En teoría a partir del próximo 1 de enero ya no se podrá echar el purín con los sistemas actuales de plato o abanico, según establece el Real Decreto de Nutrición Sostenible de Suelos Agrícolas. Pero, ¿es esto viable en una comunidad con 5.500 explotaciones de vacuno de leche, 2.500 granjas porcinas y 1.000 avícolas? Tanto los representantes de los ganaderos como los de las cooperativas con parques de maquinaria consideran “imposible de cumplir en el corto plazo”. Aseguran además que se trata de una norma que “no se adapta a la realidad gallega”.
La normativa estatal, aprobada hace un año, recoge únicamente determinadas excepciones para poder seguir empleando las cisternas convencionales (fincas con más del 10% de pendiente media, explotaciones con menos de 2 hectáreas de base territorial o con más del 50% de la superficie con pendiente superior al 10%). En el resto de los casos será obligatorio echar el purín con tubos colgantes o mediante sistemas de inyectores.
La vigilancia y control sobre el cumplimiento de este Real Decreto estatal corresponde sin embargo a la Xunta, al estar transferidas las competencias en materia agraria a las comunidades autónomas. Los agricultores y ganaderos que incumplan la norma se exponen en teoría a penalizaciones o sanciones.
El Real Decreto de Nutrición Sostenible de Suelos Agrícolas forma parte del cuerpo normativo de la nueva PAC y puede acarrear penalizaciones en las ayudas
Con un enfoque restrictivo que carga las tintas sobre la granjas de vacas con tierras, desde el sector en Galicia se apuesta por otro tipo de medidas, más “realistas y viables” para reducir la contaminación y las posibles emisiones, como el redimensionamiento y cubrición de las fosas o la elección de momentos más adecuados de aplicación, más que por la exigencia del tipo de cisterna a emplear.
Problemas para cobrar la PAC el año que viene
A la obligación de echar el purín con tubos colgantes o inyectores se añaden otros deberes: disponer de Planes de Abonado, hacer analíticas de tierras y del purín, contar con un asesor en fertilización o emplear una herramienta de cálculo de nutrientes reconocida a nivel oficial.
Para las granjas que trabajan más de 30 hectáreas de tierras de cultivo o solicitan en la PAC el ecorregimen de rotación con especies mejorantes se suma otra obligación: tras cada cisterna, hacer también en el plazo de un mes las anotaciones de las aplicaciones realizadas en las distintas parcelas en el Cuaderno Digital de la explotación.
El trabajo burocrático y administrativo de las granjas aumenta mucho con la aplicación de las nuevas normativas
Para las explotaciones de mayor tamaño las nuevas exigencias normativas van a suponer un incremento de costes “y de tiempo dedicado a cubrir papeles”, pero para las granjas más pequeñas puede ser su sentencia definitiva, advierte el presidente de Agromuralla, José Luis Pérez Barreiro.
Alerta además de las posibles consecuencias del incumplimiento normativo: “si se ponen serios puede suponer la pérdida de las ayudas de la PAC porque no estarías cumpliendo con la condicionalidad”, explica, por lo que “hay que tener en cuenta que esto puede ir al bolsillo”, dice.
Muchas explotaciones trabajamos fincas que no podemos declarar en la PAC y eso va a ser un problema a la hora de abonar o aplicar productos fitosanitarios (José Luis Pérez, Agromuralla)
Hay aspectos de la normativa que no está aún definidos, como las cantidades máximas de abonos orgánicos e inorgánicos que se podrán echar por hectárea, pero el presidente de Agromuralla pone sobre la mesa una realidad frecuente en Galicia: “El problema es la gente que solicita la PAC y no trabaja las fincas, porque esas tierras no pueden ser declaradas por la explotación que las lleva ni son tenidas en cuenta a la hora de calcular los abonos o fitosanitarios aplicados. Sería necesario adaptar las solicitudes de la PAC a la realidad, pero el peaje del 30% en la transmisión de los derechos no ayuda, porque no incentiva el traspaso”, asegura.
Si no nos dejan sacar el purín con las cisternas que tenemos y desbordan las fosas el problema de contaminación sería mucho mayor
Desde Agromuralla aseguran que el sector no está preparado para cumplir una normativa que consideran “inviable” y advierten de que “el purín tiene que seguir sacándose de las fosas para evitar que desborden, y más con lo que ha llovido este año en noviembre”. “Si nos impiden usar las cisternas que tenemos y no hay en este momento maquinaria suficiente con la que sacar todo el purín que se produce en las explotaciones el problema puede ser mucho peor, eso sí que podría convertirse en un problema ambiental importante. Sería peor el remedio que la enfermedad”, asegura Pérez Barreiro.
¿Cuánto purín se genera en Galicia?
