“No podemos seguir produciendo cerdo para exportar a China, tenemos que ajustarnos a una escala nacional o europea”

Andrés Muñoz Rico, responsable de Soberanía Alimentaria de Amigos de la Tierra, nos explica la nueva campaña impulsada por la organización para fomentar la ganadería extensiva frente a modelos intensivos en la producción de carne

“No podemos seguir produciendo cerdo para exportar a China, tenemos que ajustarnos a una escala nacional o europea”

Andrés Muñoz Ricos, responsable del área de Soberanía Alimentaria de la organización Amigos de la Tierra.

En la Semana Mundial Sin Carne, que se celebra del 15 al 21 de junio, abordamos con Andrés Muñoz Rico, responsable del área de Soberanía Alimentaria de Amigos de la Tierra, la campaña impulsada por la organización bajo el lema Menos carne, mejor carne.

Además, la entidad está desarrollando una recogida de firmas, que entregarán el próximo 15 de octubre al Ministerio de Agricultura, y con la que solicitarán medidas de apoyo a las pequeñas explotaciones familiares con modelos extensivos y agroecológicos. Con él conocemos también las propuestas de la entidad para la ganadería de carne, así como su valoración sobre el actual sistema ganadero.

-Al margen de lo que ya se intuye con su lema, ¿en qué líneas se basa la campaña ‘Menos carne, mejor carne’ que estáis impulsando?
-Como indica el nombre de la campaña, se siguen dos líneas de trabajo. Por un lado, hay un consenso bastante unánime a nivel científico y sanitario de que en un contexto como el español existen un sobreconsumo de carne. Consumimos más carne de lo recomendable tanto desde el punto de vista de la salud, como del medio ambiente, ya que tiene impactos importantes, sobre todo cuando se trata de carne de origen industrial.

La segunda línea de trabajo de la campaña atiende a que este sobreconsumo de carne se basa en un producción de carne en grandes cantidades en sistemas industrializados. Reivindicamos otros modelos de producción de la carne basados en la ganadería extensiva y ecológica.

-Cuando se habla de una reducción de la ingesta de carne, ¿de cuánto se estima esta reducción?
-Ahora estamos trabajando para concretar estas cifras y esperamos aportar más datos en los próximos meses. Si bien, organizaciones internacionales e instituciones científicas y académicas como la Universidad de Harvard, hablan de que el consumo se debería reducir en un 50% en países como España, donde la tasa media se sitúa en torno a los 45 kilos de carne por persona al año, según los datos que maneja el Ministerio de Agricultura.

“En la producción de cerdo se están abandonando los modelos familiares, tradicionales de Cataluña, por sistemas industrializados que se expanden al resto del territorio”

No solo se trata de reducir la cantidad, sino de cambiar el tipo de carne de consumimos. Se ha comprobado que la carne procesada tiene altos impactos en la salud y que está relacionada con enfermedades como el cáncer, por lo que se desaconseja su consumo. La carne roja tiene unos impactos en la salud más importantes que los de la carne blanca, pero desde el punto de vista del medio ambiente su impacto es menor, dado el número de ganaderías que se encuentran en modelos extensivos o ecológicos.

La producción industrial de carne tiene un alto impacto, como se está viendo con la producción de cerdo en España. Cada vez más, se está sustituyendo ese modelo familiar, como el que era tradicional en Cataluña, por un sistema industrializado y que ahora se está expandiendo a territorios como Aragón, que ya está superando en producción a Cataluña, o a Galicia, donde cada vez está más presente.

“No podemos seguir produciendo carne para exportar sin tener en cuenta su impacto social y ambiental”

-¿Cómo debería de ser el ajuste en la producción?
-Tiene que darse un cambio del modelo de producción. No podemos seguir produciendo tanta carne para un modelo centrado en producir para la exportación, que se basa en fines claramente especulativos, sin tener en cuenta el impacto social y ambiental que provoca en el territorio. Para nosotros no tiene sentido seguir en esa dirección. Planteamos un reajuste del modelo productivo basado en un consumo sostenible a escala nacional o europea, pero no podemos seguir produciendo cerdo para exportar a China, carece de sentido seguir en esta línea.

