Los cultivos de invierno se abren paso en Galicia. Dos son las razones principales: por una parte, a medida que las explotaciones van creciendo, sus necesidades de forraje aumentan; por otra, la PAC empuja hacia la implantación de técnicas de mejora y conservación del suelo, como lo es no dejar los suelos vacíos o sembrar especies mejorantes que fijan nitrógeno ambiental al terreno.
A la hora de diseñar su estrategia anual de cultivos y rotaciones, cada explotación tiene que tomar sus decisiones en función de sus características y de factores como la zona en la que se encuentra, la climatología, la tipología de las parcelas o el nivel de autosuficiencia forrajera de la ganadería.
La disponibilidad de semilla, que está siendo limitada en algunos casos este año, y su precio, que se ha incrementado notablemente debido a la alta demanda, ha hecho subir los costes de siembra en esta campaña, la primera tras la entrada en vigor de la nueva PAC, que apuesta por la rotación de los cultivos.
La climatología condiciona las siembras y también la producción final obtenida con las leguminosas, que son sensibles al encharcamiento y necesitan calor para crecer
La climatología condiciona en ocasiones las siembras y también el rendimiento obtenido cuando se labran leguminosas, pero especies como guisantes, altramuz, veza o tréboles anuales se están abriendo camino en las explotaciones gallegas por los beneficios agronómicos y nutricionales que aportan.
Conocemos algunas experiencias concretas:
“Este año no vamos a echar raigrás; sembraremos en todas las fincas una mezcla de varias leguminosas para enterrar”
La Cooperativa Agraria Provincial de A Coruña posee dos ganaderías (Granxa O Cancelo en Miño y Granxa A Esperanza en San Sadurniño), además de asesorar a otras explotaciones por toda Galicia.
La mayoría de las explotaciones lácteas gallegas intentan sacar el mayor provecho a la producción forrajera, siendo una de las posibilidades la rotación anual de cultivo de invierno y verano con aprovechamiento de las dos cosechas para ensilado, pero “no en todos los casos es posible, pues depende de las condiciones edafoclimáticas o de la superficie total de la explotación”, indican desde el equipo técnico de CAP Coruña.
No sirve para todos lo mismo; las cosas hay que verlas en directo en la explotación y estudiar cada caso
Por eso insisten en que “cada quien tiene que optar por lo mejor para su explotación, estableciendo una estrategia adaptada a las condiciones que uno tiene”, sin que sirvan recomendaciones generalizadas.
“El cultivo principal para nosotros es el maíz, por lo que este año ya no vamos a sembrar nada con raigrás, todo va a ir con una mezcla de leguminosas para enterrar. Este año vamos a hacer lo mismo o muy parecido en Miño y en San Sadurniño”, cuentan.
CAP Coruña lleva mucho tiempo trabajando con leguminosas en las fincas que no tienen cultivo en invierno
CAP Coruña lleva mucho tiempo trabajando con leguminosas para abonado en verde las fincas que no tienen cultivo en invierno. “En años anteriores hemos probado con guisantes, con vezas y con altramuces”, explican. La mezcla escogida para esta campaña lleva varias leguminosas, entre ellas trébol y altramuz, no con vistas al aprovechamiento forrajero sino con el objetivo de fijar nitrógeno.
El abonado en verde tiene un coste asociado, el de sembrar, triturar y enterrar, pero fijas nitrógeno, evitas la escorrentía y mejoras la estructura del suelo
“Estamos contentos y pensamos que es lo mejor para la tierra en comparación con dejar el suelo desnudo, porque abonas y mejoras la estructura y fertilización del suelo. Tiene un coste asociado, el de sembrar, triturar y enterrar, pero creemos que tiene más ventajas que costes, siendo a su vez una práctica que encaja en las nuevas medidas regulatorias en cuanto a la condicionalidad y los ecorregímenes de la nueva PAC”, argumentan.
“Sembramos una mezcla de raigrás, veza y trébol donde el 60% son leguminosas”
SAT O Palomar, de Láncara, tiene una superficie agraria de 206 hectáreas, 120 de ellas son de pradera permanente y el resto están enfocadas al cultivo de maíz. “Hacemos rotación en todas, no dejamos ninguna vacía”, destaca Odón Castro.