Galicia produce anualmente unos 8,5 millones de metros cúbicos de purín (57% procedente de ganado vacuno, 35% de porcino y 9% de avicultura), aunque los cálculos oficiales varían notablemente. Según la Xunta, una vaca lechera estabulada produce al año 26 metros cúbicos de purín; sin embargo, el Ministerio reduce esa cantidad casi a la mitad (14 metros cúbicos).
Según los cálculos de la Xunta, una vaca lechera estabulada produce 26 metros cúbicos de purín al año
Óscar Pose, responsable del sector lechero de la organización Unións Agrarias, pide a la Xunta que corrija sus cálculos, recogidos en las Instrucciones Técnicas para la realización del Plan de Gestión de Deyecciones Ganaderas y Fertilización. “Los cálculos de aporte de nutrientes están mal hechos, la cantidad que se indica es mayor de la real, tanto lo que produce cada animal como la composición del purín y eso deriva en lo que se puede aportar a la tierra. Otras comunidades, como Cataluña, ya lo han corregido. Las granjas de porcino son las más afectadas por eso”, asegura.
Había soluciones técnicas más fáciles, como permitir el plato invertido (Óscar Pose, Unións Agrarias)
En cuanto a la aplicación de la norma a partir del próximo 1 de enero, Óscar Pose afirma que “es un canto a Cartagena”. “Hay que hacer cosas, pero no es viable económicamente para las explotaciones adquirir ese tipo de máquinas, que han triplicado su precio nos últimos dos años”, explica.
“Es una reglamentación hecha desde los despachos y que no ve la realidad del sector. Por eso no sirve que se aplace su cumplimiento; es necesario que se revise totalmente la norma porque no tiene ningún sentido. Hay que ver en primer lugar quién contamina, porque las explotaciones de vacuno que tienen tierras no son las responsables de la contaminación”, asegura.
No sirve que se aplace el cumplimiento de la norma, hay que revisarla por completo para ajustarla a la realidad
Desde UUAA proponen otro tipo de medidas, como por ejemplo cubrir las fosas que no están cubiertas, aplicar en las fosas productos que reducen las emisiones de amoniaco, fijar un calendario de aplicación del purín en función de las temperaturas ambientales y autorizar la alternativa del plato invertido como sistema para echar el purín en las tierras y praderas. “Hay que ponerle cabeza y plantear soluciones viables y realistas”, resume.
Oposición unánime a las plantas de tratamiento
Los productores de vacuno se oponen a la intención de la Xunta de crear una red de plantas de tratamiento de purines en Galicia, donde los ganaderos tendrían que pagar por enviar su purín a tratar y donde sería empleado como materia prima para generar electricidad y biogás.
“Nos parecen un despropósito las plantas de tratamiento de purines. Hasta ahora la experiencia de estas plantas es que funcionan solo si hay una inyección de fondos públicos muy elevada para cubrir los gastos de funcionamiento, pero cuando desaparecen esos fuertes incentivos al Kilowatio cierran. Pasó en Cataluña. Y aquí parece que vamos en el camino de repetir ese mismo error”, dice Isabel Vilalba, secretaria general del SLG.
“Esa es la consecuencia de apostar por un modelo equivocado. Si nosotros tuviésemos un modelo donde se priorizara lo extensivo y dotar de base territorial a las granjas, ya habría una merma de las emisiones”, añade.
Galicia produce anualmente unos 8,5 millones de metros cúbicos de purín (57% procedente de ganado vacuno, 35% de porcino y 9% de avicultura)
“La materia orgánica es un fertilizante esencial que tienen las granjas cuando se tiene un número de animales adecuado a la superficie. Otra cosa son las granjas que no tienen tierra, que es donde está el problema. En ese caso deja de ser un recurso importantísimo en un equilibrio con el suelo para convertirse en un residuo del que hay que hacer una gestión adecuada. El problema del Real Decreto es que no distingue entre esos dos modelos”, asegura Isabel.
El presidente de Agromuralla también defiende que “el purín hay que gestionarlo bien, pero no sobra”. “No hay exceso de nitrógeno en Galicia, solo hay que ver la cantidad de fertilizantes químicos que se compran cada año”, razona José Luis, que propone, en vez de plantas de tratamiento, mejoras en las instalaciones de almacenaje, como ampliar y cubrir las fosas de las explotaciones, y acuerdos entre granjas de pollos y cerdos que no disponen de superficie y ganaderías de vacuno, tanto de leche como de carne, que tengan capacidad para asumir ese purín en sus tierras.
