuno que disponen de superficie forrajera, cuando sabemos que el porcino en granjas intensivas es el responsable principal del aumento de emisiones», afirman.

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