-¿Hay sectores en los que se focalicen en mayor medida los esfuerzos para el cambio de modelo?
-En España, el porcino es uno de los sectores en los que en los últimos años se ha producido un incremento de la producción de carne de manera industrial sin tener en cuenta los impactos que genera, solo primando el beneficio de las empresas. Es un modelo que genera graves impactos a nivel ambiental como el consumo y contaminación de aguas, la generación de purines, la contaminación de la atmósfera por las emisiones de amoníaco. También está teniendo importantes impactos a nivel social, sobre todo en las zonas rurales donde se implantan grandes factorías de porcino, que destrozan la posibilidad del desarrollo sostenible de estas áreas y provocando que cada vez apetezca menos vivir allí, cuando proliferan estos modelos industriales. Todo ello se produce, además, con la connivencia y el apoyo de las autoridades locales y autonómicas.

“En la producción de carne es muy importante diferenciar entre modelos productivos”

Cuando hablamos de producción de carne es muy importante diferenciar entre modelos productivos. En España una de las grandes problemáticas de estos sistemas de producción industrial es la carne de cerdo y cada vez más la carne de pollo, que se está industrializando y volviéndose más similar al porcino. Por eso, ponemos más el foco en estos sectores y no tanto en la producción de carne roja, de bovino, ovino y caprino donde, aunque ha habido una tendencia también a la industrialización, todavía se mantienen a pequeña escala y asociados a modelos productivos de corte familiar con modelos extensivos y de pastoreo que tienen, además, enormes beneficios, como el fomento de la biodiversidad del hábitat.

-En vuestra petición inicial al gobierno, exigíais prohibir la ganadería industrial. ¿Por qué veis necesario eliminar completamente este modelo?
– Defendemos la eliminación de la industrialización del modelo alimentario porque no va en beneficio ni de las personas que producen los alimentos ni de los consumidores. En el caso de la carne, el modelo de producción industrializado que se ha fomentado en las últimas décadas no tiene ningún beneficio para la mayoría social por lo que demandamos, o bien, que se prohíba o, en algunos casos, una moratoria, que al menos dejen de concederse licencias para este tipo de explotaciones industriales. Necesitamos que se revise y evalúe el estado actual del sector para decrecer y caminar hacia un modelo más sostenible y ajustado a una escala nacional, que debiera ser el que primase.

-Uno de los argumentos que se esgrimen para mantener la producción intensiva es su rentabilidad económica y la necesidad de producir a menores costes y en grandes cantidades para abastecer la demanda existente. ¿Podrán los modelos en extensivo y agroecológico ser una solución efectiva para la atender la demanda, aunque esta se reduzca?
-Estamos viendo que los modelos de producción más intensivos e industriales, por ejemplo en el caso del porcino, dejan de ser rentables para la persona que lo produce, ya que la mayoría tienen una producción integrada. De esta forma el ganadero deja de ser un gran productor para pasar a ser un mero eslabón en una cadena de producción, sin capacidad en la toma de decisiones. Es la empresa propietaria la que cede los lechones, le proporciona la alimentación y finalmente comercializa el producto, por lo que el ganadero no tiene mayor beneficio económico que una cantidad fija que se establece.

“Los modelos de producción más intensivos e industriales dejan de ser rentables para el ganadero”

Ahora mismo estamos viendo una reducción de las exportaciones de porcino a China, ya que parece que han conseguido atajar la peste porcina africana que les estaba afectando. Sin embargo, los modelos que apuestan por una ganadería extensiva o ecológica, como en el vacuno, no se ha visto esta reducción en el consumo. Además, son productos que se defienden mucho mejor en cuanto a sostenibilidad económica, ya que tienen mayor valor añadido. Así es que, para nosotros esa defensa de los modelos industriales desde un punto de vista económico no es real.