Si sobra el purín, también sobran los lodos de depuradora; son debates que hay que abrir (José Luis Pérez)
«Los ganaderos no nos negamos a cuidar el medio ambiente; al contrario, ya lo hacemos, porque somos los verdaderos gestores del territorio. Pero hay una doble vara de medir, porque a las ciudades no se les está pidiendo la trazabilidad de sus residuos que se nos pide a los ganaderos. Nosotros no tenemos donde echar nuestro purín pero quieren que echemos los lodos de las depuradoras de las ciudades”, se queja el presidente de Agromuralla.
Un problema generado por la propia Administración
“El problema viene dado por la mala gestión de la Administración a la hora de organizar las granjas. Las explotaciones intensivas sin tierra de pollos y cerdos de zonas como A Limia o Rodeiro son un poco el problema. No les estoy echando la culpa a ellos, pero por unos vamos a pagar todos. Se dieron licencias y autorizaciones donde no se deberían haber dado. El del purín es un problema generado por la Administración que nos traslada ahora a los ganaderos”, se queja José Luis.
No está aún definido cuánto abono se va a poder echar por hectárea
UUAA considera una clara discriminación el hecho de que al vacuno de leche, responsable según los datos oficiales del 8% de las emisiones de amoniaco, se le obligue a una reducción del 40% de sus emisiones; mientras las granjas de porcino, que suponen el 20% de las emisiones totales de amoniaco, únicamente tienen que reducir un 8%.
“En Galicia no tenemos un problema general de contaminación y donde lo hay no se debe al vacuno, sino a la contaminación por acumulación de otras especies. Así que con esto no se va a solucionar el problema en esas zonas porque no está causado por las vacas”, afirma Óscar Pose.
Los despachos están cada vez más distantes del campo (Isabel Vilalba, SLG)
“Están poniendo unas condiciones que no son cumplibles. Es una evidencia más de una Administración más burocratizada y más distanciada de la realidad de las propias granjas. Los despachos están cada vez más distantes del campo”, asegura Isabel Vilalba.
Inversiones en maquinaria
La entrada en vigor de la prohibición de las cisternas de plato y abanico va a obligar a muchas explotaciones a adaptar su maquinaria o la externalizar los trabajos. Pero el problema es que la capacidad con la que cuentan las empresas de servicios y las cooperativas para acoger esa sobrecarga de trabajo con los parques de maquinaria actuales es insuficiente, sobre todo teniendo en cuenta que las épocas de echar el purín coinciden con momentos de cosecha y siembra, donde las empresas de servicio y las cooperativas tienen picos de trabajo importantes.
Las cooperativas no tienen aún una previsión de cuál va a ser la demanda real de los socios
“Desde las cooperativas se ha hecho un esfuerzo para poder ofrecerles a los socios ese servicio, pero no se sabe aún cuál va a ser la demanda real. En todo caso, los medios que en este momento hay para abordar la normativa en toda su dimensión desde el día 1 de enero son claramente insuficientes”, reconoce Higinio Mougán, gerente de la Asociación Gallega de Cooperativas Agrarias (Agaca), que aboga por una “aplicación paulatina de la norma”.
“Entendemos que tiene que haber cierta flexibilidad y producirse una larga implantación de la normativa; no puede ser de un día para otro”, reclama, puesto que “el sector no está aún suficientemente preparado”, dice. “No se ha explicado en detalle la norma a todos los ganaderos y los propios encargados de cumplirla no saben cómo les afecta y hasta dónde les afecta”, asegura.
No hay suficientes aparatos en el mercado y a precio razonable para que se pueda hacer una implantación inmediata
“Hay que ir poniéndole sentido a todo esto y va a llevar su tiempo. No hay suficientes aparatos en el mercado en este momento a precio razonable para que se pueda hacer una implantación inmediata. Pero además se añaden otros problemas que complican la situación, ya que muchas veces no hay tractores con suficiente potencia, esa maquinaria no entra en las fincas porque son muy pequeñas, tenemos caminos estrechos y complicaciones en los accesos a los pozos de purín en explotaciones antiguas. Esto es como exigir la digitalización sin tener ni siquiera cobertura de telefonía y mucho menos banda ancha”, compara Higinio.
Sentencia definitiva para las pequeñas granjas
Las granjas más grandes llevan años adaptándose a los nuevos deberes en materia de gestión de purines, metiendo en los planes de mejora el aumento de la capacidad de almacenamiento y la cubrición de las fosas, algo ya exigido en el caso de llevar a cabo ampliación del número de cabezas, y muchas cuentan con cisternas de mayor tamaño para echar el purín que sería viable adaptar para colocarles un sistema de tubos colgantes.
Son inversiones inasumibles que no se adaptan a la pequeña propiedad que hay en Galicia
Por eso, el problema se plantea sobre todo en las pequeñas granjas, con tractores de menor potencia y cisternas más pequeñas y antiguas, inservibles para los aplicadores. “Estamos en contra de que se exijan esas grandes máquinas, porque si reduces las emisiones por introducir el purín en el suelo pero produces más emisiones por quemar más gasóleo no has hecho nada”, razona la secretaria general del SLG, que aboga por analizar la medida con una mirada más integral.
Desde esa óptica, dice, “la implantación de grandes máquinas para la aplicación del purín mediante grandes cisternas arrastradas no es una solución, porque no se adaptan a la estructura de la propiedad que tenemos en Galicia y porque suponen mayor riesgo de compactación de la tierra y mayor uso de combustibles fósiles, por lo que se amplían las emisiones en vez de reducirlas”, concluye.
Triplicadas las ventas de cisternas e inyectores
José Ángel Millares, gerente de la empresa de maquinaria lucense Millares Torrón SL, reconoce que se está dando un incremento notable en la compra de cisternas y aplicadores para cumplir con la nueva normativa. “Se está notando incremento de demanda y de ventas. Del 2022 al 2023 el incremento de ventas de inyectores ha sido de un 300% en nuestro caso. Y este año que entra supongo que seguirá aumentando aun más”, prevé.
“La gente está muy expectante a ver si es verdad que se pone como obligatorio. Porque se lleva mucho tiempo hablando de lo mismo y los ganaderos no lo creen hasta que lo vean delante”, asegura. Las explotaciones no conocen tampoco las pendientes medias de sus fincas, por lo que no tienen claro el alcance real de la norma en determinadas comarcas, dice.
El incremento de la demanda se ha notado sobre todo hacia final de año, después de la convocatoria de las ayudas de la Xunta para maquinaria 4.0
El incremento de la demanda se ha notado sobre todo hacia final de año, después de la convocatoria de las ayudas de la Xunta para nuevas tecnologías, agricultura de precisión y digitalización de granjas, las conocidas como subvenciones Next Generation para maquinaria 4.0, que exigen la compra de cisternas con inyectores dotadas del sistema NIRS para analítica de nutrientes y composición del purín.
“La gente aprovechó para meter la cisterna con el inyector porque las cuantías de la subvención están por encima del 40%, dependiendo de la puntuación del solicitante. Hubo también alguna solicitud a través del Plan Renove del Ministerio e incluso a través de las ayudas de nuevas incorporaciones o planes de mejora, pero fueron las menos”, detalla José Ángel.
Sería algo lógico que de cara a 2024 hubiese una línea de ayudas específica para cumplir con el Real Decreto como la que hubo hace 12 años
Pero más allá de las líneas existentes este año, el gerente de la empresa lucense considera necesario que de cara a 2024 se habiliten ayudas específicas para cumplir con el Real Decreto. “Hace 12 años hubo una subvención específica de medio ambiente para cisternas en la que daban el 75%. La gente aprovechó para cambiar la cisterna y se vendieron inyectores cuando no se sabía lo que eran. Como no se exigía su utilización, después el inyector a veces acababa aparcado en el pajar, pero ahora es diferente. Sería algo lógico que ahora volviera a haber estas ayudas”, argumenta.
Cisternas a partir de 80.000 euros
Una cisterna nueva puede adquirirse a partir de 80.000 euros, dependiendo de su capacidad y equipación. La situación de los suministros también se ha ido normalizando, con un plazo medio de entrega que se sitúa hoy en los 4-5 meses, cuando esa espera llegó a ser de casi un año.
Hay un plazo medio de entrega en estos momentos de 4-5 meses, cuando antes llegó a casi un año
Una cisterna de 16.000 litros con inyector de 10 metros y medio de largo puede adquirirse por menos de 100.000 euros pero el responsable de Millares Torrón admite que está aumentando la demanda de cubas más grandes. “Estamos notando mucho el incremento de capacidades, se están pidiendo cisternas de 20.000 litros y algunas con 3 ejes incluso”, explica.
Estamos notando mucho incremento en la demanda de cisternas de gran capacidad
El precio para este tipo de máquinas, con inyectores de 15 metros de longitud, se sitúa entre los 170.000 y los 230.000 euros. A mayores, aclara, “estamos hablando de que precisaríamos un tractor de entre 250 y 280 caballos para mover esa cisterna”.
En cuanto a la instalación de tubos colgantes en las cisternas ya existentes, la adaptación de una cuba vieja puede situarse entre los 1.200 y los 2.000€ dependiendo “del tipo de cisterna, los enganches de los que disponga detrás y de si lleva brazos para la elevación del inyector o por el contrario va fijo”, indica.
En cisternas de menos de 10.000 litros no es rentable instalar inyectores
José Ángel aclara sin embargo que en buena parte de las cisternas que hay en Galicia, sobre todo de las que disponen las granjas más pequeñas, no es viable la instalación de los inyectores. “En muchas cisternas de 6.000 o 8.000 litros no es rentable porque se produce una descompensación de peso atrás”, explica.