Como cultivo de invierno, llevan ya 9 años apostando por una mezcla de gramíneas con leguminosas, donde el 60% son leguminosas. En concreto, emplean dos tipos de raigrás (un raigrás inglés y un raigrás híbrido muy tardío) y tres leguminosas (dos tipos de tréboles y veza).
Quiero tener más elasticidad en el momento de la siega y no estar tan condicionado por el tiempo
“Quiero más elasticidad en el momento de la siega y no estar tan condicionado por el tiempo”, explica. Hacen un solo corte, entre la segunda quincena de abril y el 5 de mayo, dependiendo de cómo venga el tiempo.
“Vamos siempre al límite en producción, con cosechas de entre 16.000 y 18.000 kilos haciendo un buen presecado y alcanzando una media de entre el 14% y el 16% de proteína en el silo”, detalla.
Este año, en la campaña de ensilado de hierba en primavera, únicamente hicieron dos cortes en las primeras praderas sembradas, labradas a primeros de septiembre, para preservar la calidad del forraje. “Hicimos un primer corte en marzo con un 18% de proteína y otro en la primera semana de mayo”, cuenta.
Fue una excepción, ya que asegura que “no compensa hacer dos cortes, porque estás ensilando todo el tiempo y los gastos son mayores”.
“Para hacer abonado en verde, la semilla de nabo sale más barata porque lleva menos quilos por hectárea”
Ganxabar, la cooperativa formada por 8 explotaciones de las comarcas de O Xallas y A Barcala, sembró este año 850 hectáreas de maíz para ensilar en sus instalaciones de gestión conjunta de forrajes.
Una vez levantado el maíz, tienen previsto sembrar la mitad de la superficie con pradera para hacer silo de hierba en primavera y en la otra mitad de las fincas sembrarán una cobertura vegetal para enterrar como abono en verde.
“Siempre se echó algo para enterrar, pero no tanto. Cada vez son menos las fincas que quedan vacías”, reconoce Jesús Otero. “Antes sembrabas maíz y dejabas vacío en invierno para volver a echar maíz, pero eso ahora no se va a poder hacer. En esta zona se están dando ciertos cambios en ese sentido”, asegura.
E insiste en que la nueva PAC va a obligar a las explotaciones a cambiar algunas prácticas. “Antes trabajabas con mezclas pero no estabas pendiente de que tuviesen más del 50% de leguminosa”, ejemplifica.
El valor del ecorrexime no compensa el coste de la sementeira, pero es una práctica buena para el terreno
En su caso, han optado por el raigrás para las praderas y por introducir mezclas con leguminosa en el 10% de la superficie para cumplir con el ecorregimen de rotación de cultivos de la PAC.
En el resto de las fincas, en las que no han previsto hacer corte de hierba para ensilar, Ganxabar les echará nabos a la mayoría de las parcelas. “La semilla de nabo sale más barata porque lleva muchos menos kilos por hectárea, entre 8 y 10 kilos, cuando otras mezclas de leguminosas para enterrar pueden andar entre 25 y 35 kilos”, compara.
El valor del ecorregimen de rotación de cultivos con especies mejorantes, establecido finalmente en 68,64€ para las primeras 30 hectáreas y en 48,05 para las siguientes, “no compensa el coste de la siembra”, dice, pero “es una práctica buena para el terreno, independientemente de la PAC, porque estás abonando y mejorando el suelo”, defiende Jesús.
“Si lo quieres hacer bien y trabajar bien la tierra, te tienes que ir a una hectárea por hora, por lo que el coste del laboreo está entre 60 y 80€. A eso hay que añadir el coste de la semilla, que en el caso del nabo son unos 30€. Es decir, por menos de 100€/ha no consigues hacer la siembra”, calcula.
“Sembramos cereal con veza porque el rendimiento es altísimo y las calidades son buenas”
Ganadería Casa Barbeiro cuenta con dos granjas en la comarca de A Mariña, ubicadas en los ayuntamientos de Alfoz y Ribadeo, y trabaja unas 190 hectáreas de terreno. Excepto 30 hectáreas que labraron a comienzos de septiembre con una mezcla de wester con raigrás híbrido con la intención de hacer un corte de forraje a comienzos de noviembre, en las otras 160 hectáreas repetirán la mezcla por la que llevan años apostando: la de veza con cereal.
“El rendimiento es altísimo y las calidades buenas. Lo segamos con cinta, con las mariposas, y va el producto muy limpio, también porque no lo recogemos muy bajo. El año pasado hubo parcelas de muchas toneladas, en las que la hierba tenía más de un metro de alto, con proteínas medias de un 15% y pasando del 17% en alguna muestra puntual”, explica Juanjo Fraga.
Si se sega a principios de mayo es cuando se consiguen producciones extraordinarias, porque el crecimiento de la veza se produce fundamentalmente después de abril
Hacen un solo corte y procuran estirarlo lo máximo posible. “Lo cosechamos lo más tarde posible, para conseguir cantidad de forraje y que la veza esté mucho más desarrollada, porque el crecimiento de la veza se produce fundamentalmente después de abril. Si se deja la siega para finales de abril o principios de mayo es cuando se consiguen producciones extraordinarias”, indica.
Sementeira directa
Ganadería Barbeiro está apostando también por el mínimo laboreo, después de la compra este año de una máquina compuesta por cuba de purín y equipo de siembra directa, lo que les permite en una misma pasada ir enterrando el purin y labrando con strep-till y grada rotativa detrás.
La mezcla de semillas varía en función de la parcela de la que se trate y del tipo de veza, que combinan principalmente con trigo híbrido y algo con cebada híbrida. “Dependiendo de las vezas y del tipo de cereal vamos adaptando la mezcla y jugamos también con la humedad de las parcelas, porque la veza con la humedad no se lleva bien”, explica Juanjo.
La combinación habitual incluye un 60% de veza sativa y un 40% de trigo híbrido
Las combinaciones van desde un 60% de veza y un 40% de cereal en las fincas más secas a una mezcla al 50% en las más mojadas. El tipo de veza tampoco es siempre el mismo. “Si hay sativa, echamos sativa, pero está siendo difícil de conseguir. A mí me gusta más la variedad sativa porque tiene más digestibilidad y se aguanta mejor, aunque el comportamiento depende mucho del año”, reconoce.
En años climatológicamente adversos y parcelas muy húmedas acabaron usando el cultivo para abono en verde. “Algún año muy húmedo optamos por enterrar la leguminosa en vez de ensilarla, pasándole la grada de discos, y también vale, porque fija mucho nitrógeno y deja la tierra esponjosa para labrar el maíz”, argumenta.
“No hemos tenido que cambiar nada para cumplir con el ecorregimen”
Ganadería Barbeiro lleva muchos años apostando por la leguminosa con cereal en invierno frente a las gramíneas. “El raigrás para el manejo de la alternativa con el maíz es mucho más complicado, tienes que hacer varios cortes, requiere más abonado y te deja la tierra en mucho peor estado, porque queda más seca y más dura”, relata.
“Nosotros no hemos tenido que hacer ningún cambio para cumplir con la PAC, porque ya estábamos trabajando con leguminosas. Y ahora con el equipo de siembra directa más aún”, dice. A las ventajas ambientales se añaden las económicas, con una reducción en el gasto en abono químico, una de las estrategias que están siguiendo en los últimos años para mejorar la eficiencia de sus dos granjas, junto con el incremento de la producción de forrajes propios.
En invierno usamos el purín en cobertera en vez de abonos minerales
La compra de la nueva máquina para echar el purín persigue el objetivo de adaptarse a la inminente entrada en vigor del Real Decreto de Nutrición Sostenible de Suelos Agrícolas en el próximo mes de enero y, al mismo tiempo, lograr un mejor aprovechamiento del poder fertilizante del purín.
“En los momentos de siembra, tanto ahora como para echar el maíz, lo enterramos, y después en cobertera usamos un aplicador de tubo localizado con ballesta, que hace una hendidura de 3 cm de fondo en la tierra y lo va dejando por ese canal como si fuese con el disco. Es el único abono que le metemos al cultivo de invierno, no usamos abonos químicos”, cuenta.