-Una de vuestras reivindicaciones pasa por introducir cambios en los criterios de la PAC. ¿Qué modificaciones reclamáis?
-El modelo actual de la PAC beneficia a los grandes productores en detrimento de los pequeños productores y las ganaderías familiares. Reivindicamos que se vayan dejando atrás los pagos directos y se apueste por modelos que favorezcan la ganadería extensiva y ecológica. Recientemente se han presentado en Europa las estrategias de Biodiversidad y Del Campo a la mesa, que en algunos elementos establecen ya enfoques que pueden favorecer esta transición a un sistema agrícola y ganadero más ecológico. Demandamos al Ministerio que se sitúe en esta línea y no que perpetúe un modelo que solo beneficia a las grandes producciones, en lugar de los pequeños ganaderos.

-¿Cómo planteáis esa transición hacia modelos más extensivos para los ganaderos que han asumido grandes inversiones para la construcción e instalación de nuevas granjas en sectores como el porcino o el avícola?
-Las medidas de las administraciones públicas deben ir encaminadas a incentivar esa transición, al igual que se están planteando en otros sectores. Los esfuerzos deben encaminarse hacia los pequeños productores de manera que las ayudas puedan favorecer el cambio de modelo. Si seguimos incentivando el modelo industrial y a los grandes productores esa transición no va a llegar a producirse. Sobre todo es muy importante que nadie se quede atrás, en especial los pequeños productores.

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“En Galicia aún hay un modelo de ganadería muy vinculada al territorio por el que se debe seguir apostando”

-¿Qué valoración hacéis del actual sistema ganadero gallego?
-Tanto en Galicia como en la Cornisa Cantábrica hay aún un modelo de ganadería muy vinculada al territorio, un modelo por el que se debe seguir apostando. También vemos el riesgo y la pulsión hacia un aumento de escala y una tendencia hacia una cierta industrialización derivado de la presión económica. Creemos que las autoridades no deben apostar por esa línea sino por un modelo más ligado al territorio, intentando buscar sistemas extensivos y más vinculados a una producción de tipo ecológico. Creemos que los modelos tradicionales en Galicia son una alternativa que hay que defender y por la que hay que apostar.

-¿Qué propuestas contempláis para la ganadería de carne gallega?
-Es fundamental que las administraciones públicas pongan en valor los modelos extensivos que hay en vacuno de carne, ovino y caprino, frente a otros modelos más intensivos e industriales. Es muy importante diferenciar el modelo productivo y ponerlo en valor.

“El consumidor tiene que saber el valor social y ambiental asociado a la carne producida en modelos de extensivo y agroecológico”

A nivel de comercialización esos productos también tienen que tener un valor añadido, de manera que el consumidor, cuando los adquiera, sepa también el valor social y medioambiental asociado a ese producto. Hay que hacer un mayor esfuerzo para visibilizar esos valores de cara al consumidor y que tampoco compitan en desigualdad de condiciones.

-En el caso gallego, ¿en qué creéis que debe incidirse en mayor medida?
-Nos preocupa la proliferación de la ganadería industrial asociada al porcino en Galicia. Estamos viendo como cada vez están ganando terreno frente a otros modelos más asociados al vacuno y ligados al territorio.

-Precisamente esta misma semana ganaderos de vacuno de carne en Galicia se manifestaban para exigir soluciones ante el bajo precio y las dificultades que están teniendo para dar salida a su producto, la mayor parte de ellos en explotaciones de extensivo. ¿Qué está fallando para que se siga con esta problemática?
-Se está viendo como la gran distribución, en esta situación de crisis sanitaria y económica por el Covid-19, ha incrementado los precios en la venta final sin tener esto una repercusión en los precios que reciben los productores. Claramente el gran peso que tiene la distribución en la cadena de alimentación desvirtúa por completo el precio justo que deben recibir los ganaderos. Creemos que en estas cuestiones el Ministerio tiene mucho por hacer.

Por otro lado, en el caso del vacuno las administraciones también tienen la responsabilidad de evitar que se llegue a generar una competencia desleal, sobre todo con productos que vienen de otros países, como el caso del tratado de Mercosur, que va a suponer la apertura comercial a una gran cantidad de carne de vacuno y que afectará al precio y a la comercialización de vacuno producido en España. Es una gran contradicción por parte del Ministerio fomentar esas prácticas desleales cuando aquí tenemos productos de enorme valor nutricional y ambiental